Necesito respuestas.
Dolía, dolía como duele tener una daga clavada en el corazón, verlo así otra vez, me dolía. Mi lagrimas caían, yo ya no las podía detener, mis labios fueron a parar a su frente, mas fría de lo que debería estar como todo su cuerpo, pero claro eso suele pasar cuando se pierde sangre en grandes cantidades como él estaba haciendo.
Me separé de él apenas unos centímetros para mirar su rostro pálido, lo acaricié mis dedos cálidos delinearon cada pequeña parte del rostro frio de Zayn, mientras mis lágrimas salía sin que yo tratara de negárselo, ya había dado esa lucha por perdida.
—Zayn despierta por favor.—susurre rozando nuestras narices.-no me hagas esto.— volví a susurrar para volver a besar su frente.
Pegué nuestras frentes y apreté mis ojos tratando de tranquilizarme y hacer algo más que llorar mientras que Zayn se desangraba a mi lado. Pero por desgracia yo no era buena en estas situaciones y Zayn tenía la mala costumbre de aparecer ante mí sangrando.
Su cabeza lentamente comenzó a moverse, me separaré de él y acaricié su rostro mientras que le hablaba.
—Zayn, vamos abre los ojos, por favor, Zayn.—
Entreabrió los ojos encontrándose con mi cara bañada en lágrimas. Con sus ojos cerrados, nuevamente, llevó una de sus manos a mi rostro y con su pulgar comenzó a dibujar círculos en mi mejilla.
—estoy bien, venga Angie tranquila.—
—Zayn…— su voz me calló.
—¿has llamado a una ambulancia?—
No, no lo había hecho, debía haber sido lo primero que yo tendría que haber hecho pero ni siquiera se me ocurrió, moví mi cabeza haciéndole entender que no e intente moverme, ir a por mi móvil y avisar esa ambulancia que el necesitaba, pero él me sujeto impidiendo que lo hiciera.
—Zayn necesitas un medico.—
—No, ya estoy bien, ayúdame a levantarme.—lo ayude a sentarse en uno de los sillones y me agache junto a él.
—¿qué tienes en contra de los médicos?—
—nada, solo que no necesito uno, estoy bien.—
—Zayn, te estoy viendo, no estás bien ¡deja de mentirme!—
Esas palabras salieron de mí con fuerza, y él siguió allí sentado atravesándome con su mirada. Su mano se posó en mi mejilla una vez más en aquella noche y su voz salió de el débil, como él estaba.
—vale, tienes razón, no estoy bien, pero lo estaré.—
Yo quería llamar a un médico y el que lo llevara a mi casa, quería que yo condujera su coche, cuando yo nunca había tenido una mano sobre un volante y un pie sobre uno de esos pedales que tienen esos vehículos. El siguió insistiendo y yo negándome, ¿como podía seguir pidiéndome que condujera sabiendo que yo no sabía hacerlo? tal vez quería que muriéramos los dos.
—Zayn, no puedo.— dije sentándome junto a él- déjame llamar a un medico.
—Angie, lo harás bien, solo tienes que hacer lo que yo te diga, y tranquilizarte.—sus ojos no querían seguir abiertos.
—Zayn por favor...—
—venga pequeña, vamos a mi choche.—
Lo senté, como pude, en asiento del copiloto y yo me senté en el del conductor. El pánico me invadió, se apoderó de cada milímetro de mí ser. Quería huir irme lejos, correr hasta que mis piernas no pudieran más, hasta que necesitara parar y respirar.

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Libérame.
ActionÉl me dijo una vez que creía que todos tenemos un demonio dentro, que el sacaba el demonio de todo aquel que se le acercaba, hasta que llegue yo, entones comenzó a dudar si todos teníamos un demonio dentro o no, pues en mí nunca lo encontró. —Angie—...