Un ángel descansando sobre las nubes.
No había parado de llover esa noche, el agua abundante había caído sobre mí en aquella esquina en la cual, cuando mis pies ya no podían seguir corriendo y mis piernas flaquerón, dejé mi cuerpo caer. El suelo estaba frio y mojado, como todo mi cuerpo.
Las gotas del agua de lluvia corrían por mi pelo hasta caer de él. El frio pasó a formar parte de mí, no lo sentía pero lo tenía. Se había colado en mis huesos, y yo lo había dejado gustosa.
La lluvia paró un poco antes de que el sol saliera tímido. No me di cuenta de cuando eso pasó, solo sé que pasó. El sol trataba de darme calor y el viento consolarme con sus caricias, pero ninguno lograba su propósito.
Mi espalda estaba apoyada en algún edificio viejo y estropeado de Nueva York, mis rodillas dobladas, mi cabeza sobre ellas mientras mis delgados brazos abrazaban mis piernas flexionadas. Mis ojos cerrados y mi pelo dejando caer agua.
—¿Angie? —
Había escuchado mi nombre, sido nombrado por una voz femenina, voz que no había reconocido pero que sabía que conocía. No había movido un solo musculo no había sacado las palabras de Jame de mi cabeza "Violó a mi hija"
Durante aquella tormentosa noche en la que había corrido siendo mojada por la lluvia, imágenes de Zayn tomando la pureza e inocencia de una muchacha sin rostro, la misma a la escuchaba suplicar a gritos que parara, habían sido reproducidas al cerrar mis ojos.
Sus gritos suplicantes fueron ignorados igual que yo ignoraba aquella voz llamándome. Una mano buscó mi rostro bajo mi pelo y lo encontró.
—Angie, abre los ojos, mírame. —La obedecí.
La rubia de las tetas pegadas a la garganta sostenía mi rostro entre sus manos mientras me preguntaba, que hacía ahí, que había pasado. No le contestaba pues no tenia palabras.
—Vámonos. —
Me ayudó a levantarme y la seguí a donde quiera que sea que me llevara, yo iría sin preguntar. No quería volver a casa ¿estará Zayn allí? Y Jame ¿Dónde estaría? No sé cuánto tiempo camine un paso por detrás de ella, a su lado derecho.
Entramos en un piso desordenado, su tamaño estaba dentro de lo considerado normal, ni muy grande ni muy pequeño. Me informó que su compañera de piso estaba fuera "lo ha estado por tres días" dijo. Me ofreció su ducha y yo la acepte.
Me dio algo de su diminuta ropa para que usara una vez que saliera del confort del agua cayendo sobre mí, llevándose los resto del dolor del cielo y dejando mi dolor justo donde estaba.
No sería el agua quien se lo llevaría, el tiempo lo haría, después de todo es quien siempre se lleva todo, justo en el momento en el que lo quiere, se lo lleva.
Entre en la cocina, allí estaba la rubia preparando un té. No hice sonido alguno solo que quede allí, delante de la puerta mirando como Jessica dejaba que agua hirviendo callera en cascada dentro de una taza.
Tragé saliva por ver, si así, podía salir sonido alguno de mi garganta. Lo hizo y la rubia de las tetas pegadas a la garganta se giró dando con mi figura vistiendo su ropa. Un vestido rosa palo se pegaba a mi cuerpo con determinación.
—siéntate, te he preparado un té. —puso la taza delante de mí cuando me senté. —he llamado a Harry, está viniendo para acá. —yo solo asentí sentada en aquella silla de madera.
Estuvimos calladas, yo mirando el contenido de la taza y ella inmensa en sus pensamientos, hasta que unos toques en la puerta de madera robusta la hicieron moverse.
—Está en la cocina—escuche la voz de Jesica atreves del aire.
Harry se sentó en donde antes estaba Jesica, en la silla de madera junto a la mía. Se dedicó a mirarme unos segundos mientras yo miraba el té ya frio, mis manos rodeaban la taza y se llevaron su calor.
—¿Qué ha pasado? —
—es una historia larga, vámonos te la cuento luego. —
Una vez que las horas pasaron y la historia de la noche pasada se resbaló de mis labios y cayó en los oídos de Harry fui a mi trabajo. No a trabajar, no, sino a por una historia con principio y final.
A las ocho y cinco Jame estaba en su taburete y yo mirándolo tras el cristal de la ventana. Siguió con su rutina, para el hoy era igual que el ayer. Cuando empezó con la rutina que mantenía era uno de los puntos de la historia que yo estaba buscando aquel día.
La rubia de las tetas pegadas a la garganta me había sustituido, ella miraba revistas sentado en el extremo de la barro contrario al de Jame, yo hubiera leído junto a él, pero mi rutina cambió, y me dedicaba a mirar lo que el cristal me mostraba.
La campanilla anuncio mi llegada, Jessica me miró Jame no, caminé hasta el hombre del vaso de cerveza entre las manos y me senté a su lado. No llevaba libro entre mis manos pero aun así conocería una historia nueva. Él miraba el contenido de su cerveza, yo algún punto fijo en aquella pared frente a nosotros.
—Supongo que quieres la historia completa—
—Si—
Bebió lo que quedaba en su vaso, por primera vez dejo el vaso vacio, por primera vez en el fondo del vaso de cristal no había nada.
Las palabras comenzaron a salir sin fuerzas, tristes, roncas y dolidas. Cada una de ellas era una espina que se clavaban en la memoria de Jame después de atravesar mi corazón.
—Emma se parecía a ti, no físicamente pero si en su personalidad. Era tan inocente y pura como tú, sus ojos seguían irradiando la tranquilidad de una niña pequeña, como tú nunca supo hacer mal a nadie, como tú confió en Zayn—
Me contó que era rubia de pelo corto y ondulado, ojos azules como el cielo de california cuando el sol brilla en el. Su piel era blanca, tanto que quería imitar el color de la nieve de diciembre caída sobre Nueva York.
El corazón de Emma latía con fuerza en su pecho el día vio a Zayn sus ojos se cruzaron y ella confundida por el brillo de esos ojos miel no pudo ver la oscuridad en ello, yo tampoco pude hacerlo. Zayn le dijo que la quería pero no era cierto, solo quería robarle lo único que ella tenía, quiso hacerlo sin que ella lo supiese, que fuera Emma quien se lo entregara. Y ella incapaz de ver la maldad quiso hacerlo, quiso darle su pureza e inocencia.
—"yo quería papá" me decía llorando "pero me hacía daño, le pedí que para y no lo hizo" y ahí supe lo que le había robado a mi hija—
Jame me dijo que desde que Zayn tomo a la fuerza lo quería de ella sus ojos nunca más fueron azul como el cielo de california cuando el sol brillaba en él lo era, pasaron a ser como el cielo de Nueva York sin sol en el.
El dolor rodeó su corazón y se fue metiendo en el hasta sustituirlo.
—quiso perdonar a Zayn pero él no quiso saber nada de ella "solo quería follarte y ya lo he hecho" le dijo el hijo de puta, no lo soportó, tres noches después se suicidó. —
El final de la historia llegaba y estaba lejos de ser feliz. Jame con lagrimas en los ojos me dijo que la encontró sobre la cama, sus ojos estaban cerrados, su pelo rubio se abría sobre la almohada.
Llevaba puesto su vestido favorito, era rosa palo por encima de las rodillas con un estampado de flores. Sus pies estaban descalzos, parecía un ángel, solo le faltaba las alas. Su edredón blanco estaba lleno de su sangre, se había desprendido de sus venas y se habían llevado su vida.
—Acaricié su rostro y estaba frio. —
Jame pronuncio las últimas palabras de su historia, no paraba de llorar como un bebe hambriento, y mis lagrimas habían salido al principio de la historia, abracé a Jame, quise consolarlo pero fue él quien me consoló a mí. Sus brazos me rodeaban y una de sus manos acariciaba mi palo.
Tal vez, Emma, no solo pareciera un ángel, sino que lo fuera de verdad. Tal vez subió a descansar sobre las nubes. Tal vez en estos tres años en los que ella siempre tuvo diecisiete, había estado durmiendo, tranquila sobre la suavidad de las nubes con alas en su espalda y su vestido favorito cubriendo su cuerpo.
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Libérame.
AçãoÉl me dijo una vez que creía que todos tenemos un demonio dentro, que el sacaba el demonio de todo aquel que se le acercaba, hasta que llegue yo, entones comenzó a dudar si todos teníamos un demonio dentro o no, pues en mí nunca lo encontró. —Angie—...