Alba sonreía mientras que a un lienzo en blanco le daba color, luz y vida. Los dos días anteriores habían resultado ser una auténtica locura, y la razón de esa locura se llamaba Natalia Lacunza.
¿Cómo podía enloquecerla tanto? ¿Qué tanto tenía Natalia que no tenían sus anteriores parejas? ¿Es que aquella alta y morena de pelo azabache había tomado clases de cómo satisfacer a una mujer en otro planeta? Alba vivía en las auténticas nubes.
La faena del sábado por la mañana había retomado su rumbo en la noche y al día siguiente también.
La cena que preparó Natalia estaba rica sólo por el simple hecho de que el robot de cocina se hubiera encargado, porque de cocina la morena no tenía ni la más remota idea.
Se habían pasado prácticamente todo el domingo en la cama, no durmiendo precisamente ni mirando el maravilloso staf del cuarto de la empresaria.
-Qué suerte desaprovechaste, guapa - dijo, en cuanto estuvo en la sala, mirando una de las tantas fotografías de Sofía que seguían colgadas en las paredes de la lujosa vivienda.
Natalia no las había sacado todavía, y la rubia en más de una ocasión sintió esas ganas, pero ella no era quién para hacer algo así. Natalia ya las quitaría cuando estuviera preparada.
Pero con las fotos ahí colgadas, consideraba que Natalia jamás estuviera preparada. El recuerdo de Sofía estaría presente en cada momento.
Tenía que borrar primero el recuerdo de Sofía de la mente de Natalia. No iba a ser fácil, pero tenía un plan e iba a ponerlo en marcha desde ya.
-Hola, Marta...- llamó a su futura compañera de próximas aventuras - ¿Estás en el trabajo? ¿Puedo ir a verte? - Marta trabajaba como pediatra en el 12 de octubre.
-Claro que sí, cariño.
-En una hora y media estoy ahí.
-De acuerdo, te espero.
-¡Otra cosa! - se apresuró a decir cuando iba a colgar.
-Dime - contestó receptiva y con una sonrisa Marta.
-Espero que no te importe que vaya acompañada.
-Puedes venir con quien quieras... Hasta luego.
-Chao - en cuanto colgó, marcó otro número rapidísimo -...Mari.
-¿Me puedes explicar cómo me entero por Julia de que estás con otra tía? - chilló su mejor amiga al otro lado del teléfono.
-Te lo voy a contar absolutamente todo, pero necesito que nos veamos ahora. No trabajas hasta las seis, así que supongo que tienes tiempo.
-Sí, sí, voy, voy... pero dime una cosa... ¿estás con tu pareja?
-No, ella se fue a trabajar. Hoy es lunes, ¿lo recuerdas?
-Ya, pero quiero conocerla cuanto antes.
-Está bien, te la presentaré en cuanto se dé la ocasión - dijo Alba mordiéndose el labio por no aguantarse ya las ganas de hablarle a su mejor amiga de Natalia.
¿Le gustaría para ella? ¿Creería, al igual que Marta, que formaran una hermosa pareja?
-Ya quiero verte, Mari.
Una hora más tarde Alba le había contado ya todo el precedente a su mejor amiga.
-Qué triste, ¿no? Supongo que la chava está devastada.
«Ni tanto», dijo Alba para sí misma con una sonrisa pícara.
-Uuuyy... Ahora cuéntame lo vuestro, te veo con cara de una mujer enamoradísima.
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Recuperando La Ilusión
Hayran KurguTras la muerte de su abuela, en la lectura del testamento había una cláusula que estipulaba que Natalia no podía cobrar la herencia sin estar casada. Eso no supuso ningún problema para la presidenta de Lacunza Music, pues había encontrado al amor de...