CAPITULO 8

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Los días pasaban y el comportamiento repentino de Naruto todavía hacía sospechar a Kakashi que siempre esperaba un ingreso inesperado de su esposa o reclamos de la profesora pero nada de eso estuvo durante esos días.

Sus notas subieron y el amor entre madre e hijo creció más, ya parecían una familia completa antes que comenzará la tragedia de hace algunos meses. Aún así, las sospechas no la dejaban a un lado y no esperaba que en cualquier momento Naruto volviera a ser el niño desobediente.

— Naruto —lo llamo cuando entro a la sala— ¿No tienes tareas?

— No —negó mientras seguía jugando en su tablet.— El viernes la termine por la tarde.

— ¿Quieres ir a ver a los abuelos?

El silencio se apoderó del lugar y después un grito de felicidad resonó haciendo que Kakashi se estremeciera y unas cuantas tazas vigentes se movieran.

— ¡Vamos! —grito— ¡Iremos donde el abuelo!

Hasta por último tuvo que taparse los oídos por el grito fuerte que pegó su hijo, sabía cuánta ilusión le hace para ir a ver a sus abuelos y darle esa noticia le encantaría como no tenía idea.

La emoción de Naruto no podía parar con nada, dejo su tablet y en ese mismo instante alistó sus maletas guardando muchos juguetes y muy poca ropa.

— Plan de último momento —dijo Rin entrando a la sala.— Y Naruto está muy feliz.

— Sabes cuanta ilusión le hace, desde hace mucho que no lo ve.

Rin sonrió y acercó a su esposo para darle un beso, y después subió las escaleras para ayudar a su hijo a empacar. Kakashi no sabía como sentirse: feliz, alegre, contento, después de mucho que ya había pasado. Suspiro y siguió con el trabajo de esa tarde que sería la última hasta que regrese de viaje.

Demoraron alrededor de horas en estar buscando lo indicado para el viaje. Naruto buscaba algo que Rin no podía saber y solo le decía que eran para sus abuelos. Rin alistó maletas suyas con la de sus esposos.

Llegó la noche y Naruto fue el primero en irse a la cama, o bueno, quedarse dormido en el sofá mientras charlaba con su padre acerca de sus abuelos. Kakashi lo tomo en sus brazos con mucho cuidado y subió hasta la habitación de su hijo.

Rin se encontraba allí, preparando otra maleta de Naruto para el viaje porque una estaba llena de juguetes. Ayudo a Kakashi a acomodar a Naruto en la cama y con un beso de buenas noches se despidieron del niño quien entre ronquidos pronunciaba la palabra “mamá”.

— Está soñando —dijo Kakashi dirigiéndose a Rin cuando se apartó de Naruto— y contigo porque te llama.

— Supongo. —Rin rió.

— Es algo muy bueno. —Kakashi suspiro.— Y mañana sería un largo día.

Kakashi miro a Rin que seguía empacando la ropa de Naruto y se acercó para darle un pequeño beso en la frente. Rin volteó hacia su esposo muy desconcertada y este salía de la habitación de su hijo sin decir nada. Después sonrió y miro a Naruto.

— Lo estás haciendo bien... Naruto.

Ella siguió empacando y luego salió de la habitación de su hijo volviendo a sonreír, y darle un beso de agradecimiento a Naruto.

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El sábado por la mañana, Iruka abrió a su local con un poco de estrés encima. Era fin de semana y era común que sus clientes llegarán con más personas o con sus familias para desayunar. Antes de que ocurriera, llamo a su amigo para que lo ayudara por un par de horas.

¿Mamá? | KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora