Capítulo 20

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Natalia se despertó con el dolor de cabeza que siempre le caracteriza cuando ha bebido. Al lado suyo no estaba Alba y salió a buscarla.

Al principio pensó que estaba en la cocina, pero no, ahí no estaba. Subió de nuevo al piso de arriba y la encontró en su cuarto.

-Buenos días, rubia.

-Serán para ti - dijo notablemente enfadada sacando las últimas ropas del armario.

-¿Y ahora qué pasa? ¿Estás empacando? - la morena no recibió respuesta - Dime que es porque te vas a trasladar definitivamente a mi cuarto.

-¡Vete a la mierda, Natalia!

-¿Pero qué te pasa? Anoche estábamos bien.

-¡Estoy harta de que tus actos no coincidan con tus sucias palabras! - dijo rompiendo en llanto -. Ya lo entendí, ¿de acuerdo? Ya entendí que nunca vas a sentir por mí lo que sientes por ella y lo asumo. Ahora voy a salir de tu vida y que tú salgas de la mía porque no quiero volver a verte.

-No entiendo qué he hecho ahora y qué tiene que ver Sofía con todo esto.

-¡Todo! Para empezar, el santuario en el que has convertido las paredes de la sala. Me decía a mí misma «tranquila, Alba, va a botar las fotos, las va a botar»; luego están tus constantes momentos nostálgicos y yo ahí a tu lado, intentando ayudarte a superarlo; ayer fue tu maldito aniversario de compromiso y no hiciste más que acordarte de ella. Ahora entiendo por qué dijiste eso de los viejos tiempos, estabas pensando en ella y así me lo demostraste al llamarme por su nombre.

-¿Qué? - la cara de Natalia era un auténtico desencaje.

-Estabas borracha.

-Eso no justifica lo que he hecho... Perdóname por favor, no te vayas, yo te quiero a ti.

-Eso es mentira, Natalia. No puedes decir querer a alguien y vivir con el recuetdo de otra persona.

-Te estoy diciendo la verdad.

-Dicen que sólo los moribundos, los niños y los borrachos dicen la verdad. La tuya la has dicho anoche - la rubia cogió su maleta y salió del cuarto.

-Alba no te vayas, podemos arreglar esto - le cogió del brazo.

-¿Arreglar? Natalia, consciente o inconscientemente me has humillado de todas las maneras posibles, pero ahí he seguido, aguantándote, soportando por el simple hecho de tener la mínima esperanza de que sientas algo por mí.

-¿Qué quieres que haga para que no te vayas? ¿Voy y tiro las fotos para que estés tranquila y convencida?

-Lo de las fotos es lo de menos, Natalia. Soportaría que sus fotos estén en el salón de tu casa, pero lo que no soporto es que ella siga aquí - le golpeó en el pecho con el dedo y después bajó las escaleras y salió de la casa.

Una semana había pasado y no había vuelto a saber nada de Alba, ¿por qué había tenido que irse? Justo ahora que estaba sintiendo que la quiere, que la ama.

Durante la semana Alba no se había presentado al trabajo, y la morena lo respetaba. Necesitaba su tiempo y se lo daría, el mismo tiempo que le había pedido ella para tener la paciencia que necesitaba para poder enamorarse.

El que Alba se fuera definitivamente era culpa suya, Marta no dejaba de recordárselo.

-Te lo advertí, Natalia, no me hiciste caso.

-Es que Sofía...

-Sofía es el pasado, Natalia. ¿De verdad quieres recuperar a Alba? - la morena asintió - pues ya sabes lo que tienes que hacer.

Recuperando La IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora