Yu-Gi-Oh!: Lincoln, el más grande duelista

Capítulo 67: en duelo por mi libertad (parte-1)

Otro día, otra batalla, otra tragedia, y esta vez, a señorita Sylvie Magnalod fue la victima de las promesas vacías del Cross Army. Ante la emergencia el rector Velian Crowler tomo cartas en el asunto, y en una amarga victoria, la joven mujer de 17 años de edad perdió toda su energía al volver a su forma humana quedando en estado de coma, pero antes de cerrar sus ojos le dijo a Lincoln unas palabras que lo dejaron profundamente preocupado, esas palabras de miedo fueron: Lincoln... Fallen Cross... ya viene.

De momento la familia Loud, Pegasus y Magnalod se encontraban en la enfermería de la academia del duelo viendo como la inconsciente señorita Sylvie estaba en coma, en una de las camas de la enfermería mientras que los presentes daban una explicación de lo sucedido

-entonces, ¿no hay nada que podamos hacer para despertarla?- preguntaba la hermana mayor de la familia Magnalod

-me temo que no- responde Lincoln con gran pesar

-¡esto es mi culpa!-exclamo Aurelia llorando

-no te culpes, eso no es cierto- la consuela luna tomando a su amiga de los hombros

-¡claro que si lo es!- le responde la rubia – yo fui quien la trajo aquí, fue porque no la escuche, pensé que podía hacer que todo saliera bien y ahora... ¡PERDI A MI HERMANITA!- entonces el peliblanco rápidamente sujeta a Aurelia de las manos

-¡deje de llorar porfavor!- grita el chico – ella no se ha ido, Sylvie aun esta aquí, y yo le doy mi palabra le prometo que Sylvie Magnalod volverá-

-¿pero como?-

-yo vencerá a Fallen Cross a cualquier costo- con esto el chico decidido ponerse manos a la obra, si Fallen Cross vendría, Lincoln estará listo para detenerlo en el acto

Al cabo de unas horas la señorita Magnalod se reunió en soledad con el padre de Lincoln quien la puso al tanto de todo lo que sucedía

-entonces, esos monstros son quienes se llevaron la energía de mi hermanita, ¿como puedo ayudar a derrotarlos?-

-me temo que no hay nada que nosotros podamos hacer- responde Pegasus- el único que puede hacer algo es Lincoln-

-¿pero como?, como el puede vencer a esos monstruos por su cuenta?-

-hay algo en Lincoln, que va mas halla de nuestra comprensión, lo único que podemos hacer es esperar a que lo que deba suceder suceda- las palabras del hombre dejaban callada a la mujer – se que de momento ahora la responsabilidad de empresas Magnalod ahora están en sus manos señorita Aurelia, y de momento yo seguiré aqui por un poco mas de tiempo, le sugiero que talvez se retire y deje su hermana en nuestras manos, le doy mi palabra que todo saldrá bien, me encargare personalmente de que Sylvie este a salvo-

Muy a su pesar y en vista de las situaciones, la señorita Aurelia tomo una decisión muy difícil

-Señor Pegasus, usted es uno de los pocos amigos de mi padre, entiendo que el confía por completo en usted, por favor, le dejo mi vida en sus manos, Sylvie es lo mas importante para mi, por favor cuide de ella-

-tiene mi palabra- con esta decisión tomada Aurelia regreso a la enfermería para pasar unas cuantos horas con su hermana pues mañana temprano saldría en su helicóptero devuelta a Londres a la sede de las oficinas de las empresas Magnalod al lugar que le correspondía pero de repente antes de subir a su helicóptero algo dejo a todos los presentes desconcertados, una segunda nave llego a academia, una aeronave militar descendió fácilmente en la pista de aterrizaje y de ella bajaron dos jóvenes doncellas