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JUNGKOOK

Tenía que ir al maldito trabajo, con pensar en eso nada más ya me sentía molesto. Respiré hondo y salí de la cama. Pero me quedé quieto y maldiciendo.

¡Mierda! tenía los trajes de Jonsuk en la habitación de Shayni, el que traía ayer me lo dio él para poder llegar a casa y que ella me viera de ese modo tan aburrido vestido.

Recordé con una sonrisa que fui a ver a Layla antes de llegar a casa, es cuando me llamó porque se le había averiado el coche. Estábamos disfrutando en la cama, no podía dejar a una mujer tan caliente por esa tontería.

Layla la conocí durante un viaje a Europa y ya nos habíamos visto varias veces, cuando me dijo que vendría a Seul no me lo pensé dos veces, también me interesaba porque no quería nada serio conmigo, eso es lo que ella me decía.

Miré mi cuerpo y me di cuenta que solo tenía los boxer puestos, yo no usaba nunca pijama pero es que tampoco tenía ninguno para ponerme, bueno después de todo ella no lo vería raro, a mi hermano lo tendría más que visto desnudo. Teníamos el mismo cuerpo, siempre lo habíamos tenido.

Así que fui a su dormitorio y entré despacio, para mí suerte se estaba duchando, abrí la puerta del armario y empecé a coger uno de los malditos trajes. Odiaba vestir de ese modo. Echaré de menos mis pantalones rasgados y mi chupa de cuero, montar en mi moto y hacer lo que me diera la gana en todo momento. Pero si quería tener el maldito dinero tenía que hacer las cosas según lo acordado.

—Vaya que alegría de verte —volví mi cuerpo de pronto y Shayni me miraba con cara de enfado.

Llevaba una pequeña toalla liada a su cuerpo y había dejado su pelo castaño suelto. La paseé con mis ojos y era un puro deseo para cualquier hombre. Tragué fuerte ante lo que tenía delante.

Se acercó a mí y yo retrocedí un poco al sentirme algo violento, estábamos prácticamente casi desnudos los dos.

—¿Ahora resulta que me tienes miedo? No puedo creerlo —se volvió a acercar de nuevo y palmeó mi pecho, iba a decir algo pero se quedó mirando donde había puesto su mano.

¿Que le ocurría?

—¿Desde cuando estás tan duro aquí Jonsuk?

Volvió a poner sus manos en mi pecho y me acarició, yo cogí sus manos y se las separé, quedé con ellas cogidas y la miré un poco nervioso. Me estaba poniendo en aprietos, yo era un hombre y ella una mujer, una muy hermosa había que reconocerlo.

—No te entiendo, no sé lo que ha ocurrido en tu viaje para que ya no quieras ni que te toque.... no duermes conmigo y encima tu comportamiento de anoche fue un desastre.

Lo que me faltaba, me estaba regañando, por eso no quería yo una mujer a mi lado.

Solté sus manos y sin hablarle me dispuse a salir de su habitación. De pronto cuando casi había alcanzado la puerta de salida sentí sus manos rodear mi cintura. Se pegó a mí por detrás, su cuerpo estaba pegado al mío, sentí un escalofrío recorrerme de arriba abajo.

—Yo te quiero cariño y yo sé que tú también me quieres a mí —lo decía triste— seguro lo estás pasando mal con el trabajo pero yo te ayudaré.

Se soltó y se puso frente a mí, tenía sus ojos rojos. Era tan hermosa....joder tenía que salir cómo fuera, me iba a meter en problemas.

Se puso un poco de puntillas y rodeó mi cuello con sus manos. De nuevo puso una cara pensativa.

—¿Has crecido? Tengo que estirarme un poco más que antes —¡madre mia! Era solo dos centímetros más alto que mi hermano, parecía un sabueso ésta mujer, que era lista no había duda.

—Tengo que ir al trabajo Shayni porfavor déjame salir —le dije todo correcto a ver si así me soltaba.

Entonces me di cuenta que me iba sin el traje, me estaba confundiendo con sus tonterías.

Estaba en esos pensamientos y se abalanzó y me besó sin yo esperarlo.

Yo me quedé quieto por la impresión, pero al sentir sus labios pasear los míos recordé el beso que nos dimos en el pasado. Fue jodidamente atrayente ese día igual que lo era en éste momento.

Cogí su nuca con una mano y su cintura con la otra, la apreté con fuerza a mi cuerpo. Abrí con mi lengua sus labios para jugar con la suya, la besaba con todas mis ganas. Ella intentó separarse del beso cuando notó la intensidad de mi acción pero yo no la dejé. Cuando se vio pérdida se unió a mi desesperación torpemente y la sentí hasta jadear un poco. Era perturbador oírla ahogar en mi boca sus gemidos por no poder abandonar el beso. Tuve que dejarla ir porque necesitaba respirar. La solté y la miré, tenía sus ojos muy abiertos, su respiración era bastante agitada y se tocaba sus labios que estaban todo rojos y algo hinchados.

—Jonsuk —cogió aire para seguir hablando— ¿Qué ha sido...cómo....no sé ...

No terminaba de decidir que me iba a decir. Yo por un momento me pareció algo graciosa, no sabía del sexo salvaje, seguro mi hermano era un bueno para nada en eso, que lastima no poder enseñarle lo que podía hacerla disfrutar, pero bueno eso nunca podría ser, era mi cuñada, aunque lo estaba deseando porque verla virgen en ese aspecto me hacía querer experimentar con ella todo lo que yo sabía hacerle a una mujer.

Me fui de nuevo hacia el armario y cogí un traje gris marengo y una camisa blanca, me volví y le di un beso en su mejilla.

—Iré al trabajo que tengas un buen día —ella no decía nada, se quedó en silencio y asintió sin más, salí y fui para cambiarme para ir a mi primer día de trabajo.

Profecía JK II. Salvación ( + 18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora