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Para horror de Taemin, una masa de más de cien metros de ancho se dirigía hacia el. Sin esperar sus órdenes, su caballo empezó a cabalgar a todo galope. Todo lo que el podía hacer era agarrarse con fuerza. Taemin se dijo que no debía dejarse llevar por el pánico. Mucha gente salía con vida de las estampidas —sus propios vaqueros habían salido con vida de una hacía unos pocos días—, pero este pensamiento no fue en absoluto reconfortante cuando miró por encima de su hombro y vio un mar de cuernos cercándolo. Mientras aquella aparentemente infinita extensión de ganado le envolvía, un único pensamiento le martilleaba la cabeza. «Minho sabría qué hacer si estuviera aquí». Pero Minho no estaba allí. Estaba en su campamento, a varios kilómetros de distancia, profundamente dormido. Y aún cuando la estampida lo despertara, había muchas probabilidades de que él no pudiese encontrarlo. Si quería salir de aquel lío, tendría que hacerlo solo. Taemin se aferró con todas sus fuerzas a su caballo. Si caía bajo los miles de cascos que le seguían, no quedaría mucho de el que Minho ni ninguna otra persona pudiera encontrar.

Poco a poco el pánico se disipó lo suficiente para permitirle pensar que si lograba ganarle la delantera al hato, podría desviarse hacia un lado y salirse del camino de la estampida. Rogando no perder el equilibrio, Taemin obligó a su caballo a girar hacia la izquierda del novillo que corría directamente delante de el, y lo instó con sus talones y rodillas a avanzar a toda prisa. Al poco tiempo se hizo evidente que, aunque su montura era bastante fiable, no era mucho más rápido que las vacas que el quería dejar atrás.

Con angustiosa lentitud, logró pasar a aquel novillo y a dos más, pero justo en el momento en que se acercaba a la vaquilla que lideraba la desbandada, llegaron a la cima de una pequeña colina. El hato del Círculo Siete se encontraba frente a ellos. Su ganado estaba a punto de chocar contra el de Minho con el a la cabeza. Minho  ya estaba montado en Nightmare y salía del campamento mucho antes que Chan se hubiera levantado siquiera de la cama. Estaba desesperado por cortarle el paso al hato de Taemin antes de que éste llegara al lugar donde se encontraba el suyo. Si no lograba hacerlo, las dos vacadas se mezclarían hasta tal punto que luego se requerirían muchos días para separarlas. Al tiempo que gritaba al resto de la cuadrilla al pasar de largo por su lado, Minho le soltaba las riendas a Nightmare. Aquel enorme caballo había estado en más de una estampida y, por lo tanto, sabía qué hacer. A Minho se le cayó el alma a los pies cuando llegó al lugar donde se encontraba su hato. Algunas vacas se habían levantado, y sus cabezas se habían vuelto hacia el sordo estruendo de los quince mil cascos que golpeaban la seca tierra corriendo a todo galope. Gritándoles a los guardias nocturnos que lo siguieran, Minho continuó su camino con gran bullicio. Tenía el presentimiento de que ya era demasiado tarde, pero tenía que intentarlo. Estaban mucho más cerca de lo que él esperaba. Justo en el momento en que llegó al punto en que se encontraban las vacas que estaban a la cabeza de su hato, el ganado del Doble D salía de un terreno bajo en la llanura. Quedó boquiabierto de horror cuando se dio cuenta de que el jinete que iba al frente del hato no era ningún vaquero tratando de desviar a los animales.

El jinete era Taemin, que huía al galope para salvar la vida.

De repente, las vacas del hato de Minho se levantaron y empezaron a correr a toda velocidad. Taemin quedó atrapado en medio de una estampida de más de seis mil bovinos. El instinto de Minho le indicaba que debía dirigirse a la parte delantera de la estampida tan rápido como pudiera y hacer que las vacas que iban a la cabeza giraran. Si lograba hacer eso, empezarían a arremolinarse para correr en círculo, y la estampida se terminaría al poco tiempo. Esto era lo que siempre había hecho antes, esto era lo que su deber le exigía que hiciera. Taemin estaría bien si seguía cabalgando al mismo ritmo del ganado. Tenía un buen poni y, además, con seguridad alguno de sus hombres se ocuparía de el. Él tenía una responsabilidad que asumir con su propio hato. No obstante, Minho no podía abandonar a Taemin. Otra persona tendría que encargarse de hacer que el hato girara. Aquellas vacas podían correr hasta regresar a Austin, pero él tenía que rescatar a Taemin. Los animales no emitían ningún sonido mientras corrían. Sólo el ruido de sus cuernos al chocar competía con el estruendo de sus cascos. Ocasionalmente, Minho veía el fogonazo de los disparos que hacían los miembros de las dos cuadrillas para tratar que el ganado se mantuviera unido. Las vacas corrían por una extensión muy ancha, y él dudaba que aquellos disparos pudieran mantenerlas en un solo grupo por mucho tiempo. Minho nunca había visto tanto ganado en una estampida. Taemin parecía estar muy lejos de él. Sin embargo, aguijoneó a Nightmare con los tacones de sus botas, y obligó a éste a internarse en aquella aglomeración de animales que corría a toda velocidad. Nightmare no vaciló ni un instante. Era un caballo grande y fuerte, dos palmos más alto que el poni que se utilizaba normalmente para trabajar con el ganado. Su raza lo hacía veloz, y en aquel momento Minho esperaba que sus antepasados lo ayudaran a abrirse camino a través del hato de Taemin.

Taemin (Libro 3 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora