16

197 33 10
                                    

A Taemin se le cayó de las manos la taza de café.

—Tienes que estar equivocado —dijo el, seguro de que Sehun había entendido mal—. Ni siquiera Minho haría algo así.

—Lo haría si creyera que es lo que debe hacer —afirmó Jun, mirando a Taemin a los ojos por primera vez—. Minho nunca deja que la sensatez se interponga en su camino.

—Pero ¿por qué despediría a mi cuadrilla?

—A mi no me preguntes —respondió Jun, siguiendo con su trabajo—. Dile a Sehun que te traiga un caballo. Luego ve allí y pregúntaselo tú mismo.

Pero Sehun no esperó a que Taemin se lo pidiera. Se montó a pelo en el primer caballo que encontró y regresó al campamento a todo galope. Cuando Taemin terminó de ensillar el caballo y llegó al campamento del Doble D, la trifulca ya había terminado. Minho se encontraba en el centro del campamento. Chan y Max no andaban muy lejos, pero Taemin percibía que Minho había obrado por cuenta propia.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Taemin—. Sehun dice que has despedido a todos los hombres de mi cuadrilla.

—Sólo a algunos —contestó Minho.

—¿A quiénes? ¿Por qué?

—Me acusó de estar tratando de robarle —dijo Frank. Sacó sus mantas del carromato de provisiones y las tiró al suelo junto a su silla de montar—. Dijo que nos quería fuera de este campamento en una hora. —Se acercó al vaquero que le estaba llevando el caballo—. Ni siquiera nos dio tiempo para comer algo.

—¿Hiciste eso sin consultarlo conmigo? —preguntó Taemin, volviéndose hacia Minho. Estaba confundido y sorprendido. También enfadado. No le cabía la menor duda de que Minho tenía un motivo para hacerlo, pero no podía creer que tomara una decisión semejante sin consultarlo con el. Eran sus empleados. Él no podía despedirlos.

—Si pensáis hacer algo, será mejor que lo hagáis ahora mismo —dijo Minho, sin apartar la mirada de los hombres que recogían sus cosas.

—¿Falta alguna vaca? —preguntó Taemin.

—No —contestó Frank—. Ni una sola.

—¿Entonces como...?

—Lo vi hablando con ese Honeyman —dijo Minho.

Taemin se volvió bruscamente hacia Frank.

—Todo hombre tiene derecho a hablar con quien quiera —dijo Frank con enfado.

—No confío en nadie que tenga trato con ladrones.

—¿Quién ha dicho que  es un ladrón? —preguntó Samuel.

—Yo lo digo —dijo Minho, volviéndose hacia el hermano de Taemin.

—¿Alguien más lo ha visto además de ti?

—Si un hombre está robando, está robando tanto si lo ve un hombre como si lo ven cien.

—No creo que Samuel se fíe de tu palabra —dijo Joe en un tono de voz indiferente.

Sin embargo, a Taemin le dio la impresión de estaba tratando de causar problemas. Esto lo enfadó. Samuel era la única razón por la que no lo había despedido.

—Él no tiene que fiarse de mi palabra ni respecto a esto ni a respecto a ninguna otra cosa si no quiere —respondió Minho—. Puede coger el mismo camino por el que os iréis vosotros.

—No puedes despedir a Samuel —dijo Taemin, volviéndose contra Minho. No había pensado que él incluiría a Samuel entre los hombres de quienes desconfiaba. El temor de perder a su único familiar lo volvió imprudente—. No puedes despedir a nadie a menos que yo lo ordene.

Taemin (Libro 3 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora