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JUNGKOOK

Recorrí mi dedo desde la altura de su pecho hasta llegar a su vientre. Rodeé su ombligo con la yema y un gemido se le escuchó después de arquear su espalda.

—Estoy cansada Jonsuk.

Fui a su oído y le susurré.

—¿Cómo es que me llamaba? No se preocupe que su marido no lo sabrá señora Jeon, no se enterará que lleva follando toda la noche con otro hombre —volvió a arquear su cuerpo.

Besé su lóbulo para luego morderlo.

—Eres una mujer jodidamente espectacular, estar dentro de tí es para mí el infierno puro por lo caliente que estás ahí dentro —se retorcía debajo de mí por las palabras que me escuchaba decir.

Acercaba a mí sus caderas para sentirme más cerca de su sexo, se rozaba con mi polla y cerraba los ojos para sentir el placer que yo le proporcionaba.

—Shayni me vas a volver loco, tan pequeña y tan grande a la vez, al final harás conmigo lo que te dé la gana.

Y me hundí en ella, volví a saborear su interior que estaba endiabladamente caliente, mis sentidos los atrapaba y me hacía sentirme completo.

—Me haces sentirme ansioso por poseerte a todas horas —le clavé mi polla más profundo y gemimos los dos con ganas y con furia a la vez.

—Di el nombre que tanto me gusta escuchar —le dije entrecortado y mordí su cuello perfecto, su piel estaba húmeda por lo agitado de la noche.

—Jungkooook

Gimió mi nombre y me hizo querer derramar mi deseo en ella, no tener que usar protección por cuidar ella de eso era también algo nuevo para mí, era con la primera mujer que mi polla caliente sentía plenitud, estaba libre dentro de su cuerpo, dentro de su bella intimidad.

—Te deseo últimamente demasiado, me da miedo en lo que se está convirtiendo ésto —le dije sobre sus labios, nuestro aliento se juntaba uno con el otro.

Movió sus caderas y volvió mi cuerpo, estaba encima de mí y pude admirar su pelo suelto y alborotado, sus mejillas de un rojo intenso por el calor que emitían nuestros cuerpos, sus labios hinchados y húmedos por mis besos despiadados y sus ojos cerrados disfrutando de lo que yo le entregaba.

Toqué su pecho que me lo había dejado a mi merced, su bonito pecho que votaba levemente cuando ella se movía despacio sobre mí.

—Dime que me deseas más desde que llegué de ese pequeño viaje...dilo Shayni —quería que me dijera que lo había notado, que yo no era como mi hermano.

—Sí te deseo más que antes —pasó sus manos por mi pecho y presionó para poder moverse mejor.

Hundí la cabeza en la almohada por sentir un enorme placer, puse mis manos en su cintura y le ayude con sus movimientos circulares.

—No quiero que haya un mañana, no quiero que desaparezcas de mi vida nunca —la volví de nuevo y la penetré con más fuerza que antes.

—Me moriré de un momento a otro, creo que lo haré —dije echando mi cabeza hacia atrás.

Los espasmos en mi vientre eran descomunales, ya no podía más, era el cuarto polvo de la noche y creo que iba a ser el mejor.

—¿Estás preparada? Pequeña vámonos los dos a la vez, regálame tu orgasmo, dámelo Shayni.

Gritamos desesperados en un orgasmo largo y agotador. Caímos rendidos sin poder siquiera desenredar nuestros cuerpos el uno del otro.

La abracé a mí con fuerza.

—Duerme pequeña te lo mereces —le dije y le di un beso en su frente.

Ella se acurrucó a mí de tal forma que movió algo dentro de mí. Algo que nunca se había movido y solo ella había conseguido. Nos quedamos dormidos y agotados.

Abrí mis ojos y sentí la presión del brazo de la mujer que me había hecho disfrutar de la mejor noche de mi vida.

Lo tenía puesto en mi pecho y despacio se lo retiré, salí despacio y vi en el desastre que estaba mi cuerpo. Olía a sexo por todos lados.

Me metí en la ducha y quité toda evidencia de la noche tan fogosa que había pasado. Mientras enjabonaba mi pelo sonreía pensando en Shayni y en la calor que emitía su cuerpo que me hacia enloquecer.

De pronto pensé en mi hermano, cómo pudo buscar en otra lo que a su mujer le sobraba. Era una mujer bonita, trabajadora, con un genio que me gustaba y encima un deseo ardiente.

Salí de la ducha, sequé mi cuerpo y me vestí en silencio. Había quedado tan agotada que ni se movía.

Llegué hasta ella y besé con cuidado su frente, la observé por un momento y salí fuera para irme al trabajo.

Llegué y Adele estaba en su mesa, tendría que despedirla, no sé porqué la dejé ser mi secretaria.

—Hola señor Jeon, ¿Cómo ha pasado la noche? Me dijo de forma sexi.

—Si le contara no me creería así que dejemos ese asunto —le dije con una sonrisa interior recordando todo.

—¿Está bien su esposa? —no me gustó su tono.

—Estupenda ¿Porqué lo pregunta?

—Por nada, solo era una pregunta sin más.

No sé porqué no me pareció normal, la dejé allí y entré a mi despacho.

Fue entrar y Yoongi venía detrás de mí, miró mi cara y frunció el ceño.

—Traes hoy un aspecto de felicidad que ni es propio en tí, siempre estás cansado y arto de venir al trabajo —me dijo serio.

—La vida cambia y la vida que me han prestado a mí es jodidamente atrayente, nunca pude imaginar que existieran mujeres cómo Shayni.

—Cuidado Jungkook que es la mujer de tu hermano —ya jodió Yoongi mi alegría.

—Lo sé no tienes que decirlo.

Me enfadaba esa parte, ya no podía asimilar que algún día mi hermano pudiera poseerla con más derechos que yo.

¡Maldita sea! Te odio Jonsuk...........

Profecía JK II. Salvación ( + 18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora