Capítulo:7

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Audición.

Había decidido venir a Nueva York para hacer mis sueños realidad, cambiar mi vida, aprender a ser quien soy, pero seguía sin poder liberarme de todos los estos miedos que me tenía atrapada en mí. Mi vida seguía siendo la misma solo que en otro lugar y con otras personas en ella, pero la misma al final.

Había leído aquel guion demasiadas veces como para llevar la cuenta, lo había repetido una y otra vez y memorizado, mientras esperaba que de aquellas palabras me dijeran si debía intentar atravesar la puerta que se me había abierto o dejar que se cerrara. Pero  lo único que saque de ellas fue que yo como Cenicienta necesitaba un  hada madrina que me señalara el camino a la felicidad, porque yo sola no lo encontraba.

Yo, tan débil como siempre, estaba dejando que el tiempo pasara, que la hora de la audición llegara sin mover un solo musculo para ir a ella. Mi corazón latía desesperado en mi pecho, el si quería sacar fuerzas de donde no las había e ir allí. Pero algo me negaba obedecerlo, algo no me dejaba ir allí.

A una hora de la prueba yo ya había decidido no ir, pero entonces tocaron la puerta. Sorprendida, ya que nunca antes nadie había tocado esa puerta, fui abrirla, y allí estaba el, vestido todo de negro atravesándome con el brillo de sus ojos miel. Parecía que mis pies fueron pegados al desgastado suelo y todo mi cuerpo congelado en apenas unos segundos.

—No hagas preguntas— me señalo con su dedo índice. —Coge tu abrigo, tienes una audición. —

— ¿Qué?—

—Eso es una pregunta. — afirmó.

—No voy a ir. —

Susurre mirando mis pies, y escondiendo todas las preguntas que él no me dejaba sacar. Zayn se acercó a mí y con sus suaves dedos me levantó la cara haciendo que mis ojos se enfrentaran a los suyos.

—Angie, sé que lo puedes hacer. — Se le escapó una pequeña sonrisa. —  Y  lo vas hacer. —

Pasó sus brazos alrededor de pequeña cintura y me separó del suelo Pataleé, intenté que me soltara, que dejara mis pies pegados al suelo pero no funcionó. Él era fuerte y yo débil.

—Zayn, suéltame, no quiero ir. —

Me queje mientras que él conmigo entre sus brazos bajaba las escaleras del destrozado edificio. Mis quejidos y esfuerzos fueron en vano, me llevaba como si se tratara de una muñeca de porcelana, sin dificultad alguna y con cuido para no romperla.

Acabé sentada, una vez más, en su coche y con el cinturón puesto para que el comenzara a conducir. Me cruce de brazos como una niña pequeña hace cuando se enfada. Él siguió con sumirada en la carretera mientras nos desplazábamos dentro de aquel vehículo.

—Te estoy haciendo un favor y lo sabes. — dijo mientras miraba la carretera y trataba de esconder su sonrisa.

—Me da igual que me lleves no hare la prueba. — dije en un susurro.

—a ver. —suspiró. —hagamos un trato, tú haces esa prueba y yo contesto una de tus preguntas.

Eso fue como música para mis oídos, no la parte de “tú haces la prueba” pero si la de “yo contesto una de tus preguntas”. Deje que el cruce de mis brazos se desacera y me dediqué a mirarlo unos segundos.

A alguien que estudia Arte dramático no debería asustarle hacer una audición, amenos no tanto como para huir de ella. Pero a mí sí me asustaba, y mucho. Pero supongo que el que respondiera a una de mis preguntas me importaba más. Ya que el alimentaba mi curiosidad y esta crecía sin descanso en m ser.

—Vale, pero me respondes ahora. — dije mientras lo miraba el asintió.

—Pregunta antes de que me arrepienta. —

— ¿Por qué querías que me fuera cuando te encontré apuñalaron?—

Sus ojos comenzaron a dejar de brillar al oír mis palabras, pero era de esperar que preguntaría algo así asique supongo que por ello  pronto volvieron a brillar. Paró el coche frente las puertas del teatro, se quitó el cinturón de seguridad y miró mis ojos como si así pudiera saber que estaba pasando por mi cabeza.

—Quería protegerte. —

Dijo con toda la sinceridad que su voz podía mostrar. Rápidamente salió del coche y una vez fuera esperó a que yo saliera. Salí cuando procese sus palabras y corrí hacia él.

— ¿protegerme de que?—

—Dije una pregunta. —

Puso su mano derecha en mi cintura baja y me hizo entrar, y cuando mi pie se posó en el suelo del local el miedo se apoderó de mí. Quería irme, salir corriendo, y probablemente lo hubiera hecho si la mano de Zayn en mi cintura no me estuviera guiando por el lugar.

—Angie, tranquila lo vas hacer bien. —

Trató de tranquilizarme pero no lo consiguió. Me hizo entrar de un leve empujoncito y en unos segundos estaba subida en el gran escenario con dos grande focos apuntándome. Cerré mis ojos con fuerzas mientras respiraba hondo. Cuando los volví abrir me percaté de las tres personas fijas en mí esperando a que yo hiciera algo.

No sé en qué momento pasó ni porque, pero mi corazón dejo de lanzarse una y otra vez con fuerza contra mis costillas, las palabra salían solas de mi boca y mi cuerpo se movía como un pez lo hace en el mar.

Cuando termine de adicionar salí para encontrarme a Zayn apoyado en la pares con su móvil en las manos. Me acerqué a él y rápidamente guardó su teléfono móvil para después mirarme.

— ¿Qué tal?—

—No lo sé, que ya me avisarían. —

Asintió y fuimos a su coche. Durante el trayecto, a pesar de que luché para hacerlo, no pude callarme, tuve que preguntar, sabiendo que a Zayn no le gustaría y arriesgándome a ver de nuevo a un Zayn furioso.

—Zayn. —

—Dime— dijo fijo en la carretera.

— ¿Cómo sabias lo de la audición?—

Susurré aquellas palabras asustada de las que pudieran salir de él, estaba preparada para que me gritara, pero no lo hizo me miro fugazmente pero después con su mirada en la carretera hablar.

—Angie, no sigas con las preguntas. —

—Por favor respóndeme. — le supliqué.

—Angie para. —

Comenzó apretar el volante más de lo normal, sus nudillos se volvían blancos y sus labios formaban un alinea recta. Y fue ahí cuando supe que debía dejarlo, que lo único que conseguiría sería que me gritara con la vena palpitante de su cuello hinchaba, sus ojos perdiendo ese brillo tan característico con el que yo me empezaba a encariñar y sus ojos abriéndose tanto que pareciera ficción, mientras yo me hacía pequeña en aquel asiento.

Tuve suficiente con ver a Zayn así una vez, aunque sabía que no sería la única vez que eso pasaría, asique deje que el silencio se apoderara del vehículo durante el resto del trayecto.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora