Poco tiempo después de ese suceso, algo salió mal. Una redada de policías rodeó la casa. Me encontraron solo, sin él.
No quería dejarlo, pero no escuchaban mi voz mientras les explicaba que era un error. Me trataron como a una víctima, ignorando que yo era el mismo diablo que había participado en esos horrores. Claro que no los corregí. No dije nada. Absolutamente ni una palabra que pusiera en peligro su seguridad.
Seungmin se sentía trastornado. Las cosas que iba averiguando con el pasar de las hojas del diario de Hyunjin le dejaban un peso sobre la boca del estómago que le impedía conciliar el sueño por las noches y lo mantenía lejano durante el día. A pesar de ello no quería ni podía dejar de leer. Las cosas con respecto a la forma de ser de Hyunjin tomaban sentido, pero así mismo se volvían un laberinto esquizofrénico de manipulación que él no era capaz de entender.
Pero si algo positivo, el último mes todo estaba en orden con los gemelos. Aunque los niños aún se sentían desorientados, por lo menos habían vuelto a jugar y a charlar sobre nuevos intereses. Pidieron volver a sus clases de ballet con Jeongin. El psicólogo estuvo de acuerdo, y dijo que esa actividad les serviría para despejar la mente. Además, Changbin y Jeongin iban a cuidar de ellos.
Yongbok se encontraba nervioso, sería la primera vez que sus compañeros lo verían con su nuevo estilo, además comenzaría a incluirse en la sección de los niños.
— Si alguien se ríe de tu ropa o de tu cabello, no le hagas caso. Ignorar a los bravucones les duele más que si los golpeas.
Hyunjin estaba presente y escuchó cuando Christopher dijo eso. Mantuvo la mirada fija en el chico, después en Yongbok. Por suerte el niño concluyó con éxito su primer día de vuelta al colegio de danza.
— Esos niños se reían de mí, pero no me importó y ellos estaban enojados porque no volteé a verlos.
— Eso es muy bueno, Félix, verás que pronto nadie va a decirte nada.
Hyunjin de nuevo estaba escondido, escuchando la conversación de su hermano y el niñero. Los métodos de los que Christopher hablaba en cuanto a lidiar con bravucones distaban mucho de los que él conocía. De repente no sabría elegir cuál método seguir. Una tarde, unos días después Seungmin, Evie y Christopher se encontraban viendo la televisión con los gemelos en la sala. Recientemente ambos niñeros seguían las recomendaciones del psicólogo y se habían tomado el tiempo para sentarse con los gemelos e intentar coexistir con ellos en un ámbito cómodo. Sin embargo, cuando el programa infantil que veían se fue a comerciales, los ojos de Seungmin se asombraron al ver el primero. Era esa clase de anuncios en los que pedían colaboración para encontrar a gente fugitiva, sin embargo el hombre del que hablaban era el mismísimo profesor de Idiomas. Inmediatamente, Christopher y Seungmin tomaron la mano de los gemelos. No podían negarles qué al hombre le buscaban para que pagase por lo que había hecho, pero por lo menos les brindaban apoyo emocional.
Ninguno de los niñeros lo conocía físicamente hasta ese momento, no sabían como era, más que su edad, su nombre y que había huido de la ciudad. Eso, además de una fotografía, eran las pautas que se daban sobre el hombre que se ocultaba de la justicia.
El señor Lee estaba haciendo todo lo que podía. Adjunto al anuncio de las personas que la justicia buscaba, aparecieron algunos cuantos casos de personas desaparecidas, algunos incluso de otras regiones. Chinos, Estadounidenses, Alemanes...Seungmin inclinó un poco hacia delante cuando un par de jovencitas rubias, idénticas, aparecieron en pantalla: Loren y Layla Zimbam. Eran las hijas de un empresario en Berlín. El anuncio sobre ellas era más extenso a comparación con los otros debido a que daban santo y seña de ambas chicas, detalle por detalle para poder localizarlos, sobre todo... que habían desaparecido originalmente en Berlín, hacía tres años. La situación era evidente, Seungmin no pudo evitar el tomar el celular que estaba cerca suyo.
Loren Zimbab. Escribió en la barra de busqueda y se dirigió directo al primer enlace. Una foto de las gemelas le hizo pensar en lo que leyó tiempo atrás en el diario de Hyunjin: rubia, piel blanca, ojos castaños.
Era ella. El artículo explicaba que Loren desapareció un martes después del colegio. Era una chica sin muchos amigos y nadie prestó atención al momento en que se fue del colegio, ella simplemente no volvió a casa.
Actualmente la joven debería ya estar en los veinte años. Sin embargo, a Seungmin le ardía el corazón de tan solo pensar que estaba sepultada en algún bosque de Alemania.Esa chica fue, a su discreción de lector, el primer amor de Hyunjin y murió por sus propias manos. A pesar de lo mucho que quería a Hyunjin, tenía sentimientos encontrados en cuanto a Loren. De principio, un modo egoísta en el que deseaba haber tenido esa inmediata conexión con él, pero dadas las circunstancias se preguntaba si sería saludable. O si, para empezar, hubiera sido de su agrado. Sea como sea Loren lo fue. Logró hacerlo sentir especial a pesar del breve periodo y del ambiente en el que estaban y aunque Seungmin sentía envidia por ella, también lástima. Sus padres no sabían que estaba muerta y seguían buscándola. Él tenía no solo la información, sino al asesino en casa. Eso, quisiera saber, si lo convertía en cómplice o una víctima.
Muy seguramente Hyunjin todo el tiempo se preguntaba lo mismo. Si era una víctima, un cómplice o un asesino con la suficiente experiencia como para hacer lo mismo que Cormac hizo alguna vez.
— ¿Adonde vas? —Preguntó Jisung de repente, sacando a Seungmin de su ensimismamiento— ¿Puedo ir contigo? —preguntó nuevamente a su hermano, quien pasó cerca de la sala con un tazón de palomitas.
— Vamos —accedió él, extendiendo la mano al gemelo mayor.
Mientras Jisung se ponía rápidamente las sandalias para ir con él, Seungmin lo observaba, las dudas no desaparecieron. De hecho, lo mantuvieron alerta el resto del día y hasta pasada la media noche. Salió de la habitación, sigiloso hasta las escaleras que lo llevarían al pasillo de la habitación de Hyunjin. Se preguntaba que tan apropiado era entrar, si el azabache podía ingresar a la suya, consideraba qué el pacto era mutuo. Entendió que sí cuando notó qué la puerta no estaba asegurada. Una tranquilidad lo invadió al ver a Hyunjin dormido en su enorme cama, se acercó solo para verificar que no estuviera fingiendo, supuso qué no.
Con cuidado se dirigió hasta la pared qué lo conduciría a la habitación secreta, el traqueteo del movimiento le ayudó a procesar la realidad. No tardó en buscar entre las cosas del chico, hasta dar con un closet y encontrar una sucia mochila de colores azules. En el interior de esta había algunos útiles escolares en Alemán y una revista de superhéroes.
Lo sabía, eran de Loren Zimbab. Hyunjin lo había tomado consigo al ser rescatado y, de alguna forma, seguía atado a ella.Probablemente, sin que el azabache fuera capaz de entenderlo, a quien extrañaba era a Loren y no a Cormac. Pero vivía cegado, aún era víctima de la manipulación y del miedo, de algún modo elegía engañarse a sí mismo pensando que a quien amaba era al asesino qué le provocó tanto dolor.
— Veo que ya supiste lo de Loren... — murmuró Hyunjin, sacándole un buen susto. Seungmin soltó lentamente la mochila, no tenía justificación alguna para esculcar en pertenecías ajenas, sin embargo él se mostraba tranquilo, se acercó con una calma impresionante que consiguió incomodar a Seungmin—. Está bien, este lugar es tan tuyo, como mío.
— ¿Quieres que hablemos sobre eso?
— No hay mucho que decir, sé lo que pudiera parecer... Pero al final, mi amor por Cormac sigue ahí. Loren solo fue...
—No amas a Cormac —declaró con firmeza, acercándose para tomar su rostro entre sus manos, incluso si debía pararse en las puntas de sus pies, Hyunjin le miraba fijamente—. Solo sigues confundido.
— Confundido o no, lo hecho, hecho está. Le ayudé a matar a esas personas, no hice nada para impedir que sucediera, incluso a Loren la he matado yo —murmuró con seguridad, la impotencia y la frustración podían percibirse en sus palabras—. Y a pesar de todo eso... no haría ni una sola cosa para dañar a Cormac. No quiero que tengan razones para condenarle a muerte y, si fuera posible, yo volvería a su lado. Lo he traicionado, le he dejado y ahora está en prisión por mi culpa. Fui un niño tonto.
La mirada de un psicópata estaba ahí una vez más. Hyunjin se convertía en algo distinto cuando los demonios internos lo golpeaban de esa manera. Yo, quizás aun era un niño que aprendía a madurar con rapidez, pero no podía permitirle seguir viviendo atormentando, encima me enamoraba cada vez más de lo que el llamaba un monstruo. Probablemente fue entonces cuando me volví irracional y comencé a justificarlo en mi interior.
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Corazón de un cuento roto (Hyunmin )
Fanfiction- Teníamos tanto en común y nada a la vez. Éramos el uno para el otro, pero un término de esa magnitud no encajaba en nuestras circunstancias. Seungmin no sabía la razón, pero se sentía sumamente cautivado por el fantasma que habitaba en la mansión...