Con el sol del primer día de enero, Natalia se levantó. Alba se veía profundamente dormida y cansada, y es que era normal, la noche lo había meritado.
No le quitaba el ojo de encima a esa pequeña rubia que cada vez más le hacía sonreír. Con sólo recordar la sonrisa de la rubia, la sonrisa le venía sola. Su teléfono sonó y se apresuró en contestar, ya que estaba haciendo ruido y no quería que Alba se despertara.
-¡Feliz año nuevo, tarada!
-Yo también te quiero, Marta. Feliz año nuevo.
-¿Y Alba?
-Alba... Alba está durmiendo.
-Una noche ardiente, supongo.
-¿Qué? No, ¿de qué estás hablando?
-No te hagas, que después del beso que captaron las cámaras me imagino cómo habrá seguido la noche - la morena no pudo evitar sonreír. Alba Reche era el azúcar del café, la guinda del pastel... La mujer perfecta.
-Te tengo que dejar, Marta. Voy a buscar el desayuno.
-Uuyyy, ¿por qué tengo la sensación de que volvió la Nati enamorada?
-No digas estupideces, Marta. Yo no pienso enamorarme de nuevo, no vale la pena.
-¿Enamorarse de Alba no vale la pena? - Natalia se volteó para mirar a la rubia. La pregunta de Marta le había dejado descolocada.
-Ya veremos, Marta - dijo sin apartarle la mirada -. Mírala, se ve hermosa - puso la cámara enfocando a Alba para que Marta pudiera verla.
-Digas lo que digas sé que estás empezando a sentir algo por ella.
-Vete ahí, payasa... Te dejo ya - colgó y salió del cuarto.
A la vuelta se encontró a una Alba bailando por toda la casa y dando saltos con la música al tope máximo.
-¡Cuánta alegría en esta casa! - gritó Natalia dejando la bolsa con el desayuno sobre la mesa.
Alba, que por lo alto que estaba la música y que no se había percatado de la llegada de la morena seguía bailando tranquila hasta que sintió unas manos en su cintura moviéndose al mismo ritmo de la música con ella.
-Natalia, no te vi llegar.
-Me ha gustado mucho más Nat.
-¿Nat? - la morena asintió.
-La verdad es que ha sido muy gracioso. Anoche cuando...
-Ah, sí... Es que no me has dejado acabar la frase, pero ¿sabes qué? - negó Natalia -. Me gusta... Nat, sí, mola... ¿Qué traes ahí?
-El desayuno.
-A las doce horas del medio día - Natalia se rasgó la cabeza.
Cuando había salido a por el desayuno no se había percatado de la hora.
-Comamos por lo menos.
-De acuerdo... Oye, por cierto... Sé que no soy la única de entre las dos que canta eh. Ya sé que tú también cantas.
-Eso no es verdad - dijo seria la morena.
-Sí que es verdad. También sé que te da vergüenza cantar delante de la gente, por eso no dije nada cuando Marina estuvo aquí ayer, pero aquí entre las dos puedes cantar un poco.
-No voy a cantar, Alba.
-Porfi, porfi, porfi...
-No insistas - dijo rotunda y se sentó a la mesa.
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Recuperando La Ilusión
FanfictionTras la muerte de su abuela, en la lectura del testamento había una cláusula que estipulaba que Natalia no podía cobrar la herencia sin estar casada. Eso no supuso ningún problema para la presidenta de Lacunza Music, pues había encontrado al amor de...