Marinette dio una vuelta más en la cama. Había dado tantas que la sábana bajera se le había desenganchado un par de veces, para su fastidio. No conocía a nadie a quien las desveladas contra su voluntad le sentaran bien, y ella, con lo que le gustaba dormir, no iba a ser la primera.
No podía dejar de pensar en lo que le había dicho Adrien cuando se despidieron de Alya a la salida de la cafetería. Su amiga se había ido contenta y aliviada de comprobar que Marinette se encontraba mejor y que su novio le parecía buena persona, por no hablar de su entusiasmo al haber conseguido sonsacarle a Adrien algunas respuestas para el Ladyblog, aunque había prometido que mantendría la identidad de ChatNoir off the record. Mientras, Marinette se había quedado hecha un flan, comida por los nervios.
Habían ido caminando hasta el parking donde habían quedado con el Gorila, como cariñosamente llamaba Adrien a su guardaespaldas.
—¿Qué te ha puesto tan nerviosa? —le había preguntado Adrien.
La había mirado con el ese brillo en sus ojos entrecerrados que reflejaba preocupación y, aunque intentaba sonreírle con amabilidad, la mueca le había quedado extraña. La reacción de Marinette lo había puesto nervioso.
—Cuando discutimos, no fue solo porque tú hubieras descubierto mi identidad de esa forma —le había respondido Marinette—. Aunque un poco sí. Pero el mero hecho de que alguien conozca a la persona tras la máscara me pone incómoda.
—Pero Alya es tu amiga.
—Lo sé.
—Y se preocupa por ti.
—Lo sé.
—Muchísimo.
Marinette había soltado el aire lentamente, con pesadez, con el pensamiento de que ojalá sus preocupaciones se fueran con aquella respiración lenta y trabajosa. Por supuesto no fue así.
—Lo sé —había repetido ella, agotada.
—¿Qué te preocupa? ¿Qué revele quién eres?
Marinette se había mordido el labio en silencio.
—He leído su blog también, no sabía que era de ella, pero lo he leído —había señalado Adrien—. Es muy profesional, no se deja llevar por el clickbait y trata de forma justa a sus fuentes, creo que fue sincera cuando dijo que me pondría en el artículo sin revelar quién soy, y no lo haría contigo. Eres su amiga, Marinette.
Marinette dejó de andar de improviso. Adrien se había detenido a su lado. Observó su rostro, cómo tenía los ojos brillantes por las lágrimas que no se atrevía a derramar y temblaba fruto de la ansiedad.
—Marinette...
—Y si... —había intentado decir Marinette. Clavó la vista al suelo, avergonzada y confundida—. ¿Y si la decepciono?
—¿Por qué ibas a decepcionarla?
—Porque yo no soy como Ladybug.
Adrien la observó perplejo y confundido, sin entenderla.
—Es un personaje 3D, nadie espera que...
—No me refiero a eso, es, ¡agh! ¡Es todo! ¿Has leído sus artículos? ¿Has visto cómo me pone?
—Como la mejor —había contestado Adrien, sin entender qué tenía eso de malo.
—¡Exacto! Para ella Ladybug es fuerte, es valiente, casi que es una heroína, puede plantarse ante todo y salir adelante y yo, ¡mírame! Es imposible que alguien piense que Ladybug y yo somos la misma persona.
—Marinette, eso no es así.
—¿No te costó a ti creerlo?
—No por lo que estás pensando —había dicho Adrien rápidamente, alarmado—. Fue porque nos conocíamos de hacia tanto tiempo, con esa camaradería que creamos tú y yo, que me era difícil imaginar a Ladybug siendo nadie más, pero solo tuve que prestar atención y darme cuenta de que todo estaba ahí, a la vista, que solo tenía que prestar un poco de atención para verlo y cuando lo sume todo, no hubo ni un vestigio de duda en mí.
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Atrapada entre bits
FanfictionEn un mundo donde los superhéroes son admirados y están en boca de todos, hay secretos que pueden tener un precio muy alto y mentiras que pueden ocultar las cicatrices. "Atrapada entre bits" forma parte del reto #MarinetteMarch2022.