Capítulo 10. El Partido De Fútbol

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Un grito ahogado brotó de los labios de Cora cuando sintió como algo se impactaba contra su cabeza

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Un grito ahogado brotó de los labios de Cora cuando sintió como algo se impactaba contra su cabeza. A causa de la impresión pestañeó repetidamente para recuperar la lucidez sólo para descubrir que era el libro de Orgullo y prejuicio el que se había estampado sobre su cara. Había olvidado que se había metido a la cama y tenía sobre su frente una toalla de manos húmeda para aliviar la frente, pero fue su terquedad la que quiso hacerla seguir despierta para leer.

No tenía voluntad suficiente como para estarse despierta para la tarea de química, pero si para leer cuarenta páginas de una novela de Jane Austen.

Suspirando, Cora cerró el libro y lo dejó a un lado de su cama para acto seguido quitarse el paño húmedo y tocarse con el dorso de sus manos las mejillas. Estas ya no estaban calientes, lo cual quería decir que era una buena señal.

Después de lo que fue un encuentro desastroso en la casa Gilbert, Cora había escapado de ahí y no detuvo sus pasos ni siquiera cuando volvió a su casa. Su padre se estaba tomando una ducha, por lo que no le supuso ningún problema escabullirse a su habitación para encerrarse ahí y leer un poco, buscando una forma de despejar su mente perturbada por todo lo que había sucedido esa noche.

Había descubierto que Damon y Stefan estaban emparentados. Más que eso, eran hermanos. Elena tenía oficialmente una relación con Stefan, Caroline era novia de Damon, y estaba segura de que a partir de ese día Caroline y ella eran enemigas. Pero no se arrepentía de ninguna de las palabras que dijo esa noche. Tyler Lockwood era un imbécil. Ella lo había visto ese día cuando le lanzó el balón a Stefan con la mala intención de golpearlo. Además, tenía la palabra de Cedric, quien lo conocía desde hace más tiempo. El pelirrojo juraba que Tyler era el mayor imbécil de todo el pueblo, y ella le creía.

Si Caroline era demasiado vanidosa como para no ver más allá de su nariz como para ver la verdad, no era culpa de Cora, y mucho menos tenía por qué disculparse por ello.

Pero eso no era necesariamente lo que tenía su mente en conflicto, sino lo que había sucedido con Damon y Stefan.

Ambos eran hermanos, pero había una especie de resentimiento entre ellos que se atribuía a dos chicas que ambos amaron, y ambas escogieron a Stefan solo para que después la muerte llegase y se las llevara a ambas en sucesos horripilantes. Si bien era verdad que las dos chicas que enamoraron a los hermanos Salvatore no eran lo que se podía sentir santas de devoción, nadie merecía el destino que ellas sufrieron. Morir en un incendio, o asesinada por un asaltante para ser abandonada en un callejón, eran muertes horribles que ninguna mujer u otra persona merecía.

Entendía en parte porque Damon podía odiar a Stefan, pero su hermano menor no tenía la culpa de que dos mujeres lo hubieran elegido a él. Stefan no estaba al tanto de los juegos de Katherine y de Estella, él no les dijo a ambas que les mintieran y usaran como juguetes sexuales. Era claro que hubo sexo, al menos con Damon era seguro. Por cómo describieron a Estella era claro que ella era incapaz de dar su corazón sin recibir placer sexual. Fue una mujer materialista, fría, egoísta, vanidosa, y que abuso de su fama para el engañar a los dos hermanos sólo para después romperles el corazón.

𝐒𝐀𝐏𝐏𝐇𝐈𝐑𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 》the vampire diariesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora