Preguntas.
Después de escuchar la regañina del hombre aficionado a la cerveza y a los cigarrillos, abandoné el calor que habitaba el pequeño lugar para que el aire helado de diciembre chocara sin ninguna delicadeza contra mi rostro. Los guantes que envolvían mis manos las protegían, al menos en teoría, del frio, como ese abrigo negro sobre mí.
Frente a mi estaba ese vehículo negro que una vez me llevó a casa, siendo conducido por aquel que no quería salir de mi mente, ese mismo que estaba apoyado sobre el con un cigarro consumiéndose en su mano derecha. Le dediqué una mirada rápida e inicié mi camino.
—Angie. —
Ignoré mi nombre saliendo de sus labios finos y rosados como si esa Angie a la que se refería no fuera yo. Ya había estado cerca de él fuera de la cafetería y nunca pasaban cosas agradables asique deje que mis pies metidos en esas botas negras siguieran moviéndose.
— ¡Angie!—
Esta vez gritó, brinqué levemente pero seguí mi camino con mi cabeza agachada y mi mirada pegada a mis pies en movimiento. Pero su tonificado cuerpo cubierto de la ropa que lo protegía del frio se puso en mi camino y a mí no me quedó otra que parar. Levanté mi mirada encontrándome con sus brillantes ojos y entonces habló.
—Sube al coche—
Agité mi cabeza y traté de continuar mi camino, pero una mano envuelta en mi delgada muñeca me lo impidió, atravesaba mis ojos marrones verdosos con su mirada tan brillante como el sol en lo alto del cielo lo es.
—No me hagas obligarte. —
—Ya lo estás haciendo. —
Yo, la que no podía pronunciar tres palabras sin trabarse acaba de decirle a un Zayn, no muy contento, esas cuatro palabras. No pude evitarlo, salieron del fondo de mi garganta antes de que pudiera pensarlas. Eso era algo que solo me pasaba con él.
Zayn tiró de mi hacia su coche y cuando quise darme cuenta de lo que estaba pasando ya estaba montada aquel Mercedes junto él que apretaba sus dientes y manos en el volente mientras conducía.
—Ponte el cinturón— gruño.
Lo había escuchado perfectamente pero permanecí congelada mirándolo hasta que me miró rápidamente, eso fue suficiente para que mi cuerpo obedeciera a mi celebro , y realizara el acto que el pidió en un gruñido. Pronto me di cuenta hacia donde nos dirigíamos, mi casa.
— ¿Cómo supiste mi nombre?— pregunte ganando su atención.
—Tú me lo dijiste— contestó serio.
—No, no lo hice. —
— ¡claro que sí! Solo que no te acordaras. —
No, no lo había hecho. No le había dicho mi nombre y el cómo lo supo seguiría a siendo un misterio, otra de las muchas preguntas sin respuestas de mi vida. Durante mucho tiempo había callado todas esas preguntas sin respuestas, las había guardado en lo más profundo de mí ser, pero con él era más difícil, necesitaba saber las respuestas y él no me las daría.
— ¿Por qué te apuñalaron aquellos hombres?—susurre.
—no vuelvas a hablar sobre eso ¡olvídalo!— su voz profunda me hizo sentir pequeña en aquel asiento de su coche.
— ¿de qué huíamos?—
Mis palabras salieron temblorosas de mi garganta sabiendo que debían quedarse dentro. El coche fue parado brutalmente en medio de la calle haciendo que mi cuerpo se moviera hacia delante para que luego chocara con el respaldo. Mechones de pelo se estacionaron en mi cara, Zayn se giró, su mirada furiosa sobre mí.
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Libérame.
AçãoÉl me dijo una vez que creía que todos tenemos un demonio dentro, que el sacaba el demonio de todo aquel que se le acercaba, hasta que llegue yo, entones comenzó a dudar si todos teníamos un demonio dentro o no, pues en mí nunca lo encontró. —Angie—...