Capítulo 9

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Con todo, llegué a amarlo yo también. Él tenía las palabras precisas para enseñarme qué el amor existe.

Solía cuidarme, alimentarme y hacerme sentir especial. Me daba regalos y me enseñaba a ver el mundo a través de esa pequeña ventana en mi habitación. Cada vez que se iba por días enteros, yo empezaba a extrañarlo y cuándo volvía se aseguraba de demostrarme que también me había echado de menos.


Seungmin se sentía acomplejado con la actitud de los gemelos esa mañana. Ninguno quería ir al colegio, Jisung pedía quedarse en casa sin hacer demasiado escándalo, pero Félix no dejaba de llorar y hacer berrinches, pataleando mientras decía que no quería ir nunca más a la escuela.

Preparlos para el instituto era una tarea habitualmente sencilla, pero en los últimos tres días el menor de ellos se mostraba inquieto y, finalmente ese jueves, explotó por completo. Todos en la casa estaban preocupados por su actitud, nunca habían sido niños de berrinches.

— ¡No iré! —Concluyó Félix, levantando la voz como nunca lo había hecho. Dio una patada a Minho para que lo soltara y salió corriendo hasta ocultarse debajo de su cama.

El hermano mayor volteó a ver todos los presentes. Incluso Evie parecía interesada en lo que ocurría mientras succionaba su pulgar. Jeongin, además, dejó su teléfono para averiguar si pasaba algo.

— Creo que no debemos presionarlo —sugirió Hyunjin. Los presentes se giraron con sorpresa, nadie había advertido su presencia, pero estaba en en el umbral de la puerta observando todo—. Quizás algo ocurrió en su escuela —sugirió, acercándose para ocultarse detrás de Seungmin, sin dejar de hablar—. Podríamos... Averiguarlo.

La conmoción era tanta qué por algún momento se habían olvidado que Félix estaba escondido debajo de la cama. Sin embargo, Seungmin sabía que a pesar de que Hyunjin estaba participando por primera vez, la prioridad eran los gemelos. Tomó la mano del azabache para no dejarlo sin protección y se dirigió a Jisung.

— Cariño, ¿ocurrió algo?

Ante su pregunta, Jisung se encogió en su lugar. Parecía estar pensándolo, como si quisiera evaluar qué tan conveniente o no era abrir la boca. Finalmente sus pensamientos negativos le llevaron a la conclusión del silencio. Negó sin decir nada, pero esos ojillos llenos de lágrimas no pasaron inadvertidos.

Christopher sugirió qué dejasen solo a Félix por un momento, se retiraron de la habitación no sin antes decirle que cuando estuviera listo para hablar, o salir, estarían dispuestos a atenderlo.
Al llegar al comedor para el desayuno, nadie dijo más. Christopher y Seungmin atendieron a todos, hasta que Jeongin se fue al colegio. El pelirrojo de mayor edad decidió no asistir a sus clases y, luego de que Jisung se fuera a ver televisión llevándose a Hyunjin y a Evie, los tres a cargo pudieron hablar.

— Iré a su colegio para hablar con los profesores —indicó Christopher, dubitativo, Minho lo apoyaba.

— Iré contigo —anunció. Ambos miraron a Seungmin con interés, él comprendió el punto.

— Yo puedo hacerme cargo, sí —aceptó, echando un vistazo al pasillo qué conducía a la sala príncipal, escuchaba la televisión encendida, pero un gran silencio luego de ello.

Ambos se prepararon para marcharse. Minho le recordó a Jisung qué debía portarse bien, mientras Christopher le daba indicaciones a su compañero por si llegaban a tardar demasiado.

— Sé que eres capaz de atenderlos sin mi ayuda —le dijo con tranquilidad, confiaba demasiado en él—, pero si pasa algo, lo que sea, llámame a mí o a Minho.

— Tranquilo, me encargaré de continuar con las labores. Y, cualquier cosa, te voy a llamar.

Una vez sin sus aliados, Seungmin sintió el nerviosismo en su cuerpo. Mientras Evie no llorara podía adelantar sus quehaceres. Decidió echar un vistazo en la sala, para cerciorarse de que todo estuviera en orden; Hyunjin sostenía a la niña, mientras Jisung miraba la pantalla sin expresión alguna.

Corazón de un cuento roto (Hyunmin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora