Un joven universitario con un pasado doloroso y gustos peculiares, encontrará en su nuevo maestro un deseo incontrolable, y aunque dicho maestro tenga la sonrisa más dulce que haya conocido, la realidad es que esa sonrisa esconde mucho dolor y un pa...
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Xiao Zhan llegó alrededor de las 9:30 de la noche a su apartamento, soltó las llaves sobre la pequeña mesa que hay en el recibidor y camino arrastrando los pies hasta llegar a su habitación.
Estaba malditamente agotado, pero aun así quería ver a Wang Yibo.
Todos habían recibido la noticia de las tres semanas de vacaciones, y el elenco se marchó después de las fotos y de retirar sus trajes, pelucas y accesorios.
Xiao Zhan permaneció con su equipo de trabajo haciendo algunos pequeños cambios, en los vestuarios de alguno que otro personaje.
Así que en ese momento el rubio estaba en su apartamento hace algunas horas, mientras él apenas iba a tomar una ducha.
Después de salir del baño, busco un pantalón de jean algo holgado, una camiseta y un saco de sudadera color vino tinto.
Tomo su celular, su billetera, guardando ambos en los bolsillos del pantalón, tomó sus llaves y se dispuso a caminar hacia el apartamento del contrario. Ni siquiera se había tomado el tiempo de secar su cabello con secadora, en ese momento los mechones húmedos caían sobre su rostro, sus labios estaban ligeramente temblorosos por el frio de la noche.
Ya eran pasadas las 10 de la noche, pero no le tomo más de diez minutos llegar al edificio, oprimió el botón del elevador y espero con una gran sonrisa.
Deseaba tanto estar con él, dormir abrazados, sentir sus besos y caricias. Todo ese mes lo había extrañado demasiado.
El elevador se abrió he ingreso tranquilamente, pero antes de que se cerrará, dos hombres de traje ingresaron en él, ubicándose frente al moreno.
—Estoy tan cansado —se quejó uno de ellos al ingresar. Delgado, de cabello castaño y un poco más alto que el otro hombre.
—El caso del fiscal es realmente complicado —respondió el otro. Un hombre de cabello oscuro y cejas pobladas.
¿A-abogados?
Pensó el moreno tras ellos, sintiendo que las palmas de sus manos empezaban a sudar.
Solo son ocho pisos.
Las puertas se cerraron y los dos hombres frente a él hablaban sin parar. Nada fuera de lo normal para muchos, no siendo lo mismo para Xiao Zhan que apenas podía regular su respiración, estaba empezando a tener palpitaciones y veía a su alrededor como en cámara lenta.
Con solo saber que eran abogados su pánico de ansiedad empezaba a atacarlo. No podía controlarlo, su cerebro hacia una especie de corto y perdía el control de su cuerpo. Lo odiaba, odiaba ser así, y lo que más odiaba era haber imaginado que sin sus medicamentos podía seguir. Ahora se daba cuenta que había sido una completa irresponsabilidad haber suspendido su medicación durante ese mes.
Yibo, Yibo, Wang Yibo, Wang Yibo...
Llamaba su nombre mentalmente una y otra vez, recordándose que él era su presente, mientras miraba los números en la pequeña pantalla avanzar demasiado lento para su gusto.
