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—Wang Yibo. Podrías prestar atención —llamo su maestra cuando lo vio recostado sobre el plegable de su pupitre.

El rubio levanto la mirada, frunció el entrecejo observándola con el desprecio con el que solo puede verla y volvió a acomodarse como estaba, ignorando a la mujer por completo.

Poco le importaba que fuera su "hermana", mucho menos su maestra.

Fei suspiro frustrada y solo pudo seguir dictando su clase.

Por más que lo intenta, Wang Yibo no puede perdonarla. Era demasiado tarde, el rubio no creía una sola de sus palabras si es que se tomaba el tiempo siquiera de escucharla.

Y ella misma no podía borrar ese sentimiento en su corazón por más de que lo intentara.

Ninguno de sus compañeros se tomaba la molestia de mirarlos o decirles algo, habían pasado ya tres semestres y la relación de los hermanos siempre era así. ¿Quién se iba a molestar en preguntarles a los hijos del propietario del lugar, por qué se llevan tan mal?

Yibo sabía que quizás era algo inmaduro de su parte no tener interés en la clase, no siempre era así ya que han pasado después de todo tres semestres. Es que en verdad las clases de su hermana eran las más aburridas.

Si las clases teóricas eran hartas para él, las clases de Fei eran las peores más cuando uno de los temas trata de poesía. Ciertamente no era un hombre romántico, y la poesía no se le daba muy bien.

Wenhan seguía chateando en su móvil al igual que muchos de sus compañeros. Seungyoun prestaba atención y asentía con una sonrisa una vez que otra.

—Nos vemos en el restaurante —susurro el rubio a Wenhan, tomo su bolso y salió de la clase antes de que terminara. Su hermana lo vio marcharse, pero no le dijo nada.

Caminando por uno de los pasillos que conducen hacia el restaurante que suelen frecuentar, el rubio bajo por un momento la mirada para sacar del bolsillo del pantalón su celular cuando sintió el tope con otra persona.

—¡Oye...! —levanto la mirada para ver a los ojos oscuros frente a él—. Lao Xiao —el rubio se agacho rápidamente para ayudarle a levantar un par de libro que había tirado por su culpa—. Lo lamento, lao Xiao.

—También estaba distraído —respondió tomando otro par de libros y se puso de pie. El rubio lo miro sin saber si poner los que alzó sobre los suyos, o ayudárselos a llevar.

—¿A dónde ibas?

—Voy a la biblioteca. Necesito devolverlos.

—Te acompaño. Estoy libre en este momento.

El moreno miro a su alrededor buscando a sus amigos. En esas pocas semanas sabía que eran inseparables, si no estaban los tres juntos, por lo menos había dos de ellos.

—¿Tus amigos?

—Ellos están en clase. Vamos, te acompaño —el rubio decidió llevar los libros que había alzado, y avanzo. El mayor avanzo hasta llegar a su lado.

—¿Por qué no estás en clase también?

—Interpretación textual, ahora están en poesía. No me va bien con ella —confeso sin importancia.

—¿La clase que dicta la maestra Xuan? —el rubio asintió—. Si quieres ser el mejor actor, deberás aprender de poesía —el menor lo miro por un momento, viendo como sus dedos parecían rascar las portadas de aquellos libros.

—¿Sabes de poesía?

—Claro que lo sé —lo miro como si fuera un tipo de insulto lo que había acabado de preguntar.

Calling your name. |YiZhan/ZhanYi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora