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Un día por la tarde, mientras Danna descansaba de haber pasado todo el día con Vania, planeando todos los preparativos para la boda. Decidió acostarse en su cama a pensar todo lo que había vivido en los últimos días.

Lo primero que llegó a su cabeza fue su beso con Liam, una sonrisa se formó en su boda y se sentía feliz de recordarlo. Pero no había sentido nada.

Él la había besado pero ella no sintió nada, entonces ¿por qué sonrió cuando se separaron? Fácil, por compromiso.

Liam sonreía completamente enamorado, o eso pensaba Danna y al verlo, Danna se sintió mal por quedarse como piedra frente a él y sonrió.

¿Qué pasaba ahora? Nada, volvió a contestar. No podía hacer nada. Tal vez fue porque Liam no dio señas de querer besarla, solo lo hizo así de repente.

Danna se paro de la cama y camino a la ventana y antes de llegar a ella vio una de sus esculturas iluminadas. La imagen de Jorge llegó a su mente y sonrió como una estúpida, tocó sus labios y recordó esa noche, esa noche en la que se besaron. Todo pasaba rápidamente y ella seguía sonriendo, recuerdos, eran eso, recuerdos de Jorge.

Danna suspiró y miró la ventana confundida. ¿Por qué no había sentido nada con Liam?  ¿Por qué al recordar a Jorge sonreía? Volvió a suspirar y se quedó mirando la ventana.

En ese momento Jorge se encontraba en la azotea del edificio, tenía una cerveza y al igual que Danna estaba pensando en todo lo que habían pasado. Sonrió al recordar a Danna. Cerró los ojos al recordar aquella pelea, recordó que desde ese día Danna y él no hablaban. Tomó su guitarra y empezó a tocar los primeros acordes para tratar de olvidar lo que estaba pensando.

El día de la boda, Danna se puso un vestido rojo y se arregló un poco, tomó su bolso y descolgó el vestido de dama de honor. Tomó las cosas necesarias y se dirigió a la puerta, la abrió y mientras la cerraba Jorge abría la suya. La observó de espaldas unos segundos, se veía hermosa. Danna terminaba de cerrar la puerta y se dio la vuelta, observó a Jorge y el negó cerrando su puerta. Danna sonrió tímidamente, se lamió los labios y rompió el silencio.

-Jorge.-Lo llamó.-Hola.

-Hola.-Contestó Jorge volteando a verla.

-Que sorpresa verte aquí.-Sonreí.-Tan elegante...¿A dónde piensas ir?

-Em...a una boda.-Sonrió Jorge.-Tú también, ¿no? Hoy es el gran día de Vania.

-Si.-Danna tragó pesadamente, al recordar como ella había invitado a Jorge.-Wow, irás a una boda tú también...que raro.-Sonrió y se acercó lentamente a Jorge.-¿Quién se casa?-Él miró al suelo y cerró los ojos fuertemente, moría por tenerla en sus brazos y para negarse a si mismo hacerlo, metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

-Ah...no lo conoces.-Dijo de la forma más educada, pero sonó duro para el como para Danna y dicho esto caminó hacia las escaleras.

-Oh.-Danna vio como Jorge bajaba las escaleras, se acercó al barandal.-¿Tienes pareja o algo?-Preguntó levantando la voz, estaba a punto de romperse.-¿Ya sales con alguien?-Y Jorge se detuvo.

-No te preocupes, Danna.-Dijo con la voz gruesa y siguió bajando. Danna abrió la boca, quería decirle algo pero no sabía que, bueno si lo sabía, quería disculparse con él pero por alguna razón no sabía, sin saber que decir le grito.

-No bebas demasiado.-Pero Jorge ya no contesto, siguió bajando. Danna mojo sus labios y cerró los ojos, después de asegurarse que no lloraría o haría algo estúpido. Bajo las escaleras y se dirigió hacia el lugar de la boda.

Los jardínes estaban adorados con las flores favoritas de Vania, en el jardín principal estaban las mesas y aún lado de este se encontraban llegando varios invitados. Empezaban a entrar al otro jardín en donde sería la ceremonia, todo lucía perfecto.

Danna entró a la casa donde estaría alistándose Vania, saludo a las demás damas de honor y se empezó a alistar. La boda sería en menos de una hora pero necesitaban ayudar a Vania, pues estaba nerviosa.

Cuando Danna se terminó de arreglar, salió de la habitación, y se dirigió a la de Vania. Todas estaban ayudandola a ponerse el vestido.

-No puedo respirar.-Dijo Vania mientras su madre le cerraba el vestido.

-Oigan, ¿mi peinado esta muy alto?-Preguntó Danna entrando a la habitación.

-No, cariño, no. Es perfecto.-Le contestó su madre, ella sonrió aliviada. Su madre se acercó a ella y le susurró.-El vestido ya no le queda, inténtalo.

-Ssshhh.-Susurró Danna, y se acercó a Vania.

-¿Por qué ya no sube?

-Oigan.-Llamó Danna tomando el cierre del vestido de Vania.- ¿Pueden ayudarme?

-¿Dónde esta mi sándwich?-Preguntó Vania.-¿Alguna de ustedes se comió mi sándwich?

-No, nadie se lo comió.-Dijo Danna.-Relajáte, ¿si? Georgina, Claudia.-Las llamó.-Encuentren su sándwich.

-Si, claro.-Contesto Claudia.

-Escuchen, no quiero que entren en pánico.-Habló el organizador entrando a la habitación.-Pero.-Todas voltean a verlo preocupadas.

-¿Qué esta pasando?-Preguntó Mina.

-El arpista no vendrá.

-Oh.-Dijeron preocupadas.

-¿Tenía un arpista?-Preguntó Vania.

-Se rompió un dedo en el fútbol, y como era el único, en los fines de semana favoritos para las bodas, todos están ocupados.

-Oh dios, ¿por qué tiene que pasarme esto a mi?-Dijo su madre, agarrándose la cabeza. Todas las voltearon a ver confundidas.

-Tengo la lista de todas las bodas que habrá hoy, y encontré un reemplazo que vendrá tan pronto como terminé la otra boda. Y si no se presenta tocaré la tuba.-Dijo orgulloso.

-Listo.-Hablo Danna al cerrar el vestido, las demás sonrieron.

-Ahora casemos a esta chica, ¿si?

-Si.-Gritaron todas emocionadas.

-Lo encontré, Vania.-Gritó Claudia detrás del sofá sosteniendo el sándwich de Vania.

-Aah, gracias.-Vania se acercó a ella, lo tomó y le dio una mordida.

...

Contando a mis ex- JordannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora