CAPITULO 20

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Pasaron semanas, donde Naruto llevó una recuperación excelente y parecía que nada le quitaría la felicidad que contenía al ver a su madre y padre juntos, cocinando o jugando con él. Pero una mañana, Kakashi recibió una llamada que no esperaba.

Kakashi llegó al Departamento Jurídico con su abogado, Iruka, y su hijo. Trató de explicarle a Naruto que solo les tomarían un tiempo y después regresarían a casa junto a Iruka. Pasaron horas y en esa sala todavía seguían en discusión.

Iruka podía oír los gritos de esa sala, incluyendo a la esposa de Kakashi. Naruto se aferraba a él con fuerza, cada vez que escuchaba la voz femenina. Hasta que escuchó el último golpe del mazo y las palabras que nunca quiso escuchar.

— ¡La señorita ha decidido que la custodia de Naruto Hatake Nohara, durante el divorcio, será dada a su madre, Rin Nohara, y después que esté completada, la custodia será compartida o dependa de como quiera el representante. Se levanta la sesión!

Iruka miró a Naruto con angustia y, por última vez, lo levantó y lo abrazó. Naruto quedó confundido, pero al ver que la puerta de la sala que ingresó su padre, y ver salir a "su madre", se aferró a Iruka lo más que pudo.

Policías salieron junto a Rin y ella les señaló quién era el niño, ellos se apresuraron y agarraron al niño, arrancándolo de los brazos de Iruka, que solo se quedó con los brazos extendidos. Naruto, como en cámara lenta, vio cómo era arrebatado de los brazos de su madre, quiso volver a tomar la mano de él que seguía extendida pero solo se tocaron las yemas de sus dedos, separándolos aún más.

— ¿Mamá? —dijo Naruto en voz baja cuando vio alejarse a su madre— ¡Mamá!

El miedo comenzó a apoderarse de Naruto y en un intento desesperado de querer regresar a ese calor que sintió hace unos segundos, empezó a moverse, intentando soltarse de esos policías, pero era en vano. Miró de nuevo a Iruka, que seguía con las manos extendidas esperando que regresara, él también extendió sus manos para poder alcanzarlas, pero la distancia era cada vez más grande.

— ¡Mamá! —gritó nuevamente, al ver que sus manos no alcanzaban las de Iruka— ¡Mamá, no me abandones! —veía que se seguía alejando y sus lágrimas empezaron a caer— ¡Prometo que me comeré las verduras! —aún más— ¡Tomaré las pastillas! —ya estaba lejos— ¡También dejaré que me pongan vacunas! —y antes de dar el giro del adiós, gritó con toda la fuerza que le quedaba— ¡Mamaaa!

Iruka bajó lentamente sus manos, sintiendo un peso abrumador en su pecho, y se cubrió el rostro, tratando de contener las lágrimas. En su corazón, comenzó a sentir un vacío intermitente y un sentimiento inexplicable, llenándolo con una sensación abrumadora. Nunca antes había experimentado ese dolor tan agudo que parecía cortarle el aliento.

Todos los que estaban cerca presenciaron ese momento tan desgarrador y miraron con desprecio a la señora, presunta del acto tan terrible que se vivió hace unos segundos. Los murmullos eran más evidentes que el abogado de Kakashi tuvo que acercarse a Iruka y sacarlo del departamento para que tomara aire.

Kakashi, quien también presenció todo el acto y vio que su exesposa parecía disfrutarlo, la tomó del brazo con fuerza, haciendo que los presentes emitieran un sonido de terror. Ella volteó y él pudo ver esos ojos que no tenían ninguna pizca de arrepentimiento.

— ¿Por qué hiciste esto? —cuestionó Kakashi con un tomo muy serio— ¿Tienes idea de lo que acabaste de hacer? ¿No solo podías esperar a que pudiera explicarle a Naruto todo esto?

— No. —contestó Rin, soltándose de su agarré— Y no me importa.

— ¡No te importa! —gritó Kakashi, volviendo a llamar la atención de los demás.

¿Mamá? | KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora