Marinette apuntó las tareas que les estaba explicando la profesora Bustier como una autómata. Llevaba días así en realidad. No paraba de darle vueltas y más vueltas a su discusión con Adrien, sin entender muy bien cómo se le había ido la situación de madre de esa manera. Bueno, en realidad sí lo sabía. Se había sentido muy expuesta y vulnerable al darse cuenta de todo. Frágil y herida, se había puesto a la defensiva al verse engañada. Se había sentido utilizada como un juguete. Quería pensar que Chat, su amigo, no actuaría jamás así con ella, pero era incapaz de deshacerse de la duda de si en realidad lo conocía.
Alya, que estaba sentada a su lado, le dio un codazo suave para llamar su atención. Le hizo una mueca en silencio, preguntándole si estaba bien. Marinette fingió una sonrisa para nada creíble y se encogió de hombros. Alya la observó fija con el rostro constreñido por la preocupación antes de pasarle un papelito por la mesa.
¿Qué te pasa?
Marinette la miró y supo al momento que Alya no la iba a dejar escapar así que escribió en el papel.
No pasa nada, estoy bien
Alya la observó, incrédula.
Eso no te lo crees ni tú
Marinette garabateó su respuesta en el papel.
Pues es lo que hay
—Oh, venga ya —dijo Alya en voz demasiado alta para una clase silenciosa.
—¿Hay algún problema? —preguntó la profesora Bustier.
—No, profesora, ha sido un lapsus —se disculpó Alya.
Alya le dio la vuelta al papel, que ya tenía la parte de delante llena de sus mensajes, y escribió.
No lo hago por incordiar, de verdad estoy preocupada
Marinette miró el papelito y contuvo el deseo de soltar un quejido apesadumbrado. Estaba intentando salir del paso y omitir lo que había pasado, olvidarlo. Pero era difícil pasar por alto lo herida que se sentía. Le tomó la mano a Alya, en silencio, y su amiga correspondió el agarre en un gesto de ánimo.
Finalmente la clase terminó y Marinette empezó a recoger, preparándose para volver a casa.
—Ey, Marinette —la llamó Rose a sus espaldas.
Con la maleta a medio cerrar Marinette se dio la vuelta y se encontró con que Juleka y Mylène también estaban ahí.
—Estábamos pensando en ir a tomar un batido, ¿qué te parece? —preguntó Rose—. ¿Te apuntas?
—¿Qué? —preguntó Marinette, sorprendida.
—Es una nueva cafetería vegana que han abierto cerca de mi casa —explicó Mylène—. Los batidos de fresa y galleta están de muerte.
—También lo decimos por ti, Alya —apuntó Rose.
—Venga, por qué no —se animó Alya enseguida—. Me apetece uno de chocolate.
—Hacen uno de cacao y avellana que está muy rico —comentó Juleka.
—No te creía a ti muy fan del chocolate, Juls —dijo Alya.
—Mientras no sea chocolate blanco, me sabe solo a azúcar.
—¿Qué dices Marinette? —preguntó Rose—. ¿Te apuntas?
Marinette tenía unas ganas tremendas de irse a su casa y esconderse bajo la colcha con una caja de pañuelos, pero una parte de sí misma protestaba enfadada ante esa idea.
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Atrapada entre bits
FanfictionEn un mundo donde los superhéroes son admirados y están en boca de todos, hay secretos que pueden tener un precio muy alto y mentiras que pueden ocultar las cicatrices. "Atrapada entre bits" forma parte del reto #MarinetteMarch2022.