Adiós.
Es difícil saber cuándo y de quien te vas a enamorar e imposible decidirlo, es poco probable que puedas huir de ello, es muy fácil saber si va a doler, pero somos ciegos ante esa sabiduría y nos quedamos felices para que nos invada el dolor.
La educación es un pilar importante en nuestra sociedad, no lo dudo, se que lo es. Nos enseñan idiomas, matemáticas, ciencias, geografía, historia... pero no nos enseñan a conocernos a nosotros mismo, a conducir nuestros sentimientos y a vivir.
No hay estudios sobre ello, son los secretos mejor guardados de la vida, te los va contando despacio, golpeando tus costillas con fuerza, clavando dagas en tu corazón, dándote pequeños motivos para ser feliz, quitándotelos y regalándote la sabiduría de otros sobre ella misma.
Pero la vida no es cruel, somos nosotros los que nos vamos haciendo crueles con el tiempo y a ella, no le queda de otra que ser cruel para mostrarnos la crueldad que hacemos crecer en la tierra,es plantada por nuestras manos regadas con nuestras lágrimas.
Recogemos los frutos de la planta de la crueldad y los repartimos entre los que nos rodean, creyéndolo un acto de bondad le damos a otros la crueldad que conquistará sus corazones. Y aquellos que no cogen el fruto, a los que les amarga su sabor y les quema la garganta se convierten en víctimas de la falta de piedad.
-No me ha querido dar tus cosas -el sillón se unió por el peso de Harry.-Que solo te las dará a ti dice-
-¿Cómo esta?-
Cuando alguien a quien amas te rompe el corazón, no importa, lo sigues amando y estas más preocupadas por esa persona que por seguir respirando y mantener tu mantener tu corazón latiendo. El helado de chocolate no recompone tu corazón, pero te engaña y te hace creer, apenas unos segundos, que está trabajando en la reconstrucción de eso que otro rompió.
Es el tiempo el que lo reconstruye, no lo hace del todo bien, pues toma los pedacitos que más le gusta y nunca lo completa y las cicatrices no sabe borrarlas, las queda ahí con la esperanza de otro sepa hacer lo que él no supo.
Mi corazón latía tan flojo que no lo escuchaba, el sol brillaba sobre mi ciudad, el cielo quería dejar de llorar, yo también quería, y lo hacía hasta que la luna se asomaba y desde mi cama le hablaba sobre mi dolor.
El brazo de Harry me rodeó y apoyé mi oreja sobre su corazón, quería recordar el sonido de un corazón al latir. Su mano acariciaba mi pelo en un intento de darme paz.
-ha estado mejor.- Yo también había estado mejor.- ¿vas a ir a por tu cosas? Deberías ir al menos a por ropa o ¿seguirás usando la mía? No es que me moleste pero...-
-iré después del trabajo ¿Me llevas?-
-¿iras a trabajar hoy?-
Después de tres días saliendo únicamente de casa de Harry y Natacha para ir a la universidad y sin molestarme siquiera a pasar cerca de aquella cafetería el asombro en su voz era compresible.
La rubia de las tetas pegadas a la garganta, por petición de Harry, me había sustituido con ayuda de Natacha.
La tierra seguía girando, el sol calentaba cada vez más, la luna protegía mis sueños en las noches y el tiempo seguia pasando. Así que yo decidí seguir con mi vida, una vida que ya no sería igual, una vida que era más cruel ahora, la vida quiso enseñarme algo que no aprendí con la crueldad de Zayn.
Asentí y su mano paró las acaricias a mi cabello lacio y sin volumen alguno debido a las horas que pasaba pegado a la almohada.
Harry se había encargado de llevarme y recogerme de la universidad, había dejado las comida en la cafetería para ver a su abuela y ya que estaba a Jessica tambien. Se había convertido en mi niñero, pero yo ya no era una niña, tenia que cuidarme yo sola.

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Libérame.
БоевикÉl me dijo una vez que creía que todos tenemos un demonio dentro, que el sacaba el demonio de todo aquel que se le acercaba, hasta que llegue yo, entones comenzó a dudar si todos teníamos un demonio dentro o no, pues en mí nunca lo encontró. —Angie—...