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Minho iba a la zaga de los demás. No tenía ganas de regresar al campamento. Debería haberse sentido contento. Todo había salido tal como lo había planeado. Habían alcanzado a Frank y a sus hombres aproximadamente una hora después de la medianoche de aquel mismo día. Gracias a la mortífera precisión de las pistolas de Chan y al plan de ataque de Minho, les tomó menos de cinco minutos recuperar el ganado. Esta vez fueron los cuatreros los que tuvieron algunas bajas. Enterraron a Quince Honeyman y a Clem Crowder en la pradera. Minho se encargaría de llevar a Frank y al resto al alguacil de Dodge. Pero cuanto más cerca se encontraba del campamento, más cerca estaba de Dodge y de la decisión que no quería llevar a cabo, una decisión contra la cual había combatido a lo largo de aquella expedición. Había decidido que no había ninguna posibilidad de que Taemin y él tuvieran un futuro juntos. Dividiría la manada en cuanto regresaran y dejaría que Taemin y Samuel siguieran solos su camino a Wyoming. Él iría después con el ganado del Círculo Siete.

También había decidido que Taemin y él no deberían volver a verse nunca.

—¿Dónde está Taemin? —preguntó Minho aun antes de que sus pies tocaran el suelo.

—La señora Im y el fueron a Dodge, tal y como tú querías —le dijo Bud Reins, el hombre que Minho había dejado en el campamento para que cuidara el carromato de provisiones.

En lugar de llevar el hato al campamento original después de recuperarlo, Minho lo había arreado un poco más hacia el norte. A Sehun se le encargó que fuera a buscar el carromato de provisiones y lo llevara al lugar señalado para el encuentro. En aquel momento se encontraban a unos treinta kilómetros al norte de Dodge. Minho había estado ausente durante seis días.

—Muy bien —dijo Minho, quitándose un peso de encima. Todo el tiempo había estado preocupado de que Taemin lo siguiera, o de que volviera a huir. Le alegraba que en aquella ocasión hubiera mostrado algo de sensatez.

—Max, quiero que los vaqueros separen el ganado de Taemin del nuestro mientras voy a Dodge. Estoy seguro de que el querrá reanudar el viaje tan pronto como pueda.

Minho sabía que sus órdenes causarían sorpresa entre los hombres. No le había hablado a nadie de la decisión que había tomado. No había querido que nadie le hiciera preguntas ni discutiera con él. Ni siquiera quería que supieran lo que estaba pensando. Aquello había sido muy doloroso para él, y no hubiera podido soportar ser sometido al intenso escrutinio de sus hermanos durante seis días. Pero seis días habían sido más que suficientes para que él decidiera que Taemin y él no estaban hechos el uno para el otro. Desde el momento en que empezó a pensar en matrimonio, supo que aquello nunca funcionaría. Taemin no era la clase de esposo que él necesitaba, y él no era la clase de marido que Taemin quería. Daba igual si tenían que vivir en un rancho de Wyoming o en una mansión de San Louis, de cualquier manera uno de ellos sería desdichado. Se odiarían el uno al otro antes que pasara un año.

No había querido renunciar a Taemin. Aún no quería. Cada vez que se cuestionaba la decisión que había tomado, empezaba a considerar las cosas de nuevo, esperando llegar a una conclusión diferente la próxima vez. Pero siempre concluía lo mismo. No tenían nada en común, además de un temperamento variable y una inconmensurable veta testaruda. Él estaba tan poco preparado para ser esposo y padre, como el.

No obstante, la decisión de renunciar a Taemin había sido la más difícil que había tomado en su vida. Cuando le pidió que se fuera a Dodge, estaba vagamente convencido de que de alguna manera lograrían estar juntos. Pero a los pocos días de encontrarse lejos de su afrodisíaca presencia, supo que era imposible. Además, tuvo tiempo de darse cuenta de que lo amaba demasiado para permitir que su relación acabara de una forma tan dolorosa. Si tenía que terminar, lo mejor era que lo hiciera en aquel momento.

Taemin (Libro 3 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora