Capítulo 6 - SALVADA

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...Tres meses y medio después...

Adara estaba mudándose a un departamento que compró. Le habían ofrecido una lujosa y gigantesca casa en la zona de Cardona, pero se decidió por un piso exclusivo en el barrio de Brera ya que al ser un lugar más bohemio lo sentía más afín a su personalidad; además no necesitaba una mansión puesto que la mayor parte del tiempo estaba trabajando en las oficinas instaladas y restauradas en el imponente hotel que estaba aún en remodelaciones y le faltaba mucho trabajo por delante.

Su idea fue tomar aquel antiguo edificio que pagó más de lo que hubiera deseado, pero se situaba justo frente al "Duomo" y hacerlo estilo Hotel Boutique que no sólo estaban de moda, sino que también eran una hermosa fusión de bienestar hogareño con los lujos y comodidades de un hotel exclusivo del jet set.

Junto a su amiga habían elegido la mayoría del mobiliario de estilo limpio y elegante, casi todo en tonos neutros y algún que otro salpicado de color estridente para contrastar.

Apenas dormía cuatro o cinco horas y si comía era porque Paul la obligaba y no porque tuviera alguna enfermedad física, sino porque estaba colocando su vida entera en ese proyecto que se había vuelto más que su trabajo, más que una fijación, incluso más importante que cualquier otra cosa; y esto era porque obsesionándose con aquello, hacía que su mente y corazón no fuesen para lugares y recuerdos que no le hacían nada bien.

Mientras tanto, Mateo y Elora se veían con frecuencia colocando de excusa el trabajo que debían realizar juntos y ninguno de los dos decía nada al respecto, pero se percibía en el aire esas miradas cómplices y coqueteos seductores que ambos se lanzaban uno al otro.

...En el edificio del próximo hotel...

Una Adara con el cabello despeinado en un torcido rodete, unos jeans gastados y blusa de gasa color durazno, se colocaba en puntas de pie sobre sus zapatillas negras de cuero para tomar unas medidas sobre una escalera para nada fija.

Según a su parecer, necesitaba saber con exactitud cuántos centímetros había entre los apliques de las paredes que se encontraban en el futuro restaurante ubicado en el primer piso del hotel.

Para cuando se quiso dar cuenta la tambaleante escalera de pintor estaba en el suelo y ella colgada de un antiguo aparato de bronce de la pared que sin querer le brindó la salvación para no romperse uno o varios huesos.

Pero ahora no sabía cómo salir de esa situación ya que recién estaba comenzando a amanecer y no había nadie alrededor.

Luego de un par de minutos que parecieron horas, sus brazos dolían demasiado y el pobre aplique eléctrico comenzaba a desprenderse de la pared.

Quiso mecerse para llegar a un mueble cercano pero sus intentos fueron por demás inútiles y la situación estaba cada vez peor.

De pronto escuchó sonidos que provenían de la cocina que se encontraba a pocos metros.

(En idioma italiano)

- ¡¿Hay alguien ahí?!- gritó con fuerza -¿Pueden venir a ayudarme por favor?¡Me estoy cayendo! -

Y el aplique ya estaba pendiendo de sólo un par de cables.

Cuando ya no pudo sostenerse más y creyó que iría directo al hospital, gritando con sus ojos cerrados con fuerza se soltó pero en el mismo instante sintió que unos fuertes brazos la sostenían por las piernas a la altura de las rodillas.

-Te tengo, no tengas miedo- escuchó una voz suave y profunda.

Abrió los ojos y se encontró con otros que ya había visto, difíciles y enigmáticos a la vez.

El adonis estaba parado sobre un sillón individual que ella no supo cómo llegó hasta allí mientras la tomaba con fuerza pero con delicadeza al mismo tiempo.

Respiró hondamente sintiendo alivio y el metal de donde se había sostenido terminó golpeando ruidosamente en el suelo.

Colocó sus manos en los varoniles hombros para sostenerse mientras él la bajaba con lentitud y cuidado.

A la empresaria le recorrió una electricidad por su columna vertebral que bajó hasta su coxis al quedar sus torsos y rostros demasiado cerca, tanto que sus alientos podrían mezclarse.

-¿Te encuentras bien?- le preguntó con cierta preocupación recorriéndola con la mirada como para asegurarse de que no tenía ni un rasguño mientras frotaba con lentitud los femeninos brazos a modo de calmar el dolor que podría tener.

Luego descendió del mueble y le extendió la mano para ayudarla a colocar sus pies en el piso de nuevo.

-¿Qué haces aquí? No recuerdo haberte contratado- pronunció extrañada y al mismo tiempo veía como la mandíbula del otro se contraía al apretar los dientes.

-No estoy contratado, vine por una entrevista- contestó seco y soltando la cintura que hasta ese momento no se había percatado que aún sostenía.

-Perdón, no quise sonar de esa manera...- al darse cuenta de su rudeza -En verdad agradezco que hayas estado aquí para ayudarme, sólo me sorprendí al verte-

-Está bien...- no sabiendo que hacer en el incómodo momento -Trate de no volver a jugar a la mujer araña- tratando de sonar algo divertido para cortar la tensión que sin entenderlo sentía todo su cuerpo -Si me disculpa, volveré a la cocina señorita- dejando el tuteo y dándose vuelta para emprender su rumbo; colocando distancia no sólo con sus palabras sino también con su cuerpo que comenzaba a quemar sin ningún sentido.

Ya no era un adolescente para que sus hormonas jugaran así con él.

-¡Gracias de nuevo señor Ferrara!- dijo en voz alta para asegurarse que el otro la escuche.

El susodicho se sorprendió de que ella recordara su nombre.

-No tiene por qué, lo hubiera hecho por cualquiera- contestó antes de cerrar la puerta vaivén detrás de él dejando a una Adara confundida por su actitud.

Leo se sentía sorprendido por todo lo que le provocaba esa mujer, era la tercera vez que la veía en tres o cuatro meses y las primeras dos habían sido el mismo día y en circunstancias nada gratas, entonces...

¿Por qué sus ojos desafiantes y sus labios provocadores no dejaban de perseguirlo? ¿Por qué esa mujer le incitaba tantas contradicciones sin siquiera conocerla? ¿Por qué ella le hacía recordar a la otra y sin embargo no podía dejar de pensarla? ¿Es que nunca aprendería de sus errores?

HOTEL PASSIONE - LA JEFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora