Capítulo 29

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Seungmin se preparó mentalmente para acompañar a Hyunjin a su habitación. Desconocía si su novio querría dormir con él o si deseaba privacidad. Después de todo, habían pasado más de tres años desde la última vez que durmieron juntos. Sus manos temblaban ligeramente a medida que se aproximaban a la puerta de Hyunjin, notaba lo tenso que él también se sentía en cuanto al tema.

— Si quieres entrar solo, puedo ir abajo —comentó Seungmin, intentando averiguar si él deseaba un momento consigo mismo.

— No me dejes solo, por favor —pidió de manera amable tomando su mano para encontrar seguridad.

Ingresaron juntos a la habitación. Se encontraba intacta, sus cosas permanecían ahí y le dieron el mantenimiento y limpieza requeridos durante todo ese tiempo, pero Seungmin mejor que nadie sabía que la personalidad de Hyunjin no se encontraba precisamente en lo que estaba a la vista. Al menos así era antes, de algunaanera se sentía ansioso por descubrir lo quién era él.

— Pusimos sábanas limpias hoy por la mañana, así que puedes utilizar todo —le comentó, ganándose una vez más su mirada.

Sin decir palabra alguna Hyunjin se dirigió, llevándolo consigo, a la habitación secreta. Recordaba muy bien el libro que debía mover y la tranquilidad mientras giraban le asomó una sonrisa.

— Tengo buenas ideas para lo que haremos aquí. Será mi estudio, podré escribir mis novelas por aquí —señaló un sitio justo debajo de las lámparas de la pared—, y en ese lugar será mi espacio para tocar. Me he convertido en un experto en la flauta —comentó risueño, volviéndose para ver a Seungmin, quien lo escuchaba con una sonrisa enamorada—. Y pondré otro escritorio para hacer los deberes escolares... Iremos a la universidad en cuanto comience el ciclo escolar en unos meses, ¿recuerdas?

— Lo recuerdo.

Seungmin asintió con entusiasmo, parecía mentira que todo aquello estaba ocurriendo en realidad. La conmoción inundó su corazón cuando Hyunjin se acercó nuevamente para tomar su rostro y besarlo. No era capaz de encontrar las palabras para explicar lo mucho que había extrañado sus besos, sus manos y su cariño. Se sentía diferente, pero también se sentía como la manera correcta de hacer las cosas.

— Quiero que te mudes a mi habitación —murmuró Hyunjin, tomando suavemente las caderas de Seungmin para acercarlo a su cuerpo—. Eres mi novio, básicamente vivimos juntos, y no quiero que estés en otro lugar. Estabamos en tu alcoba cuando tenía miedo, pero esta vez ya no lo tengo, así que mudate a mi habitación. Además es más grande.

— ¿Estás seguro de que quieres eso?

— Muy seguro.

Inmediatamente pusieron manos a la obra, la noche estaba avanzada, pero Seungmin sabía que Hyunjin hablaba en serio y quería hacerlo, así que fueron por sus cosas, todas las que pudieron llevar entre los dos, con la sugerencia de tan solo trasladarlas y acomodar todo al día siguiente. Christopher se asomó al escucharlos if y venir, pero no dijo nada en cuanto entendió lo que ocurría, simplemente dio su aprobación con los pulgares arriba.

— Me hacía falta tener fotografías en la pared —meditó Hyunjin, colgando los cuadros de fotografías que antes estaban en la habitación de Seungmin—. Me gusta tu estilo, es lindo y suave, como tú —declaró, avanzando hasta el chico, quien acomodaba sus cremas y bálsamos en el tocador.

— Tu estilo también es bueno, algo retro —se sonrió Seungmin, mirándolo por el espejo.

El más alto se acercó para rodear su cintura, dejando un suave beso en su hombro. Seungmin se giró para poder besar sus labios. En verdad quería confirmar que todo estaba ocurriendo en la realidad y no en sus sueños.

— Deja eso por hoy, quiero tenerte conmigo —susurró Hyunjin, acercándose para volver a besarlo.

Si anteriormente Seungmin se había llegado a enamorar del caos inmenso que Hyunjin suponía, en ese momento entendió que amaba cada una de sus versiones. Sonrió enamorado mientras el mayor lo tocaba, lo besaba y se apropiaba de su cuerpo. Parecía que toda una vida había ocurrido en el transcurso de unos años, y la vida se resumia también en ese instante con Hyunjin.
Estaban viviendo, por primera vez.

Seungmin abrió los ojos cuando la noche estaba avanzada, la oscuridad los había consumido por completo. Se sonrió al notar que los brazos se de Hyunjin lo mantenían atrapado, él incluso dormía pacíficamente. Anteriormente solía cuidar el sueño de Hyunjin, pero en ese momento Hyunjin era quién lo cuidaba a él. Se sentía protegido a su lado, como un hogar cálido. Era como haber vuelto a casa.



Los términos que yo entendía por "hogar" eran diferentes a los que me habían estado rodeando en los últimos años. Sin embargo, Hyunjin me había hecho sentir que estaba de regreso en mi pueblo, en mi casita de madera bajo las suaves cobijas del amor.




El transcurso de los días les sonrió como familia. Hyunjin se había integrado a las labores hogareñas, estaba dispuesto a aprender de todo para realizar sus deberes, también se había convertido nuevamente en el mejor amigo de los gemelos y de Evie. A la más pequeña de la familia le encantaba conversar con su hermano mayor sobre sus historias en el preescolar, también solía pedirle que le contara algunos cuentos e incluso que tocase la flauta para ella.

— Su lado paternal es lindo —comentó Minho una tarde, ayudando a Seungmin a despachar el almuerzo, Hyunjin y Evie estaban en la sala, la niña danzaba lo que aprendía en su clase de ballet mientras él tocaba la flauta—. El viernes será el recital final de Jeongin, vienen ¿cierto?

— Claro. Iremos. Es bueno que sea ahora, porque Hyunjin le pidió trabajo a papá y comenzará a ayudar en algunas labores de una de sus franquicias.

— ¿De verdad? ¿En cual?

— Ayudará medio tiempo en la cafetería del centro, quiere acostumbrarse a trabajar, y en unos meses iremos a la universidad.

Minho se mostró emocionado, no consiguió evitar abandonar su labor para abrazar a Seungmin. Una risa traviesa se escapó de sus labios.

— Es todo un adulto.










Las clases de conducción dirigidas por Christopher estaban dando buenos resultados en Hyunjin. Todavía no se atrevía a conducir en las calles, pero por lo menos se mantenía atento a las indicaciones mientras el niñero los llevaba y le enseñaba como hacerlo.

Seungmin los observaba desde lo asientos posteriores, Evie a su lado también se mostraba atenta y los gemelos en los asientos finales jugaban intentando no hacer demasiado ruido. Estaban aprendiendo a respetar y eso era una ventaja.

Al llegar al lugar del evento, Evie tomó la mano de Seungmin para caminar por el lujoso recinto. Fueron juntos hasta las puertas principales donde Minho y Changbin los esperaban.

— ¡Changbin! —Exclamó Evie, soltando a Seungmin para correr al encuentro del mencionado.

Hyunjin se acercó para tomar la mano de Seungmin cuando su hermanita comenzó a jugar con el de cabellera larga. Le dedicó una sonrisa gentil, dirigiéndose a sus lugares.

El espectáculo comenzó a la hora exacta, Hyunjin se mantuvo a la expectativa mientras la música comenzaba y los bailarines ingresaban a la escena. Entre ellos encontró a Jeongin. Una sonrisa apareció en su rostro, su hermano había crecido demasiado, sus rasgos adolescentes comenzaban a irse y poco a poco se convertía en un adulto. Lo entendió al verlo moverse al ritmo de la suave y elegante música. Ya no era un niño caprichoso, sino todo un hombrecito.

Decidió mirar a Seungmin cuando la escena cambió, se sintió maravillado al notarlo concentrado en la función, parecía estar dentro de un ensueño. Se acercó para besar su sien, antes de murmurar en su oído.

— Te amo, Seungmin, y te amaré siempre —susurró, el mencionado volteó a verlo con una sonrisa—. En tu mundo o en el mío, Seung.

— Estamos en la línea que los une —respondió contento—. Justo en medio, Hyun. ¿No es eso perfecto?

Corazón de un cuento roto (Hyunmin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora