Capítulo 23

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Un mes había pasado y por fin tomó la decisión de regresar a trabajar. Gracias a Dios no había recibido ninguna notificación de parte de la empresa amenazándola con denunciarla porque no estaba cumpliendo el contrato, cosa que agradecía mucho.

Seguro la imponente dueña de Lacunza Music había tenido que ver con eso. Pero ahora mismo le importaba muy poco. Además, era lo menos que podía hacer después de cómo resultaron las cosas entre ellas.

El caso es que aquella mañana Alba decidió regresar a la empresa.

Iba salieendo del edificio en el que vivía cuando vio llegar a Julia con un enorme ramo de flores. Se acercó a ella para hablar ya que la dirección que tomaban los pasos de su ex apuntaba hacia ella.

-Julia...

-Hola. Antes de que digas nada quiero que me perdones... Cometí un error al no querer escuchar tus explicaciones. Ahora que lo sé todo te prometo que las cosas serán distintas.

Alba miraba interrogante a la chica frente a ella y no entendía nada. ¿Ahora que sabía todo de qué? Además, ¿quién le dijo ese "todo"?

-Mira, sé que te viste obligada a casarte con esa tía porque tienes un gran corazón... joder, si es que tú eres así, no entiendo cómo pude dudar de ti - de modo que a eso se refería Julia, pensó la rubia -. Pensé que ya no me amabas, mi vida, y eso me asustó, me aterró. El simple hecho de imaginarte con esa o cualquier otra persona me enfermaba, pero ya sé que todavía me amas y que quieres que recuperemos lo nuestro, yo igual, mi amor. Saberte lejos de mí me enferma, me pone mal. Te prometo que todo será diferente - Julia hablaba tan rápido que Alba ni tiempo de procesar toda la información, que en ese momento estaba recibiendo, tenía.

Julia estaba dando por hecho que Alba seguía enamorada de ella porque alguien se lo hizo saber... o más bien pensar. La rubia no entendía quién habría sido capaz de hacer algo así.

Sin tiempo a siquiera abrir la boca, Alba recibió las flores de parte de Julia de manera un tanto forzosa y cuando ya quiso hablar para aclararle las cosas a Julia, ésta estampó sus labios contra ella.

***

Tras un largo e intenso mes en el que Natalia se tomó su tiempo para pensar en lo que quería y cómo conseguirlo, por fin se decidió. Alba quisiera o no, la escucharía.

La vida sin ella estaba siendo muy difícil. Ya ni se aparecía por la empresa para trabajar y eso a la morena no le gustaba. No soportaba la idea de no verla, no tenerla cerca, no poder aspirar el aroma de su melena rubia corta. Definitivamente no.

Iba llegando a la casa de la rubia cuando se paró en seco al percatarse de la escena que estaba visualizando a unos metros de ella.

Alba y su ex se estaban besando y los celos de la morena no pudieron ser más evidentes.

Quiso enfrentarlas pero prefirió no hacerlo. No valía la pena, pensó.

Retrocedió el paso y se dio la vuelta para marcharse, entregándole la guitarra que llevaba en la mano a un chico que estaba arreglando su bicicleta.

Alba le había pedido que cantara un poco y ella le había respondido que sólo cantaba para un determinado grupo de gente, un grupo en el que la rubia iba a integrarse e iba a ser la integrante más importante.

Iba a cantar para ella por primera vez, pero a la rubia ya no le valería. Ahora estaba saliendo de nuevo con su ex.

-Pff...- bufó Natalia al entrar a su despacho. La imagen que se repetía una y mil veces en su cabeza no la dejaba tranquila. Alba con otra persona...- ¡Maldita sea! - chilló tirando de una sóla vez todo lo que estaba sobre su escritorio y lo que estaba de paso.

Recuperando La IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora