Capítulo 15 - CHARLAS

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Madre e hija se dirigieron al departamento dónde ahora vivía la hotelera.

Luego de llegar y dejar sus abrigos en un hermoso y añejo colgador de pie, la menor fue a buscar algo beber.

(En idioma griego)

-Elora va a llegar en un rato, cuando le dije que estabas aquí gritó tanto que casi me deja sorda por teléfono- contaba divertida.

-Hija, preferiría que cuando me presentes sea sólo como Airlia Pappas- dijo de pronto la mujer sin mirarla y recorriendo el lugar.

-No te entiendo...- confusa.

-Cuando me presentaste hoy con Leonzio dijiste "Airlia Pappas de Makridis"... ya no digas "de Makridis" porque me divorcié de tu padre hace más de dos años- largó de golpe y en un tono que parecía no importarle para nada el asunto.

Adara se quedó inmóvil en medio del lugar sin emitir sonido.

No sabía cómo reaccionar y no era porque nunca se haya imaginado que eso debía ocurrir, sino porque creyó que en realidad jamás pasaría.

-¿Por qué no me dijiste nada?- acercándose -¿Y por qué no me dijiste antes?-

-Tu padre accedió a firmar los papeles siempre y cuando quedara el tema en silencio, ya lo conoces y sabes cuánto le importan las apariencias... por eso nunca se mostró con ninguna de sus amantes, aunque sí admito que siempre respetó nuestra casa- explicó sentándose -Me devolvió las acciones de la empresa que eran de mi padre y colocó a mi nombre varias propiedades-

Adara dejó literalmente su boca abierta, incluso tuvo que sentarse para digerir las noticias.

-¿Y desde cuándo es tan suelto con el dinero?- soltó de pronto.

-No le quedaron muchas opciones...-

Ambas se miraron y echaron a reír con fuerza hasta incluso llegar a soltar un par de lágrimas.

Cuando por fin lograron calmarse fueron a la cocina a servirse café.

-Bueno, la cuestión es que ahora me siento relajada y feliz... algo que no me sucedía desde que era muy joven- tomando un sorbo de la oscura bebida -Y viendo cómo estás construyendo tu vida aquí decidí venir a quedarme un tiempo cerca de ti, luego veré que hago-

-Estoy muy feliz de que estés aquí mami- tomando sus manos entre las suyas –Mandaré a traer tu equipaje-

-Quiero estar cerca de ti pero no pegada... no me mires así hija- riendo con suavidad al ver la expresión de incredulidad de la hotelera -Ambas necesitamos nuestra privacidad, me quedaré sólo unos días en este departamento hasta que consiga otro lugar o me des una habitación en tu hotel luego de inaugurar, pero no me mudaré aquí definitivamente-

La menor de las dos asintió sonriendo y pensando que la mirada sombría de su madre, esa que conocía desde que tenía memoria, había desaparecido por completo; como también veía una actitud despreocupada que le quedaba muy bien, incluso hasta parecía más joven aunque no se haya operado nada.

En ese momento se oyó un insistente timbre que al parecer podría romperse de tanto sonar.

-Elora- dijeron ambas al mismo tiempo riendo.

Adara fue a la puerta y abrió sintiendo un viento que la pasaba de largo y llegaba hasta su madre de la rapidez.

-¡Tía!- apretándola con un fuerte abrazo -¿Por qué no me dijiste que llegarías? Hubiera ido a recogerlos al aeropuerto-

-Elo... Elora... por favor niña, no... puedo respirar- con dificultad y riendo a la vez que correspondía el abrazo.

-Perdón tía- dándole un beso antes de sentarse a su lado -Bien, hoy tendremos noche de chicas y nos pondremos al corriente de todo; tenemos mucho de qué hablar- frotando vigorosamente las palmas de sus manos y mirando con picardía.

HOTEL PASSIONE - LA JEFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora