Capítulo 14

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Alba seguía hablando con Julia que, esta vez, parecía prestarle atención. Pero cuando la rubia miró a la mesa en la que estaba con Natalia, la morena ya no estaba.

¿Estaría en el baño?, se preguntó, pero su abrigo no estaba y sobre la mesa había unos billetes. Dio por hecho que se había marchado ya.

-Tengo que irme, Julia. Hablamos otro día.

-Claro, vete con tu nueva amante - dijo dolida.

-Es mi esposa - contestó la rubia mostrando la alianza y luego se dirigió hacia la mesa. Por el camino se encontró con Micky.

-Alba tenem...

-Ahora no, Micky - le contestó y posteriormente recogió su abrigo y las bolsas de las compras.

Al llegar a casa se encontró a Natalia jugando con Fígaro en el sofá. Parecía estar desconectada de todo. Se veía tranquila.

-Ayúdame por lo menos - le dijo para llamar su atención.

-Ah, llegaste.

-Sí, y con toda la carga - dijo enfatizando en las tres últimas palabras.

-Lo siento, me olvidé por completo de las compras.

-Ya veo... ¿por qué supuesto motivo te fuiste?

-No lo sé, me empezaba a aburrir.

-Yo creo más bien que estabas celosa - bromeó Alba con la esperanza de que fuera cierto.

-¿Por qué tendría que estar celosa? - preguntó la morena.

-Nada, olvídalo. Mejor empecemos a decorar la casa - dijo con una sonrisa.

A las dos chicas no les llevó más de hora y media colocar todos los adornos navideños y luces por la casa. Ocasión que Alba aprovechó para, deliberadamente, sacar algunas fotos de Sofía alegando que no quedaban bien con los adornos navideños y prometiendo colocarlas en algún otro rincón, promesa que no iba a cumplir, claro estaba.

-¡Guau! Ha quedado todo precioso.

-Sí...- Natalia no le quitaba el ojo de encima a la rubia mientras estaba admirando el maravilloso fruto de su trabajo en equipo -. Hacemos un buen equipo, Natalia - dijo mirándola.

-Sí, ya lo creo - la atrajo hacia sí y festejaron el resultado con un beso. Un beso que ambas estaban ansiando toda la tarde y que tornaba cada vez más caliente.

Las manos de Alba se metieron entre las dos y empezó a desabrocharle la camisa a la morena. Natalia, a su vez, inició un recorrido de besos por el cuello de Alba.

La morena detuvo sus besos pero sin apartar sus manos de las mejillas de Alba. Se paró para observar su cara, sus hermosos ojos verdes eran realmente cautivadores, sus labios carnosos simplemente deliciosos.

Poco a poco comenzó a desvestirla bajo la atenta mirada de la propia rubia que, por petición de Natalia con un gesto, se había quedado quieta.

-Eres realmente hermosa - apenas le salía la voz a la más alta - tu cuerpo... tus labios... tus ojos...- dio una vuelta alrededor de la rubia para observarla desde atrás - eres perfecta - le susurró al oído y Alba sentía que se derretía, el deseo de estar ya con ella era cada vez más inaguantable. Natalia la estaba torturando con sólo mirarla.

La morena tomó uno de sus pechos con su boca y la rubia gimió, la sensación era realmente agradable, deliciosa...

-Natalia, por favor...

-Vamos arriba.

En cuanto llegaron al cuarto Natalia, que había traído a la rubia en brazos, la dejó boca arriba sobre la cama.

Con sus manos recorría cada rincón del cuerpo de la rubia y ésta no hacía más que gemir. Sus gemidos eran música para los oídos de la morena.

Natalia se subió a la cama y se puso de rodillas entre las piernas de Alba. La miraba con deseo y miraba también el deseo de Alba por ella reflejado en lo mojada que estaba por ella.

La morena inició un camino de besos desde los pies de la rubia, pasando por sus muslos, hasta posarse en su boca. El beso era tan tierno, tan lento...

Alba por su parte no aguantaba ya el deseo. El simple hecho de que tuviera a Natalia besándola con tanta pasión y con la rodilla rozando su centro hizo que su nivel de calentura aumentara, si es que aún podía aumentar.

Abrió aún más las piernas y las enredó alrededor de la cintura de Natalia apretándola contra su centro. La quería dentro y la quería ya.

Natalia se dio cuenta y decidió no seguir alargando la tortura de Alba. Le dio un último beso y regresó con el resto de besos hasta posarse en el centro de la rubia.

Un lamido, dos lamidos y la rubia sentía que iba a explotar. Natalia empezó a succionarla y al poco tiempo introdujo dos dedos. Alba soltó un gemido de liberación que se podía escuchar en todo el apartamento y Natalia sonrió comenzando posteriormente a moverse de manera rápida, eficaz y magistral en el interior de la rubia.

Al poco tiempo Natalia sacó sus dedos y se los llevó a la boca bajo la atenta mirada de la rubia. El gesto era realmente sexy, pensó Alba.

Natalia comenzó a desvestirse y en cuanto estuvo totalmente desnuda regresó a la faena. Introdujo de nuevo sus dedos en la rubia, pero esta vez eran tres y las embestidas en vez amortiguarse porque ahora habría más dificultad de movimiento aumentaron, y con ellos los gemidos de la rubia que, para Natalia, sonaban cada vez más geniales. Disfrutaba escuchándola, oyéndola gemir de esa manera la saciaba de manera incansable. Varios minutos después la rubia alcanzó el orgasmo soltando un gemido de liberación.

Natalia se reincorporó y se quedó boca arriba cogiendo aire, Alba igual.

La rubia fue la primera en recuperarse y observó a Natalia boca arriba a su lado y desnuda. Sus pechos sobresaliendo sobre su torso, cogiendo aire con el pelo todo revuelto.

¿Cómo no amar a esa mujer?, pensó. Se se subió a horcajadas sobre la morena e inclinándose hacia ella comenzó a besarla. Natalia por su parte llevó sus manos directamente al culo de Alba. Se sentía tan bien. Su centro rozando el abdómen de la morena...

Tras el reguero de besos, Alba repitió la faena que Natalia antes había hecho con ella. Hicieron el amor en repetidas ocasiones y varias horas después se quedaron sin fuerzas...

-¿Lo has disfrutado? - preguntó Natalia.

-¿Que si lo he disfrutado? Natalia, ha sido el mejor sexo que he tenido en toda mi vida.

-No me digas que eres conformista.

-No soy conformista.

-Me alegra saberlo, porque aún no has probado ni la mitad de todo lo que puedo ofrecerte entre estas sábanas.

-¿En serio? - se sorprendió la rubia.

-Ni te lo imaginas, pero lo de hace rato solo fue una bienvenida - dijo acomodando la cabeza de Alba sobre su pecho.

-¿Una bienvenida? - preguntó la rubia levantando la cabeza del pecho de la  morena para mirarla con una sonrisa.

-Sí, por tu regreso. Te juro que cuando llegué a casa y no encontré tus cosas no pensé que fueras a volver.

-¿Me echaste de menos? - preguntó Alba jugando con la suerte.

-Creo que no querrás escuchar la respuesta, mejor disfrutemos de este momento - zanjó la morena estrechando a la rubia entre sus brazos.

-Te amo, Natalia - dijo la rubia y la respuesta de Natalia fue un silencio absoluto estrechando a Alba, si es que se podía más, en sus brazos.

Las chicas se encontraban charlando tranquilas sobre la cama de la morena cuando la puerta del cuarto se abrió...

Recuperando La IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora