Un joven universitario con un pasado doloroso y gustos peculiares, encontrará en su nuevo maestro un deseo incontrolable, y aunque dicho maestro tenga la sonrisa más dulce que haya conocido, la realidad es que esa sonrisa esconde mucho dolor y un pa...
Este capítulo contiene temas sensibles que no son para todos los lectores: violencia, maltrato y abuso sexual.
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La lluvia finalmente golpeaba con fuerza contra las ventanas de su apartamento, por fortuna vivían cerca y ambos había logrado llegar secos.
Wang Yibo dejo su bolso sobre uno de los muebles, resoplando con algo de frustración por lo que había pasado. Su brazo había empezado a arden con la laceración causada, y su cabeza dolía un poco por todo lo que pasó tanto con Xiao Zhan, como con su amigo Seungyoun.
Xiao Zhan lo seguía a un paso lento sin saber que decirle después de llegar, sintiéndose muy culpable por causar aquella discusión entre los dos amigos.
El rubio empezó a soltar la hebilla de su cinturón sin ninguna intención más que sentirse cómodo, mientras los miedos en Xiao Zhan que aún no pueden desaparecer simplemente de su memoria, llegaron atormentándolo en ese momento.
Wang Yibo estaba molesto, estaba molesto con él.
—Y-Yibo... —llamo apenas audible. El rubio volvió la vista y quitó el cinturón por completo—. L-lo siento... yo... yo, no qui-quise... —trato de controlarse, pero había empezado a tartamudear y sus manos temblaron viendo al rubio con el cinturón en su mano.
—Xiao —dijo de forma tranquila, sin entender su repentina reacción.
—No... no... —negó con las manos—. No... qui-quise —lo ojos de Xiao Zhan se llenaron de lágrimas, sus manos fueron a la correa de su maleta, aferrándose con fuerza a ella .
Wang Yibo lo miro con desconcierto, busco alrededor suyo para entender que lo había alterado tanto, dándose cuenta que lo único intimidante que había en la sala de su apartamento, era precisamente él, y el cinturón en su mano.
Lo soltó sobre el sofá, y se acercó lentamente hacia el moreno que dio un paso hacia atrás, al verlo acercarse.
—Xiǎo de... mírame —pidió acercándose, extendiendo una mano hacia él.
Xiao Zhan alzó la mirada lentamente, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, sus ojos se habían enrojecido, y su labio inferior temblaba al igual que sus manos.
—Bebé, ¿Quién soy? Y dilo completo.
—Wang... —suspiro dejando salir el aire pesadamente—. Wang Yibo.
—Así es, soy Wang Yibo. Soy tu bebé, ¿No es así? —el moreno asintió curvando sus labios—. Me duele, no sabes cuánto me duele verte así —termino la distancia, posando una mano en la mejilla del contrario, limpiando sus lágrimas.
—Yibo —lo abrazo fuerte, hundiendo su cara entre el cuello y hombro ajeno. El rubio lo rodeó con sus abrazos, acariciando su espalda en pequeños círculos.
