epilogue

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end of the second act






— No le dijiste todo, ¿Verdad? — preguntó Peter a su sobrino, refiriéndose a Isaac.

Celine suspiró al saber lo que se aproximaba, y no le gustaba para nada, así que en busca de consuelo tomó la mano de Derek mientras daba un vistazo a la antigua mansión Hale.

— ¿A qué te refieres?

El mayor de los presentes miró al niño, no era una mirada que ella pudiera descifrar.

— ¿Por qué crees que Derek estaba tan apurado por armar su manada y tenía tantas ganas de aumentar su poder y la cantidad de gente? Cuando hay un nuevo Alfa la gente se entera.

— ¿Cómo quiénes? — Isaac regresó su vista a la puerta de la casa, que tenía pintado un triskel en el centro — ¿Y qué es eso? ¿Qué significa?

— Es su símbolo —  respondió Derek — Y significa que están llegando.

— ¿Quiénes?

— Alfas.

— ¿Más de uno?

— Una manada.-

— Pero no están llegando.

Celine habló por primera vez, mientras miraba aquel símbolo ya conocido.

— Ya están aquí.

(...)

— Celine ¿Cuántas veces debo decirte que estoy bien?

La castaña protestó mientras dejaba aquel puñado de algodón en el cesto de basura de la habitación del castaño mientras este lo miraba cansado.

La castaña limpiaba sus heridas todos los días, pese a que ya no lo necesitara, y preguntaba siempre que podía el cómo se sentía.

Stiles se quejaba por fuera, pero por dentro le encantaba. Amaba con cada fibra de su ser a esa mujer y el cómo lo quería proteger de cada mínimo rasguño.

— Lo siento, estoy siendo sobreprotectora — se disculpó la joven, sentándose a su lado — Es solo qué, las cosas parecen estar bastante complicadas y no me hago la idea de que puedes salir lastimado…

Stiles asintió, estaba seguro de que ella sabía muchísimo más de cómo estaba la cosa que él, y aunque no se atrevía a preguntarle, entendía que la joven tenía todo el derecho de estar asustada aunque ella odiara estarlo.

— Nada va a pasarme, Celine — prometió, tomando su mano — Al menos ya no más, te tengo a tí para cuidarme.

La castaña sonrió y dejó un beso en su cabeza, despeinando ese nuevo pelo largo que se estaba dejando crecer en vez de raparlo.

— Vamos, cociné tu comida favorita para la cena.

(...)

Celine suspiró, sin poder dormir, porque sabía Erica y Boyd se habían ido, y tenía la incertidumbre de si ellos en esos momentos estaban durmiendo cómodos en un bueno lugar o no.

— Te oigo pensar…

La voz ronca a su lado, la hizo dar media vuelta y quedar cara a cara con los ojos entreabiertos de Derek, y su típica expresión de ceño fruncido.

— Solo estoy preocupada por los chicos…

Lo oyó suspirar, ella sabía que Derek se preocupaba de igual manera e inclusive más, pero que jamás lo demostraría.
Sonrió gustosa cuando el hombre lobo la acercó más a su cuerpo, ambos pechos pegados el uno al otro, y un Derek más dormido que despierto esparciendo besos suaves y cortos por todo su rostro. El quería que estuviera tranquila.

— Estarán bien, Celine — susurró, porque por la poca distancia que los alejaba, no hacía falta más que eso — No son niños pequeños, Lin, podrán cuidarse perfectamente.

La expresión preocupada seguía en el rostro de la chica.

— ¿Y sí no es así?

— Pues entonces los buscaremos, y cuidaremos de ellos — prometió él acariciando su mejilla, que estaba cálida al tacto — Después de todo, y aunque odie admitirlo, son como nuestros hijos.

Escuchar su risa lo dejó mucho más tranquilo, después de todo, él literalmente se había despertado al sentir la preocupación de la castaña.

— Gracias por calmar mis nervios — habló la castaña una vez que terminó de reír — Y perdón por haberte despertado…

El solo se atrevió a dejar otro beso en la parte superior de su rostro y acariciar su cabello, llevándolos a un momento de comodidad a ambos.

— Fue por una buena causa.










































































I KNOW PLACES | Derek Hale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora