Capítulo 4 - ALTERADO

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-¡Lo conozco!- exclamó sorprendida Elora -Un gusto volver a verlo y gracias por lo de hoy- sonriendo con sinceridad.

El chef ni la escuchó, sólo observaba con cierto desprecio a la que tenía directamente delante de él.

-¿Así que ya se conocen?- sorprendido Mateo -¡Pero sí que es cierto eso de que "el mundo es un pañuelo"!-

-Sí...- respondió Adara seca y con la mirada tajante sobre el cocinero -Tu amigo me debe un celular-

La verdad era que el teléfono era lo que menos le importaba a la joven, pero no soportaba la forma en que él la observaba, con desprecio y superioridad, cómo si ella le hubiese hecho algo malo, cosa que obviamente no era así puesto que apenas se habían visto las caras ese día por primera vez.

-Mañana le compro cuantos usted quiera si con eso no tengo que volver a ver su arrogante rostro- respondió Leo sin bacilar -Si me disculpan, vuelvo a mi trabajo- dejando a todos boquiabiertos.

Se dio media vuelta para dirigirse a la cocina pero sintió una mano que sujetaba fuerte su brazo.

-Si no quieres quedarte sin empleo esta misma noche, más te vale disculparte con nuestros clientes por el bochornoso comportamiento que estás teniendo- le dijo con firmeza el regordete dueño del lugar al que su rostro pasaba de rojo.

Leonzio ya se había hecho de una excelente reputación en su trabajo y tenía una formación envidiable pues, gracias a su propio esfuerzo, había conseguido becas en las mejores escuelas culinarias y sus maestros fueron quienes él admiraba; pero aún no había podido alcanzar lo que se había convertido en su único objetivo, ser un chef con estrellas Michelin en su solapa.

El comportamiento que estaba demostrando, no sólo no lo ayudaba para nada, sino también que estropeaba la excelente oportunidad que se le estaba presentando.

Sus ojos inyectados de furia fueron dirigidos a su jefe que lo soltó de inmediato al sorprenderse con su actitud, ese joven siempre había sido muy respetuoso y estricto en su trabajo, era la primera vez que lo notaba con esas fuertes emociones que no tenían justificación.

-Si me permiten un momento...- pronunció con una forzada sonrisa Mateo levantándose de la mesa.

Acto seguido, tomó del brazo a su amigo y prácticamente se lo llevó a rastras hacia un pasillo que daba a los baños y al parecer era el único lugar sin público.

-¡¿Me quieres explicar qué demonios estás haciendo?!- Dijo furioso el empresario entre dientes para no gritar y dar más espectáculo al resto de los comensales que se encontraban en el lugar -Acabo de traer a tus manos la oportunidad que siempre quisiste y la arruinas- pasando sus manos por su brillante cabello mostrando frustración -No tienes idea de quién es esa mujer-

-No lo entiendes...- respirando hondo para calmar los ánimos -Esa mujer es griega y tiene algo parecido a Sopphie, no soporto estar siquiera cerca de ella- explicó con la voz que de a poco iba bajando el tono hasta convertirse en un susurro, al decirlo en voz alta y notar lo ridículo que sonaba.

El otro soltó una risa que se sintió más de enojo que de burla.

-¿Te estás escuchando? ¿Qué tiene que ver la mujer esa que salió de tu vida hace diez años con esta otra que apenas hoy le viste la cara? Sólo porque ambas nacieron en el mismo país no quiere decir que tengan algo que ver...y si así fuese de todas formas no puedes mezclar todo, no te estoy pidiendo que te cases con ella, sino que esa mujer puede llevar a darte las estrellas que tanto quieres- exasperado -Creo que estas fechas te están afectando demasiado, a estas alturas ya tendrías que haberlo superado...- suspirando.

-Sé que tienes razón, pero no lo pensé... sólo reaccioné- bajando la cabeza.

-No sabes el tipo de persona que es Adara, es la mejor en lo que hace, pero también es muy exigente y no admite problemas- explicando con agotamiento y pasando ambas manos por su rostro.

-Disculpa...- sintiéndose un niño pequeño al que su padre lo está regañando.

-No es a mí a quien tienes que pedirle disculpas- sentenció antes de dirigirse a la mesa donde se encontraban sentadas las mujeres y en pie el dueño del lugar.

Un arrepentido Leonzio se acercó sintiéndose un total idiota y las miradas que le dirigieron los demás se lo confirmaron.

Se recriminó así mismo por lo que acababa de hacer, él definitivamente en su trabajo jamás mostró ese tipo de conducta ya que siempre había priorizado el profesionalismo y el buen trato no sólo a los clientes y jefes, sino también a sus pares y a quienes tenía a su cargo.

-Disculpen todos mi comportamiento, sobre todo usted señorita- pronunció con seriedad cada palabra para ocultar sus conflictos internos.

Si bien la hotelera no demostró emoción alguna, por dentro su furia llegaba a niveles insospechados y es que por primera vez no encontraba justificación para que ese hermoso, algo musculoso y atractivo adonis...no, ese mal educado y altanero cocinero la tratara de esa manera.

No entendía por qué ese desconocido la trataba tan descortés, aunque admitía ella no había sido la más simpática, pero el maltrato no podía tolerarlo; hacía años que se había prometido a sí misma que nunca más y de nadie soportaría agravio en ninguna de sus formas.

-No hagamos más drama, fue suficiente- sentenció con sequedad Adara incorporándose -Por favor Mateo cancelemos la cuenta y ya vámonos, hemos tenido un día realmente largo-

-Por supuesto-

La empresaria fue la primera en salir y su socio por detrás.

Elora disimuladamente dio sus pasos más lentos hasta quedar última.

Leonzio los siguió hasta la puerta con vergüenza en su rostro.

-No sé por qué creo que mi amiga y tú harían un excelente "equipo"...- pronunció susurrando y sonriendo con picardía la diseñadora -Vas a tener una nueva oportunidad, no seas tan estúpido y aprovéchala... preséntate al casting- terminó de decirle al chef antes de salir apurada para alcanzar a los otros dos que la esperaban en la acera.

Leo se quedó sorprendido por la actitud de esa linda joven que acompañaba a la otra y se notaba también poseía descendencia griega; le pareció que había hablado en doble sentido, pero lo más probable haya sido que lo había imaginado puesto que no se conocían, no tenía motivo alguno para ayudarlo y al mismo tiempo, estaba por demás alterado ese largo e interminable día.

HOTEL PASSIONE - LA JEFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora