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Segundos antes Taemin se había puesto tan furioso con Minho que le habría alegrado que alguien lo hubiese sacado de allí. Pero en aquel momento le irritaba que Frank se inmiscuyera.

—Simplemente estamos discutiendo ciertas diferencias que tenemos. El señor Choi piensa que yo no tengo ningún derecho a estar en este camino. Acaba de ordenarme que regrese a casa.

—Tú no tienes ni voz ni voto en los asuntos relacionados con el Doble D —dijo Frank, dejando ver su hostilidad en todos sus gestos—. Ahora es a ti a quien te tenemos que ordenar que regreses a tu campamento.

Taemin sólo había hablado como lo había hecho porque estaba demasiado enfadado para pensar. No había sido su intención enemistar a aquellos dos hombres. Demasiado tarde recordó el antagonismo que existía entre ellos.

—Mi asunto es con el señorito Lee —dijo Minho, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar el desprecio que sentía por Frank—, pero también te concierne a ti. Más vale que regreséis mientras podáis hacerlo. Tú no sabes mucho más de arrear ganado a Wyoming que el.

—Yo llevaré al señorito Lee a Wyoming, si eso es lo que el quiere. Ni tú ni toda tu cuadrilla de vaqueros podrán detenernos.

—No tendremos que hacerlo. Os detendréis por cuenta propia.

Frank parecía tan furioso que por un momento Taemin pensó que iba a atacar a Minho. Pero eso sería una locura. Todo el mundo sabía que Minho era brutal a la hora de pelear. Nadie hablaba de eso cuando alguno de los Choi estaba cerca, pero la historia de aquella pelea en México había sido contada cientos de veces aquel año.

Taemin se interpuso entre los dos hombres.

—Regresa a tu campamento, Minho.

—Vuelve a casa mientras aún puedas hacerlo. Si no te mueres de sed o los cuatreros no se llevan todo tu ganado, los indios podrían intentar atacarte —miró a Frank, y luego de nuevo a Taemin—. Si tienes que ir a como dé lugar, déjame ayudarte a encontrar un arriero que pueda ocuparse de este trabajo —Minho se volvió y se subió a su montura de un salto—. Si decidís seguir —dijo, volviéndose hacia Frank—, será mejor que te mantengas lo más alejado posible. Si haces algo que ponga en peligro mi ganado, te cortaré por la mitad. Si dejas que algo le pase a Taemin, te cortaré en pedazos aún más pequeños. —Y obligó a su caballo a dar media vuelta y se alejó al galope.

—Llamaré a dos de los chicos y...

—Tu trabajo es llevar esta manada a Wyoming —dijo Taemin, que había quedado atónito ante el comentario que Minho hizo antes de partir—. Yo me ocuparé del señor Choi.

Minho maldijo para sus adentros durante todo el viaje de regreso. No había estado en aquel camino más de dos semanas y ya tenía problemas con Taemin y su capataz. A DongWook no le gustaría en lo más mínimo. Siempre había pensado que Minho hacía juicios demasiado precipitados, que era demasiado apresurado al actuar.

Minho no lo entendía. JongHyun tenía muy mal carácter, pero a nadie parecía importarle. El de Chanyeol era aún peor, pero nadie le prestaba ninguna atención. Pero si Minho llegaba a hacer la más mínima cosa, DongWook enseguida se metía con él. Minho siempre había tenido un temperamento muy explosivo, lo había heredado de su padre. Siempre había hecho juicios atolondrados, siempre había sido demasiado impulsivo. Eso también lo había heredado de su padre. Maldito fuera su padre. La sombra de aquel hombre aún se cernía sobre toda la familia, recorría sus venas y los oscuros recovecos de sus mentes como un veneno, y se colaba en todo lo que hacían, en todo lo que pensaban. ¿Por qué Minho no podía ser como Max? Él nunca parecía dejarse perturbar por nada. Nunca alzaba la voz ni actuaba sin reflexionar. DongWook probablemente deseaba que Max fuera su hermano en lugar de Minho.

Taemin (Libro 3 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora