Teníamos tanto en común y nada a la vez. Éramos uno para el otro, pero un termino de esa magnitud no encajaba en nuestras circunstancias.
Seungmin había nacido en el seno de una familia humilde; colegio público, ropa heredada, habitación compartida con su hermano mayor. Sus llamados lujos habían sido comida comercial una vez al mes, una bicicleta a pagos en la sucursal de empeños y un teléfono sencillo para cuando ingresó a bachillerato. Sin embargo, era un chico inteligente, tan listo qué, gracias a ello, había logrado conseguir la consideración de aspirar a más. En su familia se había convertido en un atisbo de esperanza para un futuro mejor. Su padre y su madre contaban con que sería él quién los sacaría de la miseria algún día, Seungmin estaba dispuesto a ello, alegaba qué, de hecho, su único propósito era llegar a tener tanto dinero para comprarle una casa a sus padres y proporcionarles todo lo que merecían. Mas, al ocaso de los diecisiete años, su vida cambió por completo. Todo ocurrió una tarde de lluvia, había decidido quedarse en casa mientras sus padres salían al supermercado. Nunca volvieron. Los medios aseguraban que había sido un accidente, los curiosos decían que habían sufrido un atraco que acabó mal. Seungmin nunca supo la verdad.
Su hermano mayor podía sobrevivir con su empleo mal pagado, con el que apenas y cubriría las cuentas, alcanzando lo mínimo para comer, pero no podía hacerse cargo de él. Seungmin intentó quedarse a su lado, buscar un empleo, sin suerte, y cuándo el hambre comenzó a entrar por la puerta su hermano mayor simplemente lo abandonó. La minoría de edad le dio un sitio en un hogar temporal, hasta que lograron encontrar algunos otros parientes.
— Es familiar de Lee Younho—informó una tarde la trabajadora social. La asistente y el chico la miraron, estupefactos ante su declaración. Ella también parecía incredula—. Él ha enviado sus documentos y ha pedido que se comience cuanto antes el proceso para convertirse en su tutor legal.
La incertidumbre se abrió paso por los anchos espacios libres en la mente de Seungmin. Lee Younho no era un nombre que le sonara tan cercano, pero tampoco le era desconocido. Se trataba de un hombre, si bien no famoso, importante en la capital. Lee eran la clase de personas que eran dueños de algo, a las que el dinero nunca les faltaba. Pero, si eran familia o no, él no estaba del todo segura.
Era una noche de tormenta de nieve cuando conocí a quien se hacía llamar "mi tío". Nadie en su sano juicio saldría de casa o merodearia por las calles. Pero él nos visitó, en su lujoso auto, acompañado de su joven esposa. Era muy parecido a mi madre, también en su mirada pude encontrar un poco de paz.
Younho la llevó consigo sin decir demasiado, dirigiendolo a su hotel, para brindarle una lujosa habitación y, según el hombre, poder hablar. Seungmin se mantuvo a la expectativa durante todo el viaje, observando lo bien parecido que era y especulando por donde provenía su lazo familiar.
— Tu madre era mi hermana —le dijo el hombre mientras su asistente dejaba la valija sobre la cama. Seungmin lo observó, con los ojos bien abiertos y la mayor calma que podía manifestar en ese momento—. Cuándo ella se quedó embarazada de tu hermano, nuestros padres la echaron de casa y le advirtieron que jamás volviera —explicó, consiguiendo que el adolescente le encontrase sentido—, estoy arrepentido por nunca haberla buscado para ayudarla, por eso en cuanto supe de su muerte decidí venir por ustedes.
— ¿Como me encontró? —Se animó a preguntar, preocupado por los detalles. Tanto él como su esposa se miraron un instante.
— Tu hermano nos dijo en donde estabas, aseguró que él no necesitaba de nosotros, pero tú sí —le afirmó la dama, hablando por primera vez—, así que te llevaremos a casa mañana a primera hora y conocerás a nuestra familia.
— Sé que puede ser difícil para ti —explicó Younho, retomando la palabra, mientras se acercaba para brindarle una suave y cariñosa palmadita en el hombro—. Ahora te hemos adoptado, pero también entiendo si no puedes vernos como tus padres, pero al menos danos la oportunidad de ser tu familia. Puedes pedirnos cualquier cosa.
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Corazón de un cuento roto (Hyunmin )
Fiksi Penggemar- Teníamos tanto en común y nada a la vez. Éramos el uno para el otro, pero un término de esa magnitud no encajaba en nuestras circunstancias. Seungmin no sabía la razón, pero se sentía sumamente cautivado por el fantasma que habitaba en la mansión...