"Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇᴄᴇ"

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“¿Un cortejo?”

La última vez que Yoongi había estado en la cocina fué cuando era un niño. Y bajó hasta ella solo porque se le habían negado unas galletas por estar castigado, así que quiso buscarlas por él mismo. A pesar de que no debía ir a la cocina, fué bien recibido y las sirvientas le dieron todo lo que pidió, como siempre hacian porque era un niño demasiado caprichoso, pero además era un niño amable en ese entonces. Las sirvientas le tenían cierto aprecio cuando aún actuaba como un niño iluso al que le gustaba comer y que solo hacía travesuras de vez en cuando.

En ese entonces nadie le tenía miedo y nadie se sentía peligrar ante su presencia, justo como pasó cuando abrió la puerta de la cocina de par en par.

Todas las sirvientas dentro de la cocina cerraron la boca de inmediato y lo que parecía ser una plática animada se volvió un silencio tenso. La anciana mujer que había ayudado a Yoongi con la herida de Jimin lo miró unos momentos antes de seguir en lo suyo aún cuando todas se habían detenido. De pronto todas parecieron reaccionar e hicieron una reverencia pronunciada ante el Rey, reteniendo el aire en sus pulmones.

-¡Buenos días!-Exclamaron.

Pero Yoongi solo pasó de largo a todas, acercándose a la anciana Beta que cortaba papas. Yoongi se posó a su lado y la miró con fijeza, pero ella parecía muy concentrada en su labor.

-Despertó temprano, Majestad.-Comentó ella en un murmuro.-¿Desea algo?

-Si.-Yoongi miró de reojo como todas volvían a hacer sus cosas en silencio y continuó hablandole a la mujer.-Llévenle el desayuno a Jimin a la cama. Debe comer adecuadamente, así que te pido que no te limites con las porciones.

-Siempre come porciones grandes cuando viene.

Yoongi frunció el ceño.

-¿Cuándo viene dices?

-Desayuna aquí.-La mujer miró a Yoongi como si fuera estúpido y este hizo una mueca de disgusto.-También almuerza aquí y viene a la hora del té para merendar. Pero no cena.

El Alfa miró un momento a la nada imaginándose a Jimin bajando hasta la cocina a escondidas para comer junto a las cocineras y sirvientas, así que finalmente rodó los ojos al cielo. A veces Jimin parecía más un niño que el Omega tan dedicado que decía ser. Lo suficiente como para olvidar hasta las cosas más básicas; No podía comer en la cocina.

-Jimin no debería venir a la cocina.

-Dígaselo usted.-La mujer arrojó las papas a un tazón.-Este tampoco es el lugar del Rey. Pero supongo que ambos tienen mucha hambre.

-Desayunaré en el comedor, como siempre.-Yoongi le dijo.-A Jimin pueden llevarle el desayuno a la cama, no esperen que baje aquí. Tampoco quiero que pase hambre, así que...

-No nos limitaremos con las porciones.-Aseguró ella asintiéndo y mirándolo.-Serviremos mucha comida.

Yoongi asintió bajo la mirada castaña y suspiró suavemente.

-También quiero que le lleven zalmillo.

-¿Zalmillo?-Ella frunció el ceño en confusión y parpadeó un par de veces.-Pero usted no deja que nadie toque esa fruta, esa siembra era de su madre.

-No quiero que nadie más que tú recoja la fruta.-Yoongi la señaló.-Y es estrictamente para el Omega, nadie más puede comer la fruta de esos arbustos.

-Está bien.-La mujer apretó los labios y crispó una sonrisa.

-¿Qué es gracioso?-Preguntó Yoongi.

REIGN: El amor sobre el trono | Yoonmin | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora