Capítulo 26

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Respetables padres de Loren. Me enteré de que su hija, por fin volvió a casa. Creo que esto también les pertenece. Pido perdón, en el nombre de todo lo que no pude impedir.


El distintivo calor del fuego, aunado a su lamento al consumirse ayudaron a Hyunjin a mantenerse sereno. Escuchaba a las llamas devorar todas las que alguna vez fueron sus pertenencias. Un proceso fuerte, pero saludable para él.

Seungmin, sin embargo, comenzó a sospechar que todas sus palabras se habían vuelto en su contra. Le había sugerido a Jeongin que le diera tiempo al tiempo, y el rubio parecía estarlo sobrellevando muy bien, mientras él mismo no podía tolerar la idea de perder a Hyunjin. No lo demostraba, pero cierta angustia lo estaba consumiendo lentamente mientras reflexionaba en lo que sería de su vida cuando Hyunjin se fuese al hospital, en unos días más.

No quiso desaprovechar el tiempo que le quddaba con el de cabellera azabache, él tampoco. Durmieron juntos, nadie se atrevió a interrumpir su cercanía y tampoco se les exigió ninguna labor para que pudieran acompañarse y contarse sus anhelos. Seungmin temía demasiado que, si sanaba, Hyunjin fuese a olvidarse del amor que le profesaba.

— Te escribiré cartas todo el tiempo y podrás leerlas cuando salga de allí —murmuró Hyunjin, antes de dejar un beso sobre su nariz. Era su última noche juntos—. Si me extrañas, escribe una carta. La leeré cuando vuelva.

— ¿Cuanto tiempo te irás? —Preguntó. Había realizado esa cuestión muchas veces en los últimos días, pero la respuesta nunca lo dejaba satisfecho.

— No lo sé.

Podrían ser semanas, meses, años... Quizás una vida. Seungmin sabía que el riesgo era inmenso. Pero también entendía que era necesario para Hyunjin.

A la mañana siguiente fueron en la camioneta junto al doctor Jung hasta Washington para dejar a Hyunjin en el hospital. Él se mostraba tranquilo, tomando su mano y dejando algunos cuantos besos en su rostro, pero Seungmin estaba a punto de romper a llorar.

Durante el recorrido pudo confirmar que Hyunjin estaría en buenas manos. Los médicos eran reconocidos, así que mantenía la esperanza de que ninguno similar a Jeon se cruzaría en su camino, aunque de ser así confiaba en la capacidad de Hyunjin para saber como actuar. Conocieron también las aéreas de recreación, muchos pacientes se encontraban pintando, tocando instrumentos y algunos cuantos jugando ajedrez. Había una sección infantil, una de jóvenes y otra de adultos mayores. Hyunjin iría al ala juvenil, donde algunos cuantos internos le harían compañía. Para el final del papeleo y el recorrido, Seungmin consideraba que había aterrizado la idea. Acompañaron a Hyunjin hasta su habitación, dejando su maleta.

— Pueden despedirse, estaremos afuera —le indicó el doctor Jung, palmeando el hombro de Seungmin—. Pero no lo prolongues innecesariamente.

En cuanto la puerta se cerró, dejándolos a solas, Hyunjin se acercó para abrazarlo tan fuerte que parecía querer fusionarse con él. Seungmin intentó mantenerse cuerdo y fuerte, pero al escuchar al alto llorar no pudo evitar que algunas lágrimas se le escaparan.

— Promete que seguirás amandome cuando salga de aquí —pidió Hyunjin, apartandose para tomar su rostro, Seungmin lloraba silenciosamente.

— Te amo, y te amaré cada día por toda la vida, Hyunjin. Estaré esperando por ti.

— Eres mi novio, ¿verdad? —Preguntó, lleno de angustia—. Debería decirlo diferente, pero no sabía de qué manera. Por favor, Seungmin, sé mi novio. Cuando esté saludable y pueda der estable te llevaré a una casita bonita, tendremos un gato, también iremos a la universidad. Te lo prometo.

— Lo sé, haremos todo eso —asintió contento, sonriendo—. Somos novios, Hyunjin. Así que si alguien quiere coquetear contigo debes recordar que existo.

— No podría olvidarte —aseguró, acercándose para besar sus labios con anhelo—. Te amo, Seungmin. Te amo demasiado. Debes cumplir tu promesa: vivir una vida. Si tardo un año, vive tu vida en ese tiempo. Si tardo diez años... vive. Si tardo toda la vida... Debes haber hecho que valiera la pena. ¿Está bien? —Ante su sugerencia, el más bajo asintió, sin poder dejar de llorar—. Eres mi novio, pero eres libre. Un día seremos libres juntos.













Christopher sabía que Seungmin solía refugiar las pesadillas de los miembros más jóvenes de la casa. No obstante, desde la ausencia de Hyunjin, dos semanas atrás, había notado que era él quién comenzaba a necesitar un refugio. Lo sentía despertar y avanzar por el pasillo hasta la habitación de Hyunjin, lo observaba acudir a la habitación secreta, incluso a esa cámara donde había sido torturado alguna vez.

Aquella madrugada nuevamente lo siguió, ingresó detrás de él a la zona secreta de Hyunjin. No había ya nada del chico, incluso los fantasmas habían retrocedido para dejar el lugar pulcro, a espera de una nueva faceta qué, probablemente, se tomaría un largo tiempo en llegar.

— Me hubiese gustado conocer este lugar cuando Hyunjin tenía sus cosas —comentó, sentándose en la alfombra junto a Seungmin, él se apoyó en su hombro—. También hubiese sido bueno limpiarlo.

— Imaginé que dirías eso si algún día lo descubrias —se sonrió, nostalgico—. Sé que ha pasado poco tiempo, apenas unas semanas, pero se han sentido como mil años. Mañana voy a reanudar mis labores en la casa. Con los gemelos y Evie creciendo te estás atareando de más.

— Toma el tiempo que necesites.

— Ya he tomado suficiente —comentó con calma—. Mañana reanudo mis actividades. Así también me ocuparé y el tiempo pasará de prisa. Así podré concentrarme en otras cosas también. Sé que las visitas a Hyunjin no son recomendables, por lo que voy a esforzarme en "vivir" y mi vida ahora es esta familia. ¿De acuerdo?

— De acuerdo —murmuró Christopher, tomando su mano con suavidad—. Eres muy valiente, verás que el tiempo pasa de prisa.









Seungmin. Este es un nuevo episodio en mi vida, como haber comenzado a escribir un libro en el que tú eres el protagonista. Quería salvarte de mí y entiendo ahora que la mejor manera de hacerlo es salvandome a mí mismo.

Voy a estar bien, para poder ser bueno para ti.











Minho se levantó durante la segunda vigilia para tomar a Evie en brazos. Había estado inquieta algunas noches, quizás por culpa de algunas pesadillas. De hecho, parecía que todos en casa las tenían últimamente, pero los gemelos siempre tenían una solución para esos males. Sugerencia que decidió tomar. Con su hermanita en brazos salió al pasillo y avanzó tranquilamente hasta el que conducía a la habitación de Seungmin. Tocó un par de veces, intentando ser sutil. Mientras aguardaba por una respuesta, notó a Christopher aparecer por el otro lado.

— Me desperté y no encontré a Evie, pero te vi por el pasillo y te seguí —le contó el niñero, acercándose a ellos— ¿Ocurre algo?

— ¿No podías dormir tú tampoco? —Quiso averiguar primero, el mayor asintió admitiendo su insomnio— ¿Pesadillas?

— Algunas cuantas.

— Entonces estamos en el lugar indicado —declaró, escuchando los cerrojos ser retirados. Seungmin abrió la puerta, sorprendido al verlos—. Jeongin dijo que este es un buen refugio contra las pesadillas...

Seungmin sonrió con amplitud, quitandose de la puerta para dejarlos pasar. Señaló la cama, donde los gemelos y Jeongin dormían.

— Tendremos habitación llena —comentó con una sonrisa llena de dulzura, tomando a Evie para que Minho pudiera acomodarse—. Chris, hay más colchas en mi armario. Podremos dormir todos juntos.

Ellos quizás creían que yo era el antídoto contra las pesadillas, pero en ese momento todoa fueron el antídoto contra mis propios miedos.

Corazón de un cuento roto (Hyunmin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora