Capítulo:31

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Acto I


Es difícil saber el camino que cogeremos en muestro pasar por la vida, la veces que lo cambiaremos y el destino al que llegaremos. Las personas que nos encontramos, pasando por los caminos e la vida, nos dejan un poquito de ellas, es raro que alguien pase sin más, sin tomarse unos segundos, al menos, para saludar.

Algunas de esas personas que pasan por nuestras vidas, nos dejan tanto de ellas que nos hace cambiar nuestros caminos. Cuando queremos mirar nuestros pies caminar ya lo hemos cambiado. A veces nos vamos a uno más iluminado y otras a otro más oscuro.

Mientras los edificios iluminados de la ciudad pasaban ante mí a toda velocidad, atreves del cristal del coche blanco de Harry, el adiós que le di a Zayn pasaba por mi mente, despacio, una y otra vez.

- ¿cómo te ha ido con Zayn?-

Que fácil le fue a Harry pronunciar esas palabras y que difícil me sería a mí darle una respuesta. ¿Cuál era la respuesta? No lo sabía. Sin lágrimas y sin gritos, sin risas y sin besos yo no sabía si bien o mal. ¿Cuál sería la verdad?

-No lo sé-

¿Qué decir cuando te vas? Adiós puede estar bien cuando no dejas atrás un trocito de tu alma, cuando sabes que vas a volver, cuando no te duele en el pecho.

Pero cuando te vas sin intención de volver, con el corazón roto en pedacitos muy pequeños, guardados en tu pecho a la espera de que el tiempo lo reconstruya, sin colocarlo en su lugar. Cuando tu alma está incompleta, cuando te alejas de la persona a la que amas y te llevas su nombre grabado a fuego en tu ser, decir adiós, puede no estar bien.

- No parecía enfadado- dijo Harry.

-No, no lo parecía-

-Angie ¿qué te ha dicho?-

- No mucho, la verdad. -

Esperé a que el coche se parara para salir de él, Harry me seguía, el silencio nos acompañaba. No encuentro mis lágrimas, pero sé que están ahí, las siento, como siento el dolor en mi pecho."Adiós, Zayn" dos palabras que me quemaban. Busqué mis lágrimas, pero no las encontré, y solo con ellas podría apagar el fuego de esas dos palabras.

El sofás se hundió por mi peso, la luna ya está preparada para cuidar mis sueños, pero primero voy a contarle lo que duele despedirse. Tumbada encontré mis lágrimas, mojaban mis mejillas. La luna las leía, llevaban escrito lo que duele despedirse, lo que me dolía haberle dicho adiós a Zayn, yo lo escribí en ellas

Conozco su potencial para hacer el mal, sé uno de sus secretos mejor guardados y conozco que guarda aún más, desconozco la oscuridad de estos y a estos también, pero sé, que Zayn, los mantiene guardado bajo llave porque pueden hacerme daño.

Con la luz de sol dando en mi podía ver mi reflejo en el espejo, tan diferente al de los últimos días, tan diferente al de antes de la llegada de Zayn a mi vida, tan diferente a la niña que un día fui. Miraba como mis manos acariciaban la piel de mi rostro, como bajaban por mi cuello, por la piel e mi pecho, como acariciaban mi estomago desnudo.

-No estás gorda, si es eso lo que te preocupa. -

Junto a mi reflejo, en el espejo de cuerpo entero colocado a conciencia en la puerta del armario de Harry, apareció el de mi mejor amigo. Su torso desnudo mostraba la tinta de su piel, tinta que contaba su historia. Unos vaqueros negros cubrían sus piernas y de su cabello caían gotitas de agua.

- ¿No me ves diferente? -

-Se pasará. - No hablaba de mi aspecto.

Tal vez esta fuera mi destrucción, mirarme al espejo y no verme a mí, solo ver un cuerpo que se parece al que un día tuve. ¿Ya no sería la muchacha tímida de palabras atascadas en mi garganta? ¿Ya no sería débil? El espejo solo reflejaba, no me contestaría esas preguntas.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora