A pesar de todos los males. Alguna vez ellos me hicieron reír. Tomábamos el colegio religioso de la casa de niños huérfanos, todo era reglas y más reglas, pero a veces, uno que otro, se atrevía a romperlas.
Recuerdo una ocasión. El chico más alto del aula se aprovechó de que la profesora no llegaba pronto. Él comenzó a cantar y bailar una canción sugestiva, contagiando a otros. Era una melodía popular de aquel tiempo, pero prohibida por las monjas, de todos modos, el salón entero estaba cantandola en un acto de rebeldía.
Incluso yo canté.
Una sonrisa se asomó a los labios de Seungmin mientras leía un fragmento del diario de Hyunjin. Era la primera vez que encontraba algo que no le hiciera sentir aplastado. Tomó con cuidado una fotografía que se encontraba esa sección del diario, sujeta por un clip; era un grupo de niños pequeños con un salón viejo a sus espaldas. Seungmin acercó el papel a sus ojos, tratando de ubicar al susodicho. No era muy difícil hacerlo si tomaba en cuenta que seguía prácticamente igual. Sólo que era la primera vez que veía una sonrisa en su rostro. Sus dientes se podían apreciar perfectamente y sus ojos se curveaban. Aun siendo un niño, se veía realmente lindo sonriendo. Le hubiese gustado conocerlo en esa etapa feliz de su vida, y tal vez incluso habrían podido ser amigos, después de todo, Hyunjin era mayor por apenas un año. Con su teléfono tomó una foto de él siendo un niño,
deseando conservar esa pureza para siempre.
Si lo hubiera conocido en ese tiempo, si hubieramos sido amigos, personalmente me iba a encargar de que esa sonrisa nunca se fuera, que sus momentos felices no se acabaran. Pero lo conocí demasiado tarde, ya cuando su corazón había sido desgarrado y me tocó presenciar un ente sin intenciones.
— ¡Nooo!
— ¡Oooh, que haces tanto escándalo, en verdad!
Christopher y Seungmin sonrieron con diversión al ver a Minho reprender a Jeongin. Ambos se encontraban en la sala, viciando con los videojuegos en compañía de Changbin. Definitivamente, la presencia del alto de cabellos largos, lograba sacar a la luz los intereses y las palabras de Jeongin.
Seungmin observó a Minho tomar un bocado de palomitas de uno de los tazones que estaban en la mesa de centro, luego se apoyó en el sofá y continuó mirando a su hermano y a su mejor amigo jugar. Él reparó en sus risas, sus caras de felicidad y su manera insana de llenar sus estómagos. Después de todo se trataba de jóvenes que actuaban como tal, pero el chico que estaba escondido en su habitación, que se encontraba justo en la edad intermedia de ellos tres... no estaba presente. No era así de feliz. Suspiró con un deje de tristeza, mientras escurría los fideos. Su mente lo traicionaba cada vez que intentaba concentrarse, porque Hyunjin aparecía en sus pensamientos una vez más.
Para la hora del almuerzo de nuevo pudo presenciar la interacción entre ellos. Eran un trío bastante curioso, porque a pesar de que el adolescente de dieciséis se delataba solo en cuanto a sus sentimientos, ni a Changbin ni a Minho parecía molestarle. Incluso Christopher no tomaba a mal sus, para nada sutiles, coqueteos. Nuevamente eso. Volteó a ver disimuladamente a Hyunjin, notando que el azabache observaba a su hermano y a Changbin de manera sigilosa. En la mente de Seungmin la incertidumbre aumentaba. ¿Y si a él también le causaba preocupación? Después de todo, Jeongin era su hermana materna.
Ese domingo, después del almuerzo, Jeongin se fue con los mayores de paseo, a saber dónde. Christopher se encargó de proyectar una película a los gemelos, dejando a Evie en su carrito, con ellos. Así ambos niñeros pudieron aprovechar a terminar las labores del hogar. Era rutinario, aseo y cocina era de todos los días, pero el reto consistía en hacerlo a pesar del cuidado de los niños. En cualquier momento alguno iba a requerir atenciones y eso hacía que la labor se demorara más de lo necesario.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de un cuento roto (Hyunmin )
Fanfiction- Teníamos tanto en común y nada a la vez. Éramos el uno para el otro, pero un término de esa magnitud no encajaba en nuestras circunstancias. Seungmin no sabía la razón, pero se sentía sumamente cautivado por el fantasma que habitaba en la mansión...