Las vacaciones de mitad de año habían llegado a su fin. Hoy iniciaba su cuarto semestre, y como tal, volvería a la vieja rutina, a su apartamento, al campus que vería todos los días por los siguientes seis meses antes de las vacaciones de invierno.
Lo divertido de todo era que volvería a ver a sus locos amigos. Aunque no era como si en las vacaciones no los hubiera visto, es solo que el ambiente universitario siempre es diferente, con ellos no tiene que aparentar estar bien y de alguna manera se siente libre.
Un motor retumbo por el parqueadero del lugar, los jóvenes que esperaban pacientemente miraron en su dirección, pues conocían mejor que nadie quien era el responsable de semejante escándalo.
Al estacionarse, retiro su casco poniéndolo sobre el tanque de aquella moto verde con negro marca Kawasaki 1400. Acomodo su largo cabello hacia atrás para poder poner su gorra negra con el ala en esa misma dirección, y tomó su bolso llevándolo en un solo hombro.
Al mirar a su alrededor, los dos jóvenes esperaban con sus brazos cruzados a la altura del pecho, mirándolo como si llevaran toda una vida allí, de pie.
El rubio avanzo hasta ellos, despreocupado.
—¿No podía ser más ruidosa? —arrojo la colilla de su cigarro al suelo para después pisarlo y apagarlo por completo, dejando salir la última bocanada de humo que tenía en su boca.
—Oye, no me des ideas, podría conseguir una mejor.
—Recoge esa mierda, y bótalo en su lugar —se quejó el castaño, frunciendo el ceño con molestia.
—¿Qué diablos? Pareces mi mamá —se agacho para recoger la colilla y tirarla en las basuras.
—Mamá, esta —le enseño el dedo del medio, avanzando junto al rubio que lo miro con una ligera sonrisa y alzo sus hombros con indiferencia.
El joven puso los ojos en blanco, y sin mediar palabra, avanzo haciéndose en el centro. Los tres jóvenes caminaron por las calles del campus como si fueran los reyes del lugar. Y sí que lo eran.
Los estudiantes simplemente se hacían a un lado, y después quedarían cuchicheando entre ellos. Algunas alumnas a punto de colapsar si era que alguno le dedicaba una mirada, o una pizca de su atención.
Mejores amigos desde la infancia, con peleas y reproches, no había nada en la tierra que los hiciera separar.
Con su dulce sonrisa he inocencia, el primero en cautivar los corazones de los estudiantes, era el castaño con piel de porcelana, ojos pequeños, pero de una linda forma. Era el más bajo, y el menor de los tres.
Como un sur coreano que se preocupa por su aspecto, le gusta usar maquillaje. Las mujeres incluso podrían sentir envidia de lo bien que sabe usarlo.
Cho Seungyoun avanzo guiñando un ojo y sonriendo a una linda chica con la que cruzo, avanzando despreocupado.
Le gustaba jugar un poco, y las chicas aún lo persiguen, aunque sea abiertamente homosexual al igual que su alma gemela, al que consideraba un hermano de sangre, más que un simple amigo.
El segundo era el pelinegro, de los tres es el más alto, y el mayor. Amante por el ejercicio y los deportes, aunque aquello era algo contradictorio, ya que no podía dejar su adicción al cigarrillo.
Se podría decir que es el casanova, conocido por su sensualidad y encanto. Él lo sabía muy bien, pues sacaba al máximo sus habilidades de seducción permitiéndose tener aventuras sin importar el género.
Li Wenhan caminaba con sus manos en los bolsillos en medio de los dos más jóvenes, masticando un chicle para dispersar el olor a cigarrillo.
Y el tercero, pero no menos importante, era el rubio. Alto, largas piernas, excelente físico, aun cuando no era de los hombres que le gustará tener mucha masa muscular. Sin embargo, su cuerpo no envidiaba el de otros. Unos lindos ojos almendrados que miraban indiferente.
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Calling your name. |YiZhan/ZhanYi.
FanfictionUn joven universitario con un pasado doloroso y gustos peculiares, encontrará en su nuevo maestro un deseo incontrolable, y aunque dicho maestro tenga la sonrisa más dulce que haya conocido, la realidad es que esa sonrisa esconde mucho dolor y un pa...