Capítulo 27. Amores Del Pasado

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27 DE MAYO1994

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27 DE MAYO
1994

Se escuchaba una canción en Francés por toda la casa de los Shade. Parecía ser de un musical. Los padres de Lydia siempre amaron los musicales, pero ella fue la excepción a ello, de hecho, los detestaba. No entendía el atractivo por ellos. No obstante, parecía qué su pequeña bebé, Cora, cayó en su encanto, pues era con lo único que ella accedía a dormirse. Las canciones infantiles y de pop la hacían llorar, más los musicales la mantenían mirando el techo con sus pequeños y brillantes ojos azules hasta que estos empezaban a cerrarse, y finalmente sucumbía a los brazos de Morfeo.

La joven Lydia, de veinte años de edad, bajó el volumen del estéreo y miró con el corazón pleno de dicha hacia la cuna donde dormía su pequeña, la cual había cumplido hace cinco meses un año de edad. Hace un año que ella había dado a luz a una bebé que ella no había esperado, y aun así, al mirarla, comprendía que su vida ahora era protegerla, cuidarla, amarla, porque si antes llegó a estar confundida respecto a quien era su verdadero amor, ahora sabía que Cora lo era. Eran ellas dos, solas contra el mundo.

Miró entonces el reloj en forma de luna nueva que descansaba colgado sobre la pared, por encima del marco de la puerta. Las seis de quince, y Cora apenas se había dormido. No era como si ella fuese una niña problemática. Usualmente Cora acostumbraba a dormirse a las diez de la noche, y despertaba a las cuatro para pedir leche y cambio de pañal y dormir inmediatamente. Pero esa noche estuvo más inquieta, y aunque era poco probable, Lydia sospechaba que se trataba por la ausencia de su padre, quién se había ido a acampar.

Después de un año, donde solo se dedicó a la crianza de Cora y en atender a Lydia, Harry y André retomaron sus escapadas de fin de semana mensuales al bosque para acampar y así tener tiempo para ellos, y más ahora considerando la nueva faceta de la paternidad, que era como tener un segundo trabajo que exigía más tiempo del que él tenía.

Los padres de Lydia no aprobaron esto, ya que dijeron que un padre debía estar siempre, y más aún como esposo, pues ella no podía sola con la casa, la criatura, la vida social y en buscarse un hueco para descansar. Sin embargo, ella pidió ayuda de sus padres, y éstos accedieron inmediatamente, sorprendiendo a Lydia al mostrarle que transformaron su habitación en una para ella y Cora, para que así se hicieran compañía mutuamente, y de requerir apoyo, ellos irían encantados para atender a su nieta. Pero Lydia insistió el arreglárselas solas. No quería ayuda con la maternidad, aunque algunas cosas eran nuevas para ella. Quería ganar experiencia, tropezar para así saber que hacer la próxima vez.

Jamás se hubiera imaginado que la maternidad le sentaría mejor de lo esperado. Fue como despertar de un largo sueño y descubrir que ese era el propósito de su vida. Y era feliz. Tenía una bella hija sana y risueña, un maravilloso esposo, amigos increíbles que estaban ahí para ella, y el apoyo de sus padres. No le faltaba nada.

Tomó de su cama un chal, con el cuál se envolvió y salió de la habitación para buscar un poco de agua, ya que estar tres horas seguidas con Cora intentando hacerla dormir fue algo que la dejó exhausta y con la boca seca.

𝐒𝐀𝐏𝐏𝐇𝐈𝐑𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 》the vampire diariesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora