Capítulo 27

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— Feliz cumpleaños, Seungmin —murmuró Christopher, encendiendo la vela de su pastel. Todos se encontraban presentes.

Él se sonrió con dulzura, observando a toda su gran familia reunida. Christopher lo observaba atentamente, podía notar su tranquilidad a la distancia. El niñero de mayor antigüedad había cuidado de cada miembro de aquella familia como si fueran sus hijos, incluso de Changbin y de Seungmin. Amaba a cada uno, pero el cansancio le estaba jugando una mala pasada. Por esa razón, todos intentaban colaborar según las capacidades propias de su edad.

Habían pasado meses largos, pero después de todo el caos volvió la rutina, la calma relativa y lo que ellos conocían como "normalidad". Cada uno a sus labores, los que debían jugar, jugaban. Quienes debían cuidar de los demás, lo hacían. Los que iban a la escuela, pues iban a la escuela.

— Pide un deseo, a potiori —le sugirió Yongbok, emocionado por comer postre.

Los gemelos habían evolucionado muy bien en el curso de sus vidas. Ya contaban con diez años, y a pesar de que habían repetido curso, su autoestima y valor propio estaba en su debido lugar. Habían aprendido a ser felices sin importar el pasado. Su propio psicólogo aún los veía una vez al mes.

Seungmin echó un último vistazo a los presentes antes de acercarse a la vela: todos estaban ahí, pero Hyunjin no.

En su deseo incluyó que él estuviera bien. Todos reían y hablaban cuando la llama se esfumó. Ya tenía diecinueve años. En poco tiempo se cumpliría un año ante la ausencia de Hyunjin. La vida estaba siguiendo su curso, pero no había un solo día en que no lo echaran de menos.







El tiempo es relativo, efímero... Volatil.

Palabras que aprendí leyendo el libro que Hyunjin escribió. Mismo que he leído vez tras vez, para sentirlo conmigo.





— ¡Feliz cumpleaños, Seung! —Exclamaron todos dejando el pastel en el centro de la mesa.

El festejado se acercó para echar un vistazo, el diseño era precioso, y aunque la caligrafía dejaba algunos pequeños errores, era apetecible.

— Jeongin, te quedó muy bonito —dijo con honestidad en dirección al joven rubio.

El aludido se mostró tímido, volteando a ver a Brett, quien tomó su mano antes de dejar un beso enamorado en su mejilla. Seungmin los observó con una sonrisa encantadora.

Otro año había pasado, Jeongin ya era un universitario con una mentalidad de responsabilidad, había crecido lo suficiente, incluso contaba con la estabilidad emocional aceptable para que se le permitiera tener una relación con Changbin. Oficialmente eran novios.

Echó también una mirada a Minho, estaba en su último año universitario, pero no tenía, hasta ese momento, ningún interés romántico. Y Christopher había comenzado a suspirar a sus espaldas.

El señor Lee había visitado su hogar una ocasión aleatoria, meses atrás, en la que determinó que Christopher dejaría de ser un vasallo de tiempo completo. De alguna manera liberaba parte de su tiempo para que pudiera descansar y liberarse, además había dicho que era el momento para que Jeongin también obtuviera responsabilidades de seriedad en casa, por lo que se encargaba de algunas labores. Minho oficialmente también tenía deberes asignados e incluso los gemelos. Seungmin y Christopher se encargaban del cuidado general de los niños, pero tener la autorización de enseñarles a ayudar en casa les permitía una gran oportunidad.

Corazón de un cuento roto (Hyunmin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora