De nuevo todo era blanco, no sentía nada, no sabía donde estaba, pero a la vez sí.
Una figura conocida se dejaba ver. Sabía de memoria la ropa que llevaba, pantalones rasgados, jersey a rayas negro también rasgados, chaqueta blanca y una coleta. Conforme se acercaba, la mancha roja de su estómago se hacía más notable. Tras él, asomaba la cabeza de una figura femenina y rubia, a pesar de que sonreía, era notable su dolor. Normal, su cabeza sangraba.
Otras dos figuras, ahora vestidas de rojo, también se acercaban. Uno de ellos, de pelo blanco, tenía tres agujeros en su pecho, el rubio, simplemente tenía todo su cuerpo destruido. Bueno, a pesar de que vestían de rojo, la sangre era notable.
Pelo rubio trenzado, con un tatuaje de dragón, al igual que el de pelo blanco, tenía tres agujeros en su pecho.
Otra persona rubia, gigante e intimidante se acercaba, el en cambio, tenía todo el rostro ensangrentado, pero Takemichi sabía perfectamente quien era.
—¡Takemicchi!—saludó la chica abrazando al nombrado. —Mmm...si...hola... —¿De nuevo triste?—sonrío el moreno mostrando sus característicos colmillos. —Bueno yo... —¡Takemicchi!—gritó casi el trenzado haciendo que el chico se encogiera. —¿S-sí? —Escucha bien—el de ojos azules asintió—Gracias a ti hay muchas personas vivas, no debes sentirme mal por nosotros—Takemichi quería hablar, pero el chico lo freno—No morimos por tu culpa, unos lo hicimos por nuestra cuenta, otros nos mataron y otros por accidente —Draken-kun... —Takemicchi, gracias a ti Kazutora está vivo—dijo el moreno. —¡Hina-chan también!—alegre añadió la chica. —Hina, yo, Kazutora, Taiju, Hakkai, Yuzuha, Angry, Chifuyu, Mikey, Naoto, Mitsuya, Senju —Incluso a Kakucho—por fin dijo algo el de pelo blanco, —Salvaste a todos ellos, ¿Por qué lloras por nosotros? —¡Si no hubierais muertos Mikey-kun estaría bien! —Takemicchi no todo es culpa tuya—algo enfadado habló el moreno. —Piensa en ti también—ahora fue la chica. —N-no, yo...tengo que proteger a todos... —No eres Dios—afirmó el de pelo blanco. —Pero yo... —Tenemos que irnos—dijo el rubio magullado. —Takemicchi, cuídate, y no llores por nosotros—le pidió sonriendo el del tatuaje. —¡No! Esperad, por favor...
A pesar de sus intentos por llamar la atención del grupo, ninguno se volvió.
EL rubio despertó con un sobresalto. Se quedó mirando el techo, su pecho subía y bajaba a gran velocidad, estaba sudando, no sabía porque, pero sudaba.
De la nada, el techo y todo a su alrededor se volvió borroso, al cerrar los ojos noto como un líquido caía en ambas mejillas, vaya, estaba llorando.
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Se hizo bolita bajo sus sábanas, a pesar de que lloraba, su familia no lo noto. Aún sentía calidez en las zonas que aquellas personas tocaron. Lloraba por la culpa, por no salvarlos; lloraba por los recuerdos, si bueno, con Izana y South apenas vivió momentos, pero Izana por fin asumió lo que hizo y quería vivir una vida con los Sano, o al menos con Mikey, y South, no merecía morir.
No pudo dormir el resto de la noche, culpa, dolor, melancolía, nostalgia, todo esa mezcla de emociones solo las podía expresar llorando solo y hecho bola bajo las sábanas.
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