Aún recuerdo su caminar mientras me llevaba consigo hasta el lujoso auto que conducía. Los niños del orfanato se despedían de mi como si de verdad fueran a extrañarme, pero mejor que nadie yo sabía que ellos deseaban que me fuera desde hacía mucho tiempo.
<< Él condujo en silencio por horas, no sé cuanto tiempo, ni hasta dónde llegamos, pero la noche la pasamos en un hotel. Dormimos en la misma cama, él cantaba bonitas canciones, solía decir que las escribía especialmente para mí. El hombre que lo acompañaba no era su esposo, me lo confesó esa misma noche, dijo que él solo le ayudó para que yo pudiera ir con ellos.
Su nombre es Teo, él cocinaba para nosotros, vivía en el sótano de la casa, también me enseñó algunas maneras de pasar el tiempo. Era mi amigo, quizás lo veía como la imagen de una madre. Teo poseía esos preciosos ojos azules que demostraban esperanza, mientras él me mirara yo estaba dispuesto a creer en el futuro. Hasta que una vez, fue la última vez.
Escuchaba el forcejeo, los llantos, los golpes secos. Algún grito logró subir desde el sótano hasta la sala donde yo miraba televisión, después un golpe más fuerte que todos los demás junto al estruendo de un crital roto. Al poco tiempo Cormac subía las escaleras, parecía frustrado y salió de casa azotando la puerta.
Puedo sentir la textura de la alfombra debajo de mis pies mientras avanzaba despacio hasta las escaleras que conducían al sotano, abajo estaba la puerta cerrada, podía ver algún atisbo de agonía proviniendo de allí. Esa fue la última vez que vi a Teo, estaba tirado junto a su colchón, encima de una charco de sangre. Cormac dijo que él se había caído, debía ser cierto.
Nos mudamos entonces. El viaje y la aventura comenzaron ese día. Cada lugar era diferente; un hostal, un departamento, un condominio, una casa, y el último, una cabaña. Allí nos quedamos para sentar cabeza.
— Aquí vas a estar a bien, tienes que entender que si intentas escapar te será imposible. En este bosque no hay otra cosa más que árboles, animales salvajes y peligro. Tu lugar es aquí, conmigo. Si intentas irte te encontraré y cosas malas van a suceder.
Al principio tuve miedo de su nuevo comportamiento, pero al paso de los días su actitud fue buena, amable y atenta para conmigo. Nunca faltó comida en la mesa, había obsequios de vez en cuando. Él me acariciaba y me contaba cosas estupendas, historias fantásticas sobre sus trabajos fuera de la cabaña. Fueron seis meses de cariño y cuidado. Hasta que todo se convirtió en una pesadilla con sabor a gloria.
— Eres mi papá, ¿verdad?
Él me miró con espanto en cuanto pronuncié esas palabras. Lo había hecho sentir viejo o tal vez poco deseable. Tomó mi mano y me dirigió hasta mi habitación.
— Estamos enamorados, Hyunjin. Un padre y un hijo no pueden enamorarse. Yo no te saqué de allí porque quisiera ser tu padre, lo hice porque desde que te vi me encantaste. Tus preciosos ojos negros, tu cabello, todo tú —saboreaba cada letra, cada palabra mientras me miraba con deseo, entonces decidí intentar agradarle así que comencé a prestar atención a sus manos mientras se deshacía mi camisa—. Creí que debía esperar hasta que tú solo te dieras cuenta de que lo nuestro es amor, pero me parece que ya estás listo.
Había calor en la habitación a pesar del frío. Estaba aterrado. Alguna vez en el colegio religioso del orfanato los niños mismos hablaban de sexo. Algunos tenían revistas o recortes del periódico, pero las monjas decían vez tras vez que hacerlo era un pecado.
Él, sin embargo, lo hacía ver con sus gestos y miradas como si fuera una deleitable mordida a un jugoso pastel de chocolate. Y yo amaba el chocolate.
Alejé mis manos cuando sentí que era suficiente. Mi rostro estaba caliente y el cosquilleo en mi vientre bajo no me dejaba en paz. Él, sin embargo, no pareció contento cuando desistí.
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Corazón de un cuento roto (Hyunmin )
Fanfiction- Teníamos tanto en común y nada a la vez. Éramos el uno para el otro, pero un término de esa magnitud no encajaba en nuestras circunstancias. Seungmin no sabía la razón, pero se sentía sumamente cautivado por el fantasma que habitaba en la mansión...