07.

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El rubio estuvo ensimismado durante toda la mañana, parecía no prestar atención a nada, ni a nadie.

Después de lo ocurrido con Xiao Zhan en el baño esa mañana, había algo que lo seguía molestando demasiado, dando vueltas en su cabeza una y otra vez, al final, siempre terminaba sintiéndose incómodo.

Sentía que había estado muy mal lo que hizo, lo que le dijo especialmente. Se había salido de control al sentirse tan excitado por ese hombre, pasándose de los límites y eso era algo imperdonable para él porque no es ese tipo de hombre. Solo hubiera hecho algo como aquello si el mayor se lo hubiera pedido, si le hubiera dado el consentimiento previo, haber dejado en claro el juego en el que se iban a divertir, pero él solo había decidido hacerlo por cuenta propia, sin tomar los sentimientos del otro pese a que hubiera sido sumiso.

El rubio sabía perfectamente que en tal juego solo se entraba si las dos partes estaban de acuerdo, y él sentía que prácticamente había forzado al mayor. Maldita sea, se sentía tan mal por ello.

Había aprendido bien su lección, y por ello no le ha gustado mentir, de hecho, su sinceridad en ocasiones le ha causado problemas, pero siempre que estuvo con alguien, ambos sabían en que se estaban metiendo.

Nunca ha tenido sexo con algún hombre en su propio apartamento, y siempre que lo hace en algún motel, termina duchándose y marchándose del lugar después.

Normalmente si llega a tener interés sexual con alguien, sería cosa de una vez, sin contactos, incluso sin nombres. Y ciertamente nunca le ha importado como se sienten después, si disfruta el momento del sexo es más que suficiente.

Esa siempre ha sido la regla y todos con tal de sentir algo de placer, terminan aceptando. ¿Qué había de malo? Nunca era demasiado con alguno, no había sentimientos de por medio, todos soportaban lo que él quería y para aquello siempre tenía sus reglas y sus límites bien establecidos.

Otra de las cosas que no lo dejaban estar tranquilo y daban vueltas en su cabeza pensando en la posible causa de ello, era el problema con sus lentes, sabía que había algo de fondo, podía sentirlo.

Nuevamente iba a empezar a tartamudear y no quería escuchar eso, por eso se vio obligado a interrumpirlo, y no era porque tuviera algún problema con ello, es simplemente que Xiao Zhan nunca tartamudea, solo lo ha hecho delante de él un par de veces.

—Yibo... Yibo —llamo nuevamente el pelinegro— ¡¡Hey, Yibo!! —grito haciéndolo respingar en el asiento del restaurante en el que se encontraban disfrutando su hora y media de descanso, hasta la clase de dirección.

El rubio llevaba prácticamente diez minutos dándole vueltas a su comida con los palillos y aun no llevaba un bocado a su boca. Alzo la mirada de su plato, desentendido.

—¿Si? —pregunto arqueando sus cejas.

—¿Qué te pasa? Has estado todo el día quien sabe en qué planeta —hablo el pelinegro frente a él mirándolo con duda.

—Ya les dije que tuve una discusión con mi padre.

—Hace mucho no te pones así por alguna discusión con tu padre —puntualizó el castaño a su costado.

—Pues bueno... el punto es que mi hermana estaba allí... Ya vuelvo —se levantó y se marchó sin esperar respuesta de sus amigos. Simplemente lo vieron irse y suspiraron sin entender aun que le estaba pasando.

Wang Yibo corrió con prisa hasta el teatro, necesitaba con urgencia encontrarse con él y tal vez estaba dictando alguna clase. Decepcionado al llegar y encontrarlo cerrado, corrió hacia la oficina de profesores topándose con su hermana en el camino.

Calling your name. |YiZhan/ZhanYi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora