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"02. Hate to the hunters"



La castaña estaba ejercitando en el bosque, corriendo, tenía sus audífonos puestos, le gustaba escuchar música para correr, mantenía su mente ocupada y era un espacio para desconectarse. 

Se detuvo de seco al ver a Argent frente a ella. 

—¿Se le ofrece algo?— cuestionó con cautela. 

—Paseaba por el bosque, nada más— habló el hombre. 

Celine lo miraba como si fuera una presa a punto de ser cazada.

—Entonces, que tenga un buen día— habló. 

Comenzó a caminar otra vez, sintiéndose perseguida; con rapidez corrió hasta otro lado, quedando justo atrás de Argent. 

—¿Sabe? Esto se puede considerar como acoso, así que dígame qué quiere— habló con dureza. 

Argent dió media vuelta, mirandola con una sonrisa. 

—Solo me preguntaba porque Derek y tú han vuelto a la ciudad, son muchos recuerdos revueltos— habla Argent. 

La mirada de la castaña se endureció. Estaba segura de que si no supiera controlarse tan bien, se hubiera lanzado contra Argent desde el momento cero. 

Una noche, Derek le contó que el incendio había sido provocado por Kate Argent, porque ellos dos se acostaban. Lo discutieron mejor en la mañana cuando Derek ya estaba mejor, dado que el hombre lobo no pudo hablarlo muy bien, le costaba mucho así que para no presionarlo, Celine lo mandó a descansar. El hombre le pidió perdón demasiadas veces, incluso lloró la primera vez que se lo contó, Celine se sintió bastante mal, tuvo que procesarlo, ellos perdieron a todos en ese incendio, pero no lo culpó, todo su resentimiento fue contra los Argent. 

—Me parece una falta de respeto y demasiado arrogante de tu parte, Argent, yo no tendría ningún recuerdo revuelto de no ser por ustedes, así que te pido de buena forma, que tomes las dos armas que escondes y te vayas por donde viniste, la próxima vez no será de esta manera— habló con seriedad. 

No apartó la mirada del hombre ni por un segundo, confiada de sus palabras. No podía darle el lujo al cazador de pensar que podía intimidarla. 

—Los Argent no provocamos el incendio, Celine, y yo seré quien pida que guardes tus amenazas— habló el hombre dando un paso al frente. 

La chica hizo todo lo posible para no dar ninguna señal de ira o de miedo. 

—No tengo nada que discutir contigo, tu crees que somos bestias, pero dime ¿Quienes son los que matan personas sin importarles nada? Sin importarles si tienen familia, amigos, no existe justificación para lo que hacen... No hay que ser hombre lobo para ser una bestia, Argent, que eso te quede claro—  habló la castaña para dar por terminada la conversación. 

Celine comenzó a correr otra vez, está vez Argent no la seguía, de eso estaba segura. 

(...)

De vuelta en la casa Hale, Derek giró su cabeza para ver a la castaña entrar con su ropa de entrenamiento. 

—Ey— lo saludó con una sonrisa. 

El sonrió pero su semblante se tornó en serio cuando pudo percibir un muy suave y casi nulo rastro de un olor que le era repugnante pero familiar. 

—Hueles a Argent ¿Por qué?— preguntó. 

Le fue imposible no hacer una mueca por ello. 

La escuchó suspirar u luego dejarse caer en el sofá a su lado. 

I KNOW PLACES | Derek Hale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora