Capítulo 34. ¿Qué Harías Por Amor?

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Mystic Falls, septiembre de 1864

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Mystic Falls, septiembre de 1864

William Beckham volvió a casarse.

La noticia corrió como pólvora por todo el pueblo cuando se supo que el viudo le propuso matrimonio a una bella mujer de nombre Elizabeth Wheeler, una dama igualmente viuda que se mudó al pueblo desde hace meses, pero siempre llevó una vida tranquila, en dónde ella buscaba pasar por desapercibida, pero no por eso llegó a perder la aprobación de los pueblerinos. Al contrario, todos la consideraban una mujer encantadora, de corazón noble, y lo suficientemente inteligente como para ser más perspicaz que un hombre, pero también con la sensatez de no demostrarlo, porque nadie quería a una mujer arrogante.

La boda fue en grande, una celebración que llegó a cada hogar, incluso Jonathan Gilbert asistió a la ceremonia a pesar de que su hermana fallecida fue alguna vez la esposa de William. Y pese a que su estimación por él era igual de inmensa como el amor que le tuvo a Eloise, Jonathan no podía comprender del todo cómo es que William Beckham consiguió pasar página cuando vivió un mes encerrado en su casa, y cuando no estaba ahí se le podía encontrar en el cementerio, frente a la tumba de Eloise.

Pero un día su corazón se volvió a abrir y a descongelar cuando, en una de sus visitas a la tumba de su esposa, se encontró con aquella mujer alta, esbelta, de cabello castaño y mirada enigmática que se escondía debajo de un velo negro. A pesar de su imagen lúgubre, ya que seguía vistiendo de luto pese a los años, Elizabeth visitaba el cementerio a diario porque a pesar de que su esposo no fue enterrado ahí ella solía visitar las tumbas y arreglarlas. Como un alma en pena que no encontraba consuelo en su casa, sino rodeada de los muertos.

Elizabeth estaba arreglando aquella tarde de verano la tumba de Eloise Gilbert. Era lo que siempre hacía, eso fue lo que el guardia le dijo a William cuando éste preguntó por su identidad y del por qué estaba ahí.

Intercambiaron palabras, y los encuentros se volvieron intencionales por ambas partes con el pasar de los días. Conversaciones en el cementerio, caminatas en el bosque, lejos de la mirada crítica y curiosa de los demás, y almuerzos en la casa de Beckham. Un par de semanas después ella lucía un año de compromiso e hicieron pública su relación.

Nadie reprobó aquello ¿cómo ver con malos ojos que dos personas que enviudaron volvieran a encontrar el amor? Pero ciertamente fue algo que nadie vio venir. Todo parecía ser como un sueño. La boda, la luna de miel, instalarse en la casa de ella para convertir aquellos muros en su nuevo hogar, las mañanas llenas de besos y desayuno en la cama; el amor volvió a llamar al corazón de William Beckham.

O eso parecía.

Encerrado en su estudio aquella tarde de septiembre, con el otoño haciéndose presente a pesar de que faltaban dos días para el equinoccio, William terminaba de escribir en su diario de investigación un proyecto en el cuál llevaba trabajando desde hace meses, y registraba a cada día sus avances, sin importar la hora.

𝐒𝐀𝐏𝐏𝐇𝐈𝐑𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 》the vampire diariesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora