Capítulo 3

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Alba se había sentado en el sofá del gran salón, sin saber mucho qué hacer. Tenía los pies apoyados en el suelo cuando de repente sintió que algo la rozaba, al principio se asustó, pero cuando escuchó un maullado se inclinó descubriendo a un hermoso felino negro.

-Hola, pequeño. ¿Y tú quién eres?

-Fígaro - escuchó una voz la rubia, pero como estaba tan segura de que el gato no pudo ser el dueño de esa voz, se volteó descubriendo a Natalia ya cambiada. Se había quitado ya el traje con el que iba a casarse con Sofía, pero acabó casándose con Alba. Ahora  llevaba puestos unos vaqueros desgastados y una camisa roja, con botas militares.

-Fígaro es mi gato. Lo adopté unos días después de haber conocido a Sofía - sus palabras sonaban amargas, según cómo las percibió Alba.

Al principio quería indagar, pero era demasiado pronto para hacerlo. Recién le habían dejado plantada y el dolor obviamente seguiría presente. Así que optó por hablar de lo que realmente le estaba dando vueltas toda la tarde.

-Necesito ir a mi casa, recoger algunas cosas, explicarle a mi hermana el motivo por el que no llegaré a dormir durante los próximos seis meses y... bueno, cenar. Es que llevo todo el día sin comer - dijo agachando la cabeza.

-¿Qué? Si cuando llegué te encontré en la cocina con una sartén.

-Ya, pero los electrodomésticos me superan en inteligencia - soltó una risilla avergonzada -. Pero claro, tampoco es que espere a que usted tenga que darme unas instrucciones sobre cómo manejarlo, tengo claro que no perdería su tiempo. Y además, impone mucho.

-Punto uno, no sé qué clase de persona cree que soy, pero clasista no soy. Punto dos, no sé porqué dice que impongo, pero le aclaro que no soy un monstruo - dijo seria Natalia.

Alba estaba tan confundida. Unas horas antes a penas, Famous le había dado a entender que Natalia era de esos ricos clasistas, amenazadores y, a juzgar por cómo le había hablado esa tarde, casi lo había confirmado. Pero hablando con la propia Natalia todo era tan distinto.

-Mejor me voy a dormir.

«Demasiadas emociones por hoy», pensó Alba, siendo consciente de que era la primera vez, desde que salió de su Valencia natal, que dormiría fuera de su pisito.

-Mañana, después de recibir la herencia, le diré a Famous que te acompañe a por tus cosas.

-¡No! A él no, por favor. Preferiría que lo hiciera usted misma.

-Siento no poder complacerla, soy una mujer muy ocupada.

-Ya, pero teniendo en cuenta que mañana usted no iba a estar ocupada... Digo, iba a irse de luna de miel.

-Buenas noches - fue Natalia la que se despidió esta vez y salió de la casa.

-¡Genial, Alba Reche! Me encanta cómo empieza tu vida de casada - se dijo irónicamente a sí misma y subió a su cuarto.

***

Las voces se escuchaban cada vez más cercanas mientras que Alba iba bajando las escaleras. Reconoció la voz de Natalia y la de Famous, pero no reconoció las otras tres voces.

-No puedes tener a esa pobre chica aquí, Natalia. Al menos deja que haga su vida después de que tú recibas la herencia.

-Eres una aguafiestas, Marta - reprochó Famous a su amiga.

-Buenos días - todos en la sala se quedaron callados viendo a la nueva señora Lacunza al pie de las escaleras.

-¡Aquí está! La chica del momento - anunció Famous.

Recuperando La IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora