epilogue

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End of the first act.





Celine entró a la casa Hale ahora mucho más tranquila.

Las cosas se habían solucionado, Peter ya no estaba, Kate ya no estaba y debía reconocer que esto último le daba mucha paz.

Scott seguía enojado con Derek, como era natural y ella se puso feliz al saber que Stiles estaba más que bien, le contó que Lydia Martin, la chica que le gustaba lo había invitado al baile y habían ido juntos antes de que todo el inconveniente surgiera.

Ella se encontraba casi recuperada de todo lo que fue su tortura y aunque odió los moretones de su cara y las cicatrices que ya ni se veían, Derek se encargaba de decirle que ella siempre iba a lucir hermosa cada vez que la veía mirándose a un espejo con inseguridad, y aunque ella sabía que no necesitaba la validación de un hombre para ello, no iba a mentir, ayudó mucho escucharlo.

— Ey, volví con la cena — escuchó la voz del pelinegro.

Se giró y sonrió al ver que Derek había ido a buscar comida a su restaurante favorito.

— ¿Tienes algo que decirme? Tú nunca compras en ese lugar — cuestionó.

Pero el pelinegro negó con una sonrisa. Desde lo que había pasado con los cazadores, ese poco tiempo que estaban teniendo para descansar, Derek se la pasaba entrenando para poder controlar su poder de alfa, pero todavía le faltaba pasar por su primera luna llena, y en los momentos en los que no entrenaba, se la pasaba con Celine haciendo básicamente nada, solo descansando.

— Creo que esta es mi forma de decirte que me  alegra que estés viva — respondió.

La castaña río y los dos se dejaron caer en el sillón con las porciones de tarta servidas.

— ¿Preparado para la luna llena? Es mañana — recuerda la chica.

Derek había estado pensando en ello, y mentiría si no dijera que un poco le asustaba, si bien encontró que pudo adaptarse al nuevo poder en su cuerpo con facilidad, la luna llena era algo por lo que temer, y sabía que debía quedarse cerca de Celine o de otra forma podría descontrolarse.

— Creo que lo tengo dominado, pero aún así no hay que fiarse — respondió con calma.

Se sobresaltó al sentir calor en su mano, su amiga la había tomado en forma de apoyo.

— Descuida, lo harás bien, y to estaré ahí para ayudarte — afirmó.

El en verdad quería dejar atrás todas las ataduras y solamente besarla cuando decía cosas como aquellas, pero se conformó con dejar un beso en su frente, aspirando su distintivo olor a jazmines.

— Gracias — susurró.

(...)

— Stiles, no me mires así — negó de forma acusatoria.

El castaño de lunares, por su parte, seguía con mala cara mientras ambos entraban a su habitación.

— Es que no entiendo como te enteraste de donde estaba, ni porque me sacaste de allí — renegó.

Celine atrajo la silla del escritorio del chico y lo obligó a sentarse mirando frente a la cama, donde se sentó ella.

— Se que estas preocupado por Lydia, pero debes comer algo y bañarte, no te hace bien estar en la sala de espera de un hospital día y noche — habló con seguridad.

I KNOW PLACES | Derek Hale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora