Capítulo:22

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Cielo estrellado.

El mar seguía con su dulce melodía, tranquilizadora hacia a la calma la reina del lugar. El agua en su va y ven se llevaba y traía arena, la llenaba de su sal y hacia suya. No dejaba de contarnos sus secretos con paciencia, pero no entendíamos al mar y tampoco le prestábamos atención.

La brisa se enredaba en muestro pelo, bailaba con el mío una danza alegre y animada lejos de la calma que el mar nos dabas.

Sus ojo pegados a los míos, los míos pegados a sus ojos. Buscaban algo los unos en los otros, el que, no lo sé, no me importaba. Prefería tener sus palabras grabadas a fuego en mi alma y si después dolían, serian la prueba de una felicidad pasada.

Mi mano sin pedir el permiso, que yo le hubiera concedido, fue a su mejilla. Su barba, de unos tres días, pinchaba y acariciaba la palma de mi mano. Sus ojos brillaban compitiendo con el sol, el mar cantaba mientras el viento lo movía, la brisa acariciaba nuestros cabellos, la arena luchaba por meterse entre nuestra ropa y nuestros corazones latían en nuestros pechos.

—Tengo miedo de destruirte. — Zayn habló sin esconder su temor.

— Yo tengo miedo de tus secretos. —le confesé unos de mis miedos.

—deberías tenerme miedo a mi. —trato de convencerme.

—Pues no te tengo miedo. —

Me acerque a él dejé mi cabeza descansar en su pecho. Sus brazos me envolvieron. No hubo más confesiones de miedos escondidos no hubo nada más que dos cuerpos sentados en la arena mirando el movimiento del mar. Dos cuerpos pegados dándose calor.

Los días hasta llegar al sábado pasaron rápido, durante ellos Zayn no había dado señales de vida, él era experto en ello.  Aquel sábado lluvioso, comenzaban mis ensayos, quería convencerme me lo contrario  de lo que mi mente me decía, pero no podía, mi mente me decía que haría algo mal y encontraría a una actriz de verdad.

Tres golpecitos en la puerta y abandone los edificio que la pequeña ventana me enseñaba. Harry tras la puerta vieja, su sonrisa en sus labios, sus rizos rebeldes escapándose del gorro gris que los cubría y sus ojos verdes mirándome.

Nos abrazamos a modo de saludo, besó mi frente y antes de que pudiéramos saberlo estábamos en su coche blanco. Mientras el vehículo se movía bajo la lluvia siendo conducido por Harry, él hablaba y yo sin hacerle mucho caso al muchacho veía los altos edificios de la ciudad, que me hacían aun más pequeña.

—Bueno hemos llegado ¿es aquí?—

Asentí con una media sonrisa en mis labios. Había llegado sin problemas, el tráfico no había dado problemas y la lluvia no trató de detenernos.

Me daba miedo estar tan cerca de mi sueño, me daba miedo fracasar en una obra solidaria, si lo hacía tal vez debería plantearme dejar de luchar por conseguir algo que temía, dejar de luchar por mi sueño.

—Ven a recogerme. —

Besé su mejilla y salí, corriendo bajo la lluvia hasta que conseguí resguardarme en aquel lugar en el que podría elevarme o darme contra el suelo.

Lectura del guión y juegos con los demás actores, eso fue lo que hice en aquella primera sesión para preparar el personaje, y, la verdad, es que fue fácil y divertido.

Como príncipe azul teníamos a Louis, un muchacho de ojos azules como el mar aficionado hacer reír a todo el que le rodeaba. Como madrastra Leticia, una mujer de pelo castaño y apariencia seria, pero con una personalidad muy introvertida.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora