Un joven universitario con un pasado doloroso y gustos peculiares, encontrará en su nuevo maestro un deseo incontrolable, y aunque dicho maestro tenga la sonrisa más dulce que haya conocido, la realidad es que esa sonrisa esconde mucho dolor y un pa...
Las cosas avanzaban con normalidad, Wang Yibo y Xiao Zhan seguían aparentando no tener un vínculo más allá del laboral y el de maestro-estudiante, no hablaban en persona más que lo necesario, pero todas las noches por video llamada hablaban un poco más. No podían compartir habitación pese a estar en el mismo hotel pues se arriesgaban a que alguien los pudiera ver.
Era realmente frustrante no tener tiempo en pareja, cuando acababan de hacerlo oficial.
Xiao Zhan sentía que era quien más estaba soportando la carga, eso cree él; verlo feliz y sonriendo con sus compañeros cuando terminan de grabar, verlo marcharse con ellos para algún lugar a celebrar, ver cómo cada vez es más cercano con aquel joven que claramente sabe que le gusta, lo están volviendo inseguro.
A su edad puede que sepa muchas cosas como otras no, y las relaciones personales es una de esas cosas en donde verdaderamente es un completo ignorante, sus miedos siempre se lo habían impedido, eso lo habían vuelto un hombre que no era sociable como en su juventud, pero él sabía que el rubio debía actuar con normalidad, como el joven que es, más esto no impedía que en su interior se siguiera sintiendo incómodo, aquellas sensaciones que no conocía antes.
Zhu Yilong por otro lado no había vuelto a decir o insinuar algo, seguía actuando con normalidad y eso era bueno, lo hacía sentir más cómodo.
Xiao Zhan dejo la ventana por donde observaba el exterior y se sentó en su escritorio. Si había alguien que siempre lo aconsejaba de buena manera y lo animaba, ese era su amigo...
—No es tan fácil como crees.
[¡Claro que lo es! Solo deja las cosas claras con él. Dile que no te agrada.]
—Realmente me hace sentir como un viejo loco, Yibo puede tener los amigos que quiera —el moreno se recostó en la silla de aquella oficina.
[En eso tienes razón, no te digo que le prohíbas tener amistades. Solo que sería bueno que le dijeras que te sientes incómodo por la cercanía con ese joven.]
—Él lo sabe, ya se lo hice saber.
[¿Y aun así sigue jugando con él?]
—Él me dijo que no le importaba, y si conocieras a Yibo, sabrías que lo dice en verdad. Soy yo el que se sigue sintiendo inseguro.
[¡Ay, amigo! —se escucha como suspira al otro lado de la línea—. Te perdí hace mucho, definitivamente estás muy enamorado de ese joven.]
Xiao Zhan se rio por el tono suave con el que lo dijo.
—¿Enamorado, yo? —se burló, tratando de bromear con su amigo y pasar el día tedioso que había soportado—. No podría estar enamorado de ese niño, solo es diversión momentánea. Lo hace tan bien en la cama que solo es buen sexo, nada más.
[¡Cómo no! ¿por qué no me cuentas una de vaqueros? Tengo la sensación de que lo que intentas es presumirlo, imbécil.]
Xiao Zhan se rio.
—Tu si me conoces, bebé, ¿Por qué nunca nos dimos una oportunidad? Los dos la pasaríamos tan bien.
[¡Que desagradable! Será porque los dos vamos en la misma dirección —respondió antes de soltar una carcajada.]
—Es cierto... —comento entre risas, de pronto, escucho un ruido que venía desde su puerta—. Espera Zhuocheng, creo que alguien llegó.
El moreno se puso de pie y camino hasta la puerta, la abrió y miro en ambas direcciones, más no había nadie.
—Hola, parece que no era nada, ¿En que nos quedamos, bebé? —cerro y se ubicó en el lugar que estaba en un principio.
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